Archivo por meses: enero 2014

Insurrecciones varias

Veo la pequeña insurrección del barrio de  Gamonal, en Burgos. Recuerdo el 15M. Veo la insurrección de buena parte de Ucrania. Todavía están recientes las tres insurrecciones de los egipcios. Y las varias de Irak, Túnez y Libia. O la de la República Centroafricana. Recuerdo la histórica de Mandela. Y las de Castro o Pinochet,  junto a las innumerables, de todo género, de Iberoamérica y África. Remembro la nuestra de julio de 1936, y las anteriores (Asturias y Cataluña) de octubre de 1934, y las anarquistas, tan olvidadas, de los “tres ochos”: 8 de enero de 1932, 8 de enero de 1933 y ocho diciciembre del mismo año: si por ellas hubiera sido, hubiera volado por los aires la República del 14 de abril. Y leo un artículo, muy desconocido, del ex ministro socialista Indalecio Prieto, que tomó parte muy activa en la de 1934, que escribía en El Liberal, de Bilbao, diario de su propiedad, nada menos que el 17 de julio de 1936: Los ciudadanos de un país civilizado tienen derecho a la tranquilidad, y el Estado tiene el deber de asegurarla. Hace ya tiempo – ¿ y a qué vamos a engañarnos?- que los ciudadanos españoles se ven desposeídos de este derecho porque el Estado no puede cumplir el deber de garantizárselo. (…) Del mismo modo que la Historia llega a justificar las revoluciones del paisanaje, puede aprobar las insurrecciones militares, cuando unas y otras concluyan con regímenes que, por cualquier causa, se hayan hecho incompatibles con el progreso polìtico, económico o social exigido por los pueblos.

Banco de alimentos

Desde que conocí en Pamplona a Mesías, uno de sus primeros y fervorosos promotores, he tenido siempre una gan estima por el Banco de alimentos, pero sin haber participado nunca en él. Hoy me llega, a través de la página informática de Redes Cristianas, una reflexión sobre FESBAL (Federación Española de Bancos de Alimentos). Comienza por informarnos, con ciertos pormenores, de los miembros del Opus Dei, que ocupan puestos importantes en esa Federación, lo que me interesa, la verdad, bien poco. Mucho más interesante me parece lo que se escribe sobre el interés de bancos y  grandes empresas de distribución por sus donaciones -v. g., Banco de Santander, 32.000 euros…- para el Banco de alimentos: ¿Qué consiguen las grandes empresas de distribución con la donación? Que no se produzca una caída de precios debido a que los alimentos no entran directamente en el mercado. Mejora su imagen corporativa. No tienen costes en la destrucción de esos excedentes. No tienen costes en la distribución, pues lo hace un ejército de voluntarios. Las donaciones de cualquier tipo desgravan un 35% en el impuesto de Sociedades (con la ley de Mecenazgo del PP será el 100%). A la gente pobre se le acostumbra a la beneficencia, como si fuera ley divina que haya ricos y pobres. Los Bancos de alimentos minan aún más las ventas del pequeño comercio en los barrios con más miseria. Por un lado regalan excedentes y por otro destruyen a los tenderos con las marcas blancas que son fruto de sobreexplotación en origen y la que aplican a sus propios trabajadores.- Todo lo cual, sin duda discutible, merece atención y una revisión serenamente crítica.

Reaccionarios

Comentaba el otro día Fernando Sánchez Dragó en EM la célebre frase de Julián Marías de que la aceptación social del aborto es una de las mayores tragedias de nuestra época. Y ponderaba el que ya no son sólo los progres y las feministas sus adalides, sino algunos insignes representantes de la derecha. Confesaba que cada vez que él se mete en ese berenjenal, le llaman facha, machista y reaccionario, epíteto este último que le place. Dragó piensa, en nombre de la moral, y no de ideologìa o creencia alguna, que el aborto sólo debe practicarse cuando esté el peligro el futuro de la madre y cuando las malformaciones del feto anuncien condiciones de salud en la que mejor fuera no haber nacido: razonable recurso a la eutanasia activa, partidario como es el autor del suicidio, poniendo por testigos a Nietzsche y Camus. Algun día -añade- se dirá de esta época lo que hoy decimos de las culturas en las que se practicaban sacrificios humanos. Al juicio de la posteridad me remito -. Yo sigo sorprendiéndome de la campaña artillera que llevan a cabo El País y el PSOE, como si hubieran venido a este mundo a defender el aborto, defendiéndolo como derecho -cosa que acaba de negarlo la Comisiòn Europea-, y con el entusiasmo con que un humanista defendería en cualquier momento la reforma agraria, la reforma financiera o la campaña contra el hambre en el mundo. Ni una palabra sobre los medios de evitar el aborto, sobre la  brutalidad de su práctica, sobre sus abusos y consecuencias, sobre la educación de la juventud, sobre el valor de toda vida humana… Sólo “derechos de la mujer” y “derechos de la reproducción”. Todo lo cual lleva, tarde o temprano, a esa aceptación social, que es, en definitiva, la causa mediata del ejercicio banal y despreocupado del aborto. En otros tiempos y lugares, también se aceptó socialmente la exposición de niños y el infanticidio. Y los sacrificios humanos, mencionados por Sánchez Dragó.

