Una pura epopeya literaria

En su delirio, una red de curvas gomosas se mece sobre un lecho aceitoso. (…) Los matices se van perdiendo y los poros cerebrales se van colapsando. (…) En la silla turca de su cerebro se sienta alguien que vive en su interior y que toma el mando de su cuerpo. (…) Quien está dentro de su cráneo busca alternativas. Viaja por el interior de su cuerpo hueco hasta alcanzar las puntas de los dedos. Lanza hacia los extremos descargas eléctricas y los patea, sin conseguir movimiento alguno. La lija caliente recorre su cara y se cuela por sus dientes y encías... Este es uno de los fragmentos más hermosos del libro, pero en cualquier página puede encontrarse el mismo vigor, el mismo poder soberano de una prosa que en Valle inclán tiene uno de sus mejores antecedentes. Es la epopeya sencilla y sublime al mismo tiempo del niño fugitivo y del pastor errante, bajo el título de Intemperie. Su autor: Jesús Carrasco (Badajoz, 1972).