Archivo por meses: octubre 2012

Guerracivilismo

Algunas de las declaraciones del neoindependentista Artur Mas y sus adlláteres, incluido Jordi Pujol, y algunas de quienes les contestan tienen todo el tono de una guerra civil.  Los propagandistas de Bildu no han abandonado la permanente justificación de su guerra civil declarada a España. Los dicterios de Tomás Gómez, cada día más arrabiato, en la Asamblea de Madrid contra los parlamentarios del PP y sus progenitores son sucia y pretérita verborrea guerracivilista. El incalificable simulacro jocoso-degradante de la TV3 catalana de matar al rey y herir a un periodista en las piernas (¿evocando el tiro a las piernas de Federico Losantos por un terrrorista?) es ya un juego nefando  digno de un descansillo de una guera civil: el despido del director de esa macabara broma me parece demasiado leve, y espero que entre pronto en la órbita penal. Las diatribas electorales del seudomesiánico Beiras, llamando pirañas a sus enemigos y acusándoles de limpieza étnica, si no son propias de una guerra civil, la preparan. Y para qué hablar de esos aprendices de energúmenos, que asaltan o invaden el colegio de los Salesianos en Mérida al grito de ¿Dónde están los curas, que los vamos a quemar? (Para empezar, los salesianos no son curas ni frailes, sino religiosos). Salvador Sostres, periodista polémico y buen escritor, entra al trapo de esos miserables y, con la ocasión de que entre los jóvenes bárbaros hay algunos comunistas, compone él mismo, con retazos muy verdaderos, una pieza típica guerracivilista: ¿Cómo que dónde están los curas? ¿No sabes dónde están los curas, comunista?. No me extraña. Y no me extraña porque están donde tú no estás ni nunca has estado. Mientras tú haces el ridículo con tu ideología de fracaso y de muerte, ellos están predicando el amor y la vida. (…) Siempre habéis querido quemar igesias y a los curas, eso no es ninguna novedad. (…) Pero, por suerte,  al final habéis perdido siempre. Todo lo vuestro se ha derrumbdo de miseria y muerte.


Una sociedad enferma (VI)

El recorte de 10.000 millones en sanidad y educación ha hecho reaccionar máximamente a la sociedad española, que cree le desmantelan el llamado Estado de bienestar. Ignacio Sootelo nos ha recordado que una cosa es el Estado de bienestar y otra el Estado social. Éste último nació con el canciller alemán Bismarck, en el siglo XIX, ligado a las grandes empresas, para domeñar al movimiento obrero,  y cuyo objetivo era la paz social: sanidad, pensiones, educación y seguro de desempleo. El Estado de bienestar completa las prestaciones del anterior, al distribuir la renta nacional desde una perspectiva más igualitaria, haciendo hincapié en una educación compensatoria, bajo el principio sublime de la solidaridad. En España la escolarización primaria plena empezó con la ley general de Educación, del ministro Villar Palasí, en 1970. Desde entonces hemos llegado a escolarizar hasta los 16-17 años un 70% de chicos y adolescentes, y un 25% en el grupo de los 18-25 años. Con  más de millón y medio de universitarios, España es uno de los países europeos con mayor población juvenil en las aulas. En la última década el gasto en educación ha crecido a un ritmo constante: de 29.327 millones de euros, en 2001, a 53. 306 en 2010. Las becas y ayudas superiores supusieron en 2011 unos 1.600 millones de euros,  un 3´5% más que el curso anterior, y los beneficiarios fueron 1.730. 874 alumnos. El decreto del Gobierno actual, que implica tanto a la enseñanza pública  como a la concertada, con templa reducir el gasto del 4´9% del PIB actual al 3´9% en cinco años, lo que suma unos 7.000 millones. Y, además, afecta: a la jornada de profesores, a la ratio de alumnos por aula, a las tasas universitarias  y a las becas en el mismo sector. El más difícil acceso a la universidad  de quienes no puedan pagar las tasas; la reducción de becas; la reducción de profesores, y ahora con una mayor carga lectiva, así como la mayor ratio de alumnos por aula son los aspectos más criticados y protestados. Pero todo ello deberá contrastarse con los primeros resultados sobre el desdichado fracaso escolar, una de las notas de nuestro sistema educativo, que sitúa a España, con un 30% de abandonos, por debajo de la media europea y da resultados negativos en lectura, matemáticas y ciencias, según todos los informes PISA de la OCDE. Pero el informe PISA sigue criterios muy abstraídos de la realidad cotidiana, y no valora, por ejemplo, el valor primordial de la integración en España de  numerosos alumnos excluidos hasta hace bien poco de la escuela, además de muchos inmigrantes, que, naturalmente condicionan el resultado final de la encuesta,  sin jerarquizar  valores, como si de un país todo de ricos y de familias de profesionales se tratara. Mucho está, pues,  por ver, por vista que sea la protesta general de profesores y alumnos, a menudo distinta en muchas de sus expresiones concretas.

