Archivo por meses: septiembre 2006

Islamistas contra el Cristianismo

Estuve contra las caricaturas de Mahoma y hasta pienso que hubiera sido mejor que este excelente papa, a quien venero y a quien admiro, no hubiera empleado esa equívoca anécdota histórica en su sabio discurso en Ratisbona. Y a la vez me uno a la repulsa declarada, estos días, por tantos demócratas, creyentes o no, del terrorismo y el fanatismo de muchos musulmanes; repudio el silencio de los creyentes islamistas a los que llamamos “moderados”, y más todavía la cobardía de tantos políticos e intelectuales occidentales, que no levantan nunca la voz contra la frecuente persecución y matanza de cristianos en África y en Asia, a manos casi siempre de mahometanos, y que, con tal de no defender ahora al papa y a los cristianos en peligro, son capaces hasta de parecer inhumanos. “Después de haber vencido al fascismo, al nazismo y al stalinismo, el mundo se enfrenta a una nueva amenaza totalitaria mundial: el islamismo…”, comienza diciendo el reciente manifiesto de 12 intelectuales de todo el mundo, encabezados por la holandesa-etíope Ayaan Hirsi Ali, amenazada de muerte, como tantos intelectuales y profesionales de origen musulmán.

Insidiosa Reconquista

En el resumen que de una intervención suya, en homenaje a Juan Goytisolo en Marrakech, nos hace Juan Luis Cebrián en su periódico, podemos leer: “Sin las Cruzadas y la Inquisición, sin la insidiosa Reconquista ibérica, podríamos -¿quién sabe?- haber asistido al florecimiento de una civilización mediterránea, ecuménica y no sincretista, en la que convivieran diversos legados de la cultura grecolatina, lo mismo que conviven hoy las dos Europas, la de la cerveza y el vino, la de la mantequilla y el aceite de oliva, en una sola idea de democracia”. Dejando a un lado otros comentarios, que podrían ser incluso sarcásticos, por ejemplo, que el cristianismo y el islam sean sin más legados grecolatinos, me interesa más comprobar el significado y el calado que para el autor tienen estas dos “religiones”, a juzgar por otros legados con que los compara: el vino y la cerveza, el aceite y la mantequilla, que, por lo visto, hacen dos Europas. Sabido esto, ¿para qué dar importancia a los disparates del artículo?

Liberalismo enfermo

La demolición del liberalismo no fue una moda pasajera de los años treinta del siglo XX. Fue, al decir de Stephen Holmes, una actividad recurrente de la cultura política occidental desde al menos la Revolucón francesa. Pero en la Europa de entreguerras esa implacable hostilidad para con el liberalismo fue divisa común de la derecha como de la izquierda, cuyos extremos se llamaron fascismo y comunismo. El liberalismo no estaba sólo superado, sino crónicamente enfermo. Y hasta muchos que alardeaban de liberales, cuando no se inhibían, criticaban más o menos velaldamente no sólo los excesos, también los principios y valores del liberalismo. No hay más que recorrer las biografías de los mejores intectuales y políticos españoles durante la Dictadura de Primo de Rivera y sobre todo durante la Segunda República y el primer Franquismo. Los liberales pasaban por enonces como pusilánimes, dudosos y pactistas, que no entendían la sociedad de su tiempo y no habían aprendido aún que la política  es una lucha incesante y viril.  Era una coartada perfecta para los enemigos de la libertad.

Órdenes religiosas

La disolución, la expulsión o  una ley especial que redujera el poder y hasta los derechos de las órdenes y congregaciones religiosas fue uno de los puntos más polémicos y conflictivos durante los dos primeros años de la Segunda República Española. Pero la cosa venía de muy lejos. Ya a finales del siglo XVIII, la crítica constante a las órdenes y congregaciones se debía sobre todo, al decir de los que la hacían, al desmesurado número de conventos y miembros regulares; al desproporcionado número de legos y criados; a las innmunidades de que gozaban frente a los obispos; a la condición mendicante de la mayoría de los conventos; a la temprana edad  en que se hacían los votos; al abandono intelectual de muchos de esos religiosos; a las grandes fortunas y propiedades de no pocos establecimientos monásticos y conventuales, que las habían recibido, en buena medida, de la devoción popular. En una memoria dirigida a las Cortes de Cádiz, escribía el obispo de Menorca, diócesis muy pobre: “Vemos tanos monasterios, conventos, y santuarios riquísimos y colmados de bienes y posesiones, mientras que tantas parroquias y vicarías apenas pueden sustentar a sus infelices fábricas…”