Palabra de Montserrat Caballé

Me envía un amigo un vídeo con palabras de Montserrat Caballé, una diva de España, y también, un día, de Cataluña. Montserrat, con ese nombre entrañable catalán, ha sido uno de los pocos personajes que se ha atrevido a decir de manera sencilla y clara su doble y única identidad, catalana y española,  a todo aquél que le quisiera oír. Ha dicho más. Ha dicho nada menos que ella es de Naciones Unidas desde 1988 y que los pueblos del mundo tenemos que estar unidos. Y que las cadenas humanas no pueden ser para separar y humillar. Y que cuando se tiene la suerte de viajar por todo el mundo, como ha hecho ella, toda una embajadora de España, como todos los cantantes, se da cuenta de que las hostilidades no funcionan. Un día, cenando con el matrimonio Pujol, un “ministro” de cultura catalán -un bárbaro, digo yo- le dijo que era una catalana universal, y que su único defecto había sido casarse con un extranjero. Pero ella está muy feliz, y así lo proclama, de haber nacido en Barcelona, de que su madre fuera valenciana, de que su marido sea aragonés y de que sus hijos hayan estudiado en España. – ¿Cuántos cantantes catalanes, nacidos o no en Cataluña, que han recorrido España e Hispanoamérica, cantando en español, ganando mucho dinero, ganándose la simpatía y la admiraciòn de los españoles, han dicho cosas tan simples y verdaderas como Montserrat Caballé?

Una pura epopeya literaria

En su delirio, una red de curvas gomosas se mece sobre un lecho aceitoso. (…) Los matices se van perdiendo y los poros cerebrales se van colapsando. (…) En la silla turca de su cerebro se sienta alguien que vive en su interior y que toma el mando de su cuerpo. (…) Quien está dentro de su cráneo busca alternativas. Viaja por el interior de su cuerpo hueco hasta alcanzar las puntas de los dedos. Lanza hacia los extremos descargas eléctricas y los patea, sin conseguir movimiento alguno. La lija caliente recorre su cara y se cuela por sus dientes y encías... Este es uno de los fragmentos más hermosos del libro, pero en cualquier página puede encontrarse el mismo vigor, el mismo poder soberano de una prosa que en Valle inclán tiene uno de sus mejores antecedentes. Es la epopeya sencilla y sublime al mismo tiempo del niño fugitivo y del pastor errante, bajo el título de Intemperie. Su autor: Jesús Carrasco (Badajoz, 1972).

Otra historia fanatizada

 

Tratándose de la guerra civil española, y asuntos del género, no es nada raro encontrarse con libros de historia formal muy poco equilibrados y objetivos. El riesgo es mucho mayor cuando los escritos son testimonios personales, sobre todo cuando abrigan la pretensión de aparecer como obras de historia, con aires de magisterio. Tal es el caso del libro que cae en mis manos de Jon de Recondo-Anne Marie de Recondo, A los 75 años de Gernika. Un testimonio. Andoain, 2011. Basta, en las primeras páginas, con ver las siete líneas que dedica al fusilamiento de 17 presos (de un total de 160) por “los republicanos” en el Fuerte de Guadalupe, de Fuentarrabía -donde no hay hoy ni una triste lápida-, y comparar con la descripción de cualquier represión llevada a cabo por “los nacionales” en esas mismss fechas. Se comete, en este caso, el error histórico de llamar a todos los ilustres fusilados “conservadores”, sin más, sin recordar siquiera que uno de los asesinados, el abogado, economista y político carlista de Pamplona, Joaquín Beúnza, ex diputado foral navarro, había sido cuatro años antes jefe de la minoria vasconavarra en las Cortes de la República, vasquista de toda la vida, redactor del Estatuto de la Sociedad de Estudios Vascos, partidario declarado del Estatuto de Estella y aun del de las Gestoras…. Por contra, cuando habla de la represión en Navarra, repite el falso estribillo de que algunos eclesiásticos participaron activamente en la cruentas represalias que siguieron a la contienda, estribillo que desmontó para siempre el reciente trabajo de Jesús Ekiza, que los autores desconocen olímpicamente. Si lo conocieran, no escribirían el disparate -que ya descalifica al libro y no permite seguir adelante- de que, el 19 de julio, al grito de “¡Viva Cristo Rey!! y ¡”Mueran los traidores!” grupos de requetés -entre los que se encontraban  numerosos canónigos, tocados todos con la boina roja y con revólveres en la mano, y algunos de ellos encabezando a cuadrillas de carlistas- recorrieron las calles de la capital navarra hasta concentrarse en la plaza del Castillo (p. 71).- Otro libro más para la pira exponencial del fanatismo.