Jil Van Eyle y el “teaming”

Entre tanta indiferencia, discriminación, injusticia y crueldad, dentro y fuera de la crisis, hay gente, mucha gente, dedicada a hacernos la vida tolerable y hasta feliz, que no escatima ni tiempo ni medio alguno para conseguirlo. Como  ese holandés,  de difícil nombre, que fue un empresario rico y triunfante, quien, al nacer su hija con hidrocefalia, pasó del preguntarse vulgar “¿Por qué me pasa esto a mí?” a escribir el libro superventas Cómo dejé de ser un idiota. E inventó el célebre “teaming” (haciendo equipo), idea que comparten miles de empresas en cuarenta paises del mundo,  mediante la cual se recaudan 200.000 euros al año para pequeños proyectos sociales. Basta un euro al día. Genial y estimulante. Otra señal viva de esperanza. De abajo hacia arriba. Y en un clima de entendimiento y consenso  en cada lugar, que hace posible este pequeño milagro al alcance de todos.

Desaparece mi biblioteca digital

A finales del mes de junio, miré un buen día mi Biblioteca digital, situada en en el ángulo superior derecho de este Cuaderno, y me encontré con uuna ventana ininteligible para mí, que ahí sigue. Llamé a quien tenía que llamar. Pasó un cierto tiempo veraniego, tiempo del bel far niente. Después, todos mis llamamientos y requerimientos  a quien podía y debía han sido inútiles. Tal vez he aguantado demasiado tiempo. Mis cinco series, que iba ampliando poco a poco, con varios libros completos, han desaparecido. Es una pérdida muy dolorosa y costosa para mí. Ojalá pudiera ayudarme alguien. No tengo más remedio, pues, que abrirme la vía judicial. Y Dios con todos.

Cumpleaños

Llegaste al mundo, Belén,
en el tiempo de las uvas,
de la vendimia y las cubas.
Tiempo de bravas palomas
repasando nuestras lomas,
también.

Yo te doy mi parabién,
porque, aunque tú no lo veas,
y a veces ni te lo creas,
la vida es máximo don
y la única ocasión.
Amén.

El ideal común de un catalanista

El día 10 de septiembre de 1931, en el debate parlamentario sobre el proyecto de Constitución, tomó la palabra el diputado de la Lliga Regionalista -el partido antecedente de la actual CIU- por Barcelona,Ramón de Abadal, uno de los pocos representantes de su partido, muy minoritario en ese momento frente a una magna representación de Esquerra Republicana. El mejor historiador catalán de la Edad Media prometía defender, juntamente con la fuerza mayoritaria catalana, el Estatuto catalán, ya elaborado en Cataluña. Para  la LLiga, presidida por el ex ministro de la Corona, Francisco Cambó, la autonomía catalana sólo tenía sentido, según don Ramón, dentro del Estado español y en ella veían, siempre y sobre todo, el reflejo dentro de la Constitución, o, mejor, de las leyes cosntitucionales, considerando como un todo conjunto la Constitución y el Estatuto de autonomía de las regiones; el reflejo, digo, de la verdadera constitución de España, en que, dentro de la unidad superior hay una variedad de las distintas regiones que pueden enlazarse y engranarse perfectamente, para que entre ellas, buscando cada una su ideal propio, pero con la vista puesta en el ideal común, puedan trabajar por la grandeza de España y puedan, entre ellas, ser un estímulo recíproco para que la prosperidad del Estado pueda ir siempre en continuo progreso.