Partidarios de la dictadura

Despido por ahora a los aforismos. Preparo para dentro de dos meses dos ponencias para un congreso y una conmemoración sobre acontecimientos de la penúltima historia de España, que ahora están de moda, aunque tan pocos los conozcan bien. Vuelvo sobre viejos libros y devoro otros nuevos. Algunos de los próximos días, traeré acá algunos textos poco conocidos, o muy útiles, aunque ya sabidos, y alguna reflexión serena sobre el ayer, el hoy y el mañana de España.
Leo en las Memorias políticas y de guerra, de Manuel Azaña, los apuntes correspondientes al 28 de agosto de 1931. Luis Araquistain Quevedo, diputado socialista por Bilbao, ha invitado a su casa de Madrid al entonces ministro de la guerra, diputado republicano por Valencia, próximo presidente del Gobierno y, años más tarde, de la República, así como al doctor Juan Negrín López, diputado socialista por Las Palmas y futuro presidente del Gobierno durante la guerra. Hablan de política.
“- Me sorprende –dice Azaña– que tenga yo ahora reputación de demagogo, habiéndola tenido casi siempre de autoritario y déspota.
No son cosas incompatibles -replica Araquistain. 
Primo de Rivera ha desacreditado el sistema de dictadura.¡Qué lástima! – y me echo a reir.
– Yo soy partidario de la dictadura –responde Araquistain-, cuando conviene.
– Una dictadura personal sería un pensamiento ridículo; pero necesitamos una mayoría compacta que apoye ciegamente una política de profunda renovación.
 Negrín asiente y añade que se necesita una dictadura bajo formas y apariencias democráticas que haga posible la preparación del pueblo para el futuro”.

Perdono, pero…

* Perdono pero no olvido. Es que con la (buena) memoria es imposible olvidar. Y no olvidar físicamente para aprender o tener algo en cuenta no es nada malo. Pero no olvidar con el pensamiento, con la voluntad (con el corazón) es no perdonar. Perdono, pero … no perdono.
*   Decimos ¡qué pájaro o qué pez está hecho!  Pero nunca decimos la especie del pez o del pájaro, para que los presentes puedan  echar a andar la imaginación.
*  Leal no es igual a incondicional. Los incondicionales no suelen ser leales del todo, en cuanto no son sinceros ni verídicos. La lealtad tiene también sus condiciones.
* Hay un verbo vasco que incluye los dos sentidos clásicos y populares del apareamiento: gaztigatu, que significa a la vez comunicar y castigar. En castellano no tenemos algo similar. El verbo más usado y popular dice más bien lo segundo.
*  La patulea más que patear patulla.

Leña al fuego

*  Unos echan leña al fuego. Otros fuego a la leña. No se sabe qué es peor.
*  Un político español confunde hoy mismo en el Congreso dar pábulo con dar crédito. Pero el crédito es pábulo -alimento necesario- sólo cuando del crédito depende la existencia de alguien o de algo: dar pábulo al rumor.
*  Si Dios no nos diera lo que nos pide, no nos pediría que se lo diéramos.
*  Qué pesados son los que se creen ligeros (frívolos).
*  El mayor de los miedos: el miedo al miedo.

Besugos

* Al diálogo de besugos hay que contraponerle el diálogo de lenguados.
* Pinos alpinistas se empinaban en los pináculos empinados.
* ¿Que es la democracia sin el permanente cultivo de la conciencia?
* Greguería infernal llama Pérez Galdós en uno de sus Episodios al alboroto que forman las aves en el cielo. Supongo que Gómez de la Serna quiso que, si no aéreas, fueran así de clamorosas sus greguerías: terrenales, no celestiales ni infernales.
* ¿Dónde empieza y dónde acaba el tercio norte peninsular, del que nos hablan cada día los meteorólogos? ¿Y qué queda entonces del tercio oeste peninsular?

Jugador de baloncesto

* Un jugador de baloncesto puede ser alguna vez baja, pero bajo… nunca.
* Como suele decir Arcadi Espada, hay muchos cálculos biliares. Hay muchos que piensan, proyectan, maquinan (calculan) con la vesícula biliar.¡Biliosos!
* Tan no se repelen fe y ciencia, que muchos teólogos y filósofos definen la teología como ciencia de la fe.
* Ningún modesto que alardea de tal quiere que le tomen su modestia muy al pie de la letra.
* Disfunción eréctil. Parece un tema de clase de arquitectura.

Oído de mercader

* Oído de mercader. Cuando pierde el oído, el mercader deviene perfecto.
* Las comisiones ministeriales suelen ser un rodeo que se buscan los ministros para aprobar con mayor solemnidad lo que ya habían decidido.
* Grave contradicción la del hombre moderno, quien, según Gilles Lipovetsky, es fruto del Estado y del mercado: tomarse a sí mismo en exclusiva por fin último y existir sólo para sí. ¿Y los demás, que son también fines últimos?
* Los deslenguados debieran comer más lenguados.
* Zenbat buru, hainbat aburu: tantas cabezas como opiniones, en euskara. Pero, literalmente, tantas cabezas como cabezonadas.