Archivo por meses: diciembre 2012

Una sociedad enferma (XI)

La dualización social en España se ha ido adelgazando en la banda de los empleados, con un trabajo más o menos fijo, y densificándose en la de los desempleados o mal empleados, a los que desde hace unos años se ha añadido una notable cifra de los inmigrantes sin trabajo y sin integración en la sociedad en la que viven, dando lugar a esa cultura llamada de la infraclase (Josué de Castro), que suma a menudo fatalismo, anomia y rechazo al techo normativo del resto de la sociedad. Juan González Anleo, tras repasar las principales notas que Menéndez Pidal atribuía al español típico del siglo de oro, enumera algunas notas características del español actual, antipódicas de aquéllas:  cultura de la permisividad, el presentismo, el culto al consumo, la cultura privatista o la cultura de la lasitud (templanza frente a fortaleza). Como en toda enumeración teórica, por muy producto que sea de la inducción más realista, siempre hay claros para las excepciones o elusiones; así de aquellos valores menéndez-pidalinos parecen quedar todavía en pie alguna de las notas del español,  como ser afectivo y pasional, osado e impulsivo (más contestado), hombre de honor (¿de qué honor?)… Lo cierto es que al socaire de esas nuevas notas sociales, que pueden pasar por legítimas, se escondía y se esconde, como vamos viendo a todas horas, la cultura social de las corrupción o de las corruptelas cotidianas (fraudes, trampas), algunos de cuyos elementos más comunes son  el excesivo culto al dinero; la irresponsabilidad generalizada en todos los niveles; el desprecio de la igualdad, que es, por cierto, el valor teórico más exaltado; el desprecio de la ley, que no es cosa precisamente de hoy. Casi siempre son los políticos los denunciados como corruptos, culpables como son de haber politizado casi todas las instituciones, hinfladas y sobredimensionadas para sus propósitos, pero suelen dejarse de lado, salvo en casos estruendosos, muchos de los corruptores o de otros corruptos que no son políticos y que pertenecen casi siempre a los niveles económicos o económíco-sociales, que parecen intactos e intangibles. Total, que España está bajando en todas las listas de países medidos por los criterios de la transparencia, de la honradez y de la limpieza democrática. La corrupción de las costumbres, del ethos, o moral, acompañada o no por la económica, ha rebajado nuestra sociedad en general; ha empobrecido nuestros valores sociales, que nunca fueron muchos ni muy altos; ha minado los fundamentos de nuestro Estado de derecho, de aquella democracia, que en los tiempos de la Transición, dio la vuelta al mundo. Hoy todavía nos despertamos demasidas veces con algún nuevo escándalo: a Marbella, el Liceo de Barcelona, las cuentas de la Hacienda vasca en Irún,  ayuntamiento de Móstoles… han  sucedido  los Gürtel en Madrid y Valencia, los ERES de Andalucía, los casos Munar y Matas (con muchas matas alrededor) en Mallorca, el ayuntamiento de Sabadell, las nuevas cuentas en Suiza de catalanes y no catalanes y… muchos menores más, en los que ya no nos fijamos. ¿Será la crisis un incentivo más para la vuelta a esos valores que ya llamamos emergentes y que eran los tradicionales, no sólo del español del siglo de oro, sino aquéllos que queríamos cultivar hace no muchos años? Es posible. Y en ciertos casos es más que probable.

Mis héroes de hoy

Hoy me olvido de todo lo demás y me quedo con cinco personajes, mis héroes de hoy, los que he visto en lo que he podido ver del programa Salvados, de Jordi Évole: Paco Álvarez, el filósofo de la Economía del bien común; Cristóbal Colón, el psicólogo catalán que dirige una fábrica de yogures; Manuel Millán, el cofundador de AP y de El País y ex politico del PP; Elena Biurrun, alcaldesa de Torrelodones, cabeza de lista de “Vecinos de Torrelodones”, y Joan Antoni Melé, director de Banca Ética en la plaza de Castilla, de Madrid. ¡Enhorabuena, admirables y admirados!