La Teoría de los Conflictos

La Teoría de los Conflictos está representada en su máximo nivel por las propagandas elaboradas por el Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD), a partir de las necesidades de las personas, no de los mandatos de los Gobiernos, de los dictados de un partido único, ni siquiera de los programas de los partidos democráticos. Se llama Teoría de los conflictos, porque el verdadero desarrollo se genera habitualmente dentro de distintos grupos sociales que tienen intereses diversos, a menudo contrarios. Para los defensores de la misma, los seres humanos son mucho más importantes que los solos indicadores económicos. Tampoco el progreso tecnológico es el valor supremo, siendo un gran valor, y la austeridad, por ejemplo, junto a otras actitudes humanistas, especialmente en tiempos de escasez, lo es igualmente. Los bienes del mundo deben ser compartidos, en la mayor medida posible, por todos los que los necesitan. Y no es éste, precisamente, el paradigma del modelo que tiene al Mercado como guía supremo.  La justicia sí que es el valor supremo, y en todos los niveles: desde el local hasta el mundial. La resistencia a toda dominación del hombre sobre el hombre desemboca a veces en una revalorización excesiva de la propia identidad política, cultural o religiosa; en una idolatría de lo individual, grupal, regional, nacional…, que genera de nuevo exclusiones e injusticias. Por otra parte, la educación en este modelo es una educación popular y participativa, que ha de respetar toda diversidad equilibrada, sin estar nunca subordinada en todo y para todo a la jerarquía tecnológica. – Siendo en nuestro tiempo coexistentes varios modelos de sociedad, de escuela y de participación, y sus fronteras a veces muy permeables, habrá que tener sumo cuidado en no confundirlas teóricamente para no acabar confundiéndolas en la práctica. O, lo que sería peor, confundirlas en la práctica para acabar confundiéndolas en la teoría.

La Teoría de la Competencia

Antes de recordar -algo tan necesario en estos momentos- la Teoría de los conflictos, del sociólogo de Lovaina, Guy Bajoit, apuntemos las otras tres Teorías precedentes que él también estudió y que hacen  aquélla posible e inteligible. Tras la Teoría del Desarrollo que rige el modelo tecnológico o desarrollista del Estado-nación, en el que el pueblo actúa siguiendo el mandato de las estructuras de los Gobiernos,  y de la Teoría de la Revolución, guía del modelo comunista, superado ya en casi todo el mundo, llegó la Teoría de la Competencia, que completa o sustituye en casi todos los países el modelo desarrollista anterior. Estructuralmente tecnológico como aquél, reduce fuertemente el poder del Estado, según las reglas del liberalismo posmodermo, y confía casi todos sus resultados  a los mercanismos reguladores del Mercado. Es el que defiende a capa y espada de sus informes anuales el Banco Mundial. Su poder no depende ya de las instituciones de los Estados, sino  de la máxima libertad de los patronos y patrones financieros, de los dueños de las grandes empresas y de los grandes medios de comunicación, los poderes más fuertes del mundo de hoy. La educación propia de este modelo es la tecnocrática selectiva, carente en general de ideales sociales. Estamos, pues, ante el llamado darwinismo social -perdón a Darwin, que nunca imaginó tal cosa-, que excluye a los no aptos y discrimina a los menos aptos, siendo los aptos los consagrados con todas sus veras al culto del Mercado y de la mercadotecnia.