Archivo por meses: abril 2012
“Derechos”
¡Al infierno!
Una monarquía constitucional
Un rey y dos presidentes
Lejos del pueblo
Primera Semana de Pascua
Es el tiempo de las apariciones:
encuentros personales.
Primero, la Magdalena, y después los varones.
Y la madre María
¿por qué no aparece
en estas escenas de alegría?
Cuando estaban cerradas las puertas.
Para un cuerpo espiritual
todo son puertas abiertas.
Comía y bebía Jesús resucitado.
¿Qué sabemos nosotros
de un cuerpo transfigurado?
Mirad mis manos y mis pies.
No es un espíritu puro:
de carne y hueso es.
¿Tan incrédulo era Tomás?
Tan incrédulo
como los demás.
Igual que los discípulos de Emaús,
en la fracción del pan
descubrían a Jesús.
La paz que el Señor les daba,
la paz de Dios,
todas las virtudes abarcaba.
Y es que esa paz
da mucha guerra
y no nos deja vivir en paz.
De cobardes y mendaces,
tras los encuentros
se hicieron fuertes y audaces.
De sólo amigos,
con su sangre pasaron
de la resurrección a ser testigos.
Cuando a todos por el mundo los mandó,
el Señor resucitado,
leve y alado,
a los cielos ascendió.
Mañana de Resurrección
La mañana está pascual.
Cristo vive
y el mundo estrena luz celestial.
Es el día de la nueva creación.
Por pasiva y por activa,
el día de la Resurrección.
La muerte ha sido vencida.
Todo es gracia.
Dios es Dios de la fuerza que da vida.
El muerto ya no está aqui.
Porque el cuerpo espiritual
es así.
Rompe la ley de las cosas,
la pesadumbre
de la masa y de la losa.
¿Se quedaron los guardas dormidos?
Es igual.
Aqui no valen mucho los sentidos.
El mensaje del ángel mensajero,
símbolo de Dios,
es muy certero:
Que vuelvan a Galilea.
No hay que mirar al cielo.
Hay que seguir la tarea.
Fueron ellas las primeras que lo oyeron,
mas los sesudos varones
no les creyeron.
Mujeres al fin, mujeres.
Durante siglos
no se tuvieron en cuenta sus pareceres.
La primera en todo, María Magdalena.
Santa mujer,
excluida pronto de la escena.
Enhorabuena a Cristo Salvador:
Él nos salva
de la muerte y del horror
de una noche sin alba.
Salmo 22 ( y VI)
Cuando sepan lo que ha hecho el Señor
con el Justo de Israel,
con su Siervo, con su Hijo;
lo que ha hecho con aquéllos
que creyeron en sus firmes promesas;
lo que hace y hará con nosotros
en su día,
volverán hacia Él
los confines de la tierra,
las familias de los pueblos.
Y será nuestro Dios el rey de las naciones,
el regidor querido y admirado.
Y vendrán a sus brazos paternales
los que duermen en el polvo,
los que nunca esperaron
ver de nuevo la luz.
Y unos a otros
recordarán sus maravillas,
y la mejor herencia
será la fe confiada en su palabra
y el amor
a todos los que habitan en su reino.
Porque así actuó el Dios de las justicias
el día de la prueba contundente,
los días de la angustia, el dolor y el sobresalto.
El Señor
es el padre de los pobres y los justos.
Salmo 22 (V)
Dios no pudo librarle de la muerte
porque era mortal.
Pero Dios le salvó del sinsentido
de la vida,
de la noche sin alba,
de la eterna sombra del sheol.
Y todo llegó a su cumplimiento. (Jn 19, 30)
Los que fuimos liberados con él
y por él
contaremos la fama del Dios de nuestros padres
en medio del linaje de Jacob
y de todos los pueblos de la tierra.
Porque no desdeñó ni despreció
la desgracia del pobre acorralado,
ni le ocultó su rostro en la hora crucial,
y escuchó su gemido innenarrable
y acogió su postrer encomienda. (Luc 23, 46)
Sabemos por fin ahora
que, un no lejano día,
los pobres serán saciados, (Luc 6, 21)
que encontrarán a Dios los que le buscan
y vivirán sus corazones para siempre.