Banco de alimentos

Desde que conocí en Pamplona a Mesías, uno de sus primeros y fervorosos promotores, he tenido siempre una gan estima por el Banco de alimentos, pero sin haber participado nunca en él. Hoy me llega, a través de la página informática de Redes Cristianas, una reflexión sobre FESBAL (Federación Española de Bancos de Alimentos). Comienza por informarnos, con ciertos pormenores, de los miembros del Opus Dei, que ocupan puestos importantes en esa Federación, lo que me interesa, la verdad, bien poco. Mucho más interesante me parece lo que se escribe sobre el interés de bancos y  grandes empresas de distribución por sus donaciones -v. g., Banco de Santander, 32.000 euros…- para el Banco de alimentos: ¿Qué consiguen las grandes empresas de distribución con la donación? Que no se produzca una caída de precios debido a que los alimentos no entran directamente en el mercado. Mejora su imagen corporativa. No tienen costes en la destrucción de esos excedentes. No tienen costes en la distribución, pues lo hace un ejército de voluntarios. Las donaciones de cualquier tipo desgravan un 35% en el impuesto de Sociedades (con la ley de Mecenazgo del PP será el 100%). A la gente pobre se le acostumbra a la beneficencia, como si fuera ley divina que haya ricos y pobres. Los Bancos de alimentos minan aún más las ventas del pequeño comercio en los barrios con más miseria. Por un lado regalan excedentes y por otro destruyen a los tenderos con las marcas blancas que son fruto de sobreexplotación en origen y la que aplican a sus propios trabajadores.- Todo lo cual, sin duda discutible, merece atención y una revisión serenamente crítica.