España-Antiespaña

 Un joven oblato de María Inmcaulada (OMI), de nombre Venancio Marcos, firmaba, el 10 de noviembre de 1935, en un diario de Bilbao, un artículo, parecido a otros muchos en aquel tiempo, que podía entenderse como la síntesis acabada del catolicismo nacionalista español, o del nacionalismo católico español, tanto da. El diario no era el archicatólico La Gaceta del Norte (Bilbao, 1901), de matriz jesuítica, cuna de El Debate  (Madrid, 1911), el diario español católico por excelencia desde entonces.  Era el diario monárquico alfonsino, de corta tirada, El Pueblo Vasco, donde escribían los maestros Calvo Sotelo, Ramiro de Maeztu, el conde de Churruca, Víctor Pradera, José María Areilza y otros portavoces de monarquismo español y del partido Renovación Española, que tenían como fuente primera de inspiración la revista Acción Española, de Madrid, pilotada por el marqués de Quintanar, Ramiro de Maeztu, Eugenio Vegas Latapié y  José María Pemán, entre otros. ¿Y qué decía aquel joven oblato, a quien leímos y oímos, todavía gallardo, en los mejores años del franquismo? Pues que la Patria no es sólo un empuje telúrico, ni un mero poderío político, ni una unidad lingüística; tampoco, ni siquiera, una cultura común: En la cumbre de la cultura española está la Religión Católica. (…) No hay más que una España, que es la España católica. La otra es la antiespaña, como quien dijera: el Anticristo. Quienes no son católicos no son españoles en el pleno sentido de la palabra. Dios es unidad y la unidad de la Patria es un reflejo de la unidad de Dios. Pero enfrente de cada unidad hay un separatismo: Enfrente de la unidad religiosa, el laicismo; enfrente de la unidad social, el marxismo; enfrente  de la unidad territorial, los nacionaismos disgregadores.- Es difícil resumir tan bien una doctrina tan esencial, como resumía Marcos, seguramente bien pertrechado de escolástica. Era, sin embargo, una doctrina letal: bajo la apariencia de una noble causa humana al servicio de la religión, la religión es puesta al servicio de una discutible causa humana, inseparable de ella, una con ella. Una raíz perenne de muchos malentendidos, confusiones, mezclas espurias. Una desnaturalización fundamental de la fe en el Dios único.

Cardenales. Un cardenal

Ya sé que el papa Francisco no puede borrar de un plumazo una cierta historia. Tampoco sería bueno, es decir, útil. He escrito en algún lugar que los príncipes de la iglesia (los cardenales) ya no sirven cuando el papa ya no es rey. Quiero decir que en la Iglesia global, intercomunicada y organizada en conferencias episcopales, sobran los cardenales, residuo medieval. Los elegidos presidentes de las Conferencias son los auténticos representantes de las Iglesias de los  Países respectivos. Ellos deben ser los mejores consejeros del papa; los que deben ocupar, después de algunos años de oficio, junto a laicos expertos, los altos cargos de la Curia; ellos tambien los mejores electores de un nuevo pontífice. Ahora bien, mientras existan los cardenales cárdenos de hoy, bien está el nombramiento de don Fernando Sebastian, emérito de Pamplona. Nadie se lo merece más que él. Por religioso-obispo bien preparado, recio de carácter y de doctrina, buen consejero de príncipes, benemérito de la Conferencia española, valiente debelador del terrorismo en Navarra, todo un ejemplar de una época, que, ay, ya no es la de hoy. Hasta sus defectos valen para completar el cuadro. Y ojalá que los nuevos cardenales colaboren a terminar con el cardenalato.

De 1714 a 2014

El otro día, viendo al presidente autonómico catalán Artur Mas entrar solemne, con pompa y majestad -con su diácono, el alcalde socialista de la ciudad-, en la catedral de Lérida, como si del titular de la sede episcopal se tratara, o de un cardenal legado, o del mismo papa, recordé otras escenas del nacional-catolicismo español, tan vituperado también en Cataluña. Oído su discurso catedralicio, me vinieron a las mientes aquellas palabras que se escucharon en la Cortes de la República Española, el día 6 de julio de1932: El otro día, decía el Sr. Torre que la nación catalana está oprimida desde Felipe V y que esta nación va ahora a recobrar su libertad. Estos señores se saltan las Cortes de Cádiz, la Revolución de 1820, la del año 54, la del 68, las Cortes del 69 y todo el período constitucional. Todo esto desaparece porque ahora se plantan en Felipe V, y esa situación jurídica se refleja en estos servicios públicos con una gravedad y trascendencia tales, que equivale a pretender desandar, en el orden histórico, los hechos y los siglos.- ¿Qué diremos hoy, tras saltarse los períodos comunes de la República, la Guerra Civil, el Franquismo, la  Transición, y  la Democracia más asentada de nuestra Historia?

Últimos aforismos

 

– Elio di Rupo, el primer ministro de Bélgica, se declara oficialmente ateo, racionalista y hombre libre. Lo que quiere decir, en buena lógica, que no basta decirse ateo para decirse a la vez racionalista, ni basta llamarse racionalista para llamarse al mismo tiempo hombre libre.

– Los exce-lentísimos señores son a veces lentísimos ciudadanos.

– ¿Del Big-Bang al Big-Crunch? La pregunta es tan inmensa, que son necesarios 30.000 millones de años para contestarla adecuadamente.