II Domingo de Adviento

            
                (Luc 3, 1-6)

Bautizaba Juan en el Jordán.
Le llamaban el bautista, el inmersor,
el zambullidor de pecadores en sus aguas.
Cerca del desierto adusto
que baja de los montes de Judea
hasta el borde noroeste del Mar Muerto.

Juan, profeta austero, apocalíptico,
pelo de camello, y correa de cuero a la cintura,
comía saltamontes, y en días de fortuna
miel silvestre.
Bautizaba el inmersor
con el agua lustral y feraz de los espíritus:
un bautismo singular,
definitivo,
para el perdón total de los pecados,
con la alegre esperanza de escapar
al tremendo castigo de Yahvé
en el juicio inminente,
y compartir así la suerte de los justos
bendecidos con la vida y la fuerza del Altísimo.

Siguiendo a los profetas de Israel,
que anunciaban la llegada de Yhavé
por salvar a los suyos,
Juan abría el camino al Salvador:
una calzada recta,
un camino fácil y andadero,
sin pendientes ni barrancos,
sin colinas ni cerros que doblar,
sin breñas ni barzales,
para que todos vieran a su Dios,
que vino, que viene y volverá a venir.
Que Dios siempre está viniendo.

Inmaculada

Inmaculada:
alba sin velos,
día sin noche,
luna sin manchas.

Cielo sin nubes,
mar sin tormentas,
río sin prisas,
fuente que salta.

Camino libre,
valle sin sombras,
campo sin puertas,
puerto sin trabas.

Virgen que espera,
Madre esperada,
La sinpecado:
Inmaculada.

Lo del PSC no es de hoy

Incluso podríamos irnos hasta la Alianza Obrera de octubre de 1934 y hasta la formación del PSUC en 1936. Pero olvidemos el descalabro del glorioso Octubre y el descalabro todavía mayor de  la guerra, y situémonos en 1976. En la edición castellana de su folleto, que lleva, con todo, el título en catalan, Perquè el P.S.C.: Partit Socialista de Catalunya (Secretariat de Formació del P.S.C., febrero de 1977), los autores que en las 22 páginas del texto no escriben una sola vez la palabra España y sólo Estado o Estado Español, nos aclaran que  no pretenden una separación disgregadora, cerrada en sí misma, aislada, sino que piensan que hay que ir hacia la libre unión de los pueblos libres; que hace falta establecer vínculos solidarios con los otros pueblos del Estado Español, y luchar también por la solidaridad internacional en la causa común de la revolución democrática  y socialista. Todo conforme a los prontuarios marxistas-leninistas del tiempo.  Nos hablan a cada paso de las naciones y pueblos del Estado Español, pero por lo visto España no es nación ni pueblo, ni siquiera nación de naciones  ni pueblo de pueblos, sólo Estado. Pero, si añaden español, que es un adjetivo, ¿no  se dan cuenta de que están reclamando el sustantivo España? Sigamos. El primer paso en esta etapa de lucha será el restablecimiento de los principios e instituciones configurados en el Estaturo de Autonomía de 1932. A partir de ahí… y, una vez conseguida la normalización democrática, ampliarán el marco autonómico capaz de pactos de constitución federativa o confederativa del Estado, en función de las necesidades de impulsar el avance hacia el socialismo.  Poco después propugnan una Federación de Repúblicas libres e iguales, como podría ser, según lo dicho antes,  una Confederación, si es que distinguen una de otra, amén de potenciar una estrecha colaboración con el resto de los Països Catalans, proyecto que se podría concretar en unas instituciones políticas comunes en el momento que así resulte del ejercicio del derecho de autodeterminación. Lo que más temen estos socialistas catalanes recien constituidos es la escisión  en el seno del proletariado inmigrante y de las clases populares por razones de lengua o de conciencia nacional, y por eso se proponen hacer todo lo posible porque estos inmigrados puedan sentirse totalmente identificados con el proceso de lucha por la autodeterminación, en el marco de la transición al socialismo, socialismo que, como es sabido, acabará, como por ensalmo, con toda contradicción, con toda escisión, con toda contrariedad, una vez superada la división de clases.- Aparte esto último, que ni se menta hoy, ¡qué parecido todo en el PSC entre 1977 y 2012!

De la hispanidad de Navarra

Escribo hoy con este mismo título un artículo en DN, y voy desde la Hispania de los romanos, que nos romanizaron y latinizaron, hasta la Constitución española de 1978, que celebramos hoy. Es decir, hasta hoy  mismo. Mi amigo el historidor y y profesor Julio Gorricho, a quien envío el borrador para que me lo corrija, me añade, demasiado tarde, desde su mucho saber dos hechos interesantísmos: En la llamada guerra de la Navarrería (1276) se enfrentaron, como era habitual, el burgo de la Navarrería (población autóctona) contra el burgo de san Cernin y la pioblación de Nicolás (con mayoría de francos inmigrantes). La cosa estaba cruda y los contendientes pidieron auxilio a sus congéneres. Los navarros pidieron ayuda a los castellanos, y los francos a los franceses, que acabaron destriuyendo el barrio de la Navarrería.- En el concilio de Constanza, 1417, para la elección del papa Martín V,  se formaron por vez primera los grupos de padres conciliares según las nationes de su procedencia.  La natio hispanica  se formó entonces por los padres del Concilio procedentes de los reinos de Aragón, Castilla, Navarra y Portugal, cuatro de los renombrados cinco reinos de Hispania (desaparecido ya el reino de León).

Liberales de España

Iñaki Azcuna, el popular alcalde de Bilbao, ha recordado a Miguel de Unamuno, a los 75 años de su muerte, y le ha definido como el mayor exponente del liberalismo bilbaíno. En su libro de sonetos De Fuerteventura a París, don Miguel dedica su número XLII a los liberales españoles:

Liberales de España, pordioseros,
“la realidad -decís- se nos impone”;
pero esa realidad, Dios os perdone,
es la majada de la que sois carneros.

Como estáis solos, ¡oh, legión de ceros,
nos valéis nada, ni hay quien eslabone
vuestra cadena ni el cantar entone
que hace mover el remo a los remeros.

Liberales de España, cortesanos
no de la espada, de la teresiana,
comprendo al fin que no sois mis hermanos;

echáis la siesta con heroica gana,
guardáis la lengua en las temblonas manos
y dais al esquileo vuestra lana.

El Capital

Leyendo y oyendo las peripecias delictivas del super-empresario Diaz Ferrán y de otros empresarios, llamados, éstos días, a declarar ante los jueces, junto a banqueros y políticos, de ahora y de antes, no parece demasiado demagógico repetir las palabras de Marc Tourmeil, el presidente del banco Fénix en la película de Costa-Gravas, tras prometer a un exultante Consejo de Administración seguir robando a los pobres para dárselo a los ricos: Son como niños. Se divierten. Y seguirán divertiéndose. Hasta que todo reviente.

San Francisco de Javier

Tenemos la suerte de tener como Patrono de Navarra, en cuya fiesta celebramos la de nuestra Comunidad, a uno de los santos más universales y más ejemplares también. No sé si por haberle estudiado mejor o por haber recorrido las muchas tierras que él recorrió en su corta vida, su figura me parece gigantesca y hasta de una factura muy superior a la nuestra común. Ya desde su entrega total a Cristo en el París universitario, siguiendo a su maestro Ignacio de Loyola, otro santo inmenso, hasta su muerte en las costas de Sancián queriendo entrar en China, su consagración a su ideal cristiano fue total: nada ni nadie le detuvo ni le arredró, ni le distrajo siquera. Su fortaleza física y moral fue verdaderamente hercúlea. Sus innumerables viajes a pie o en medios siempre frágiles, incluidas las embarcaciones, en las más adversas circunstancias, con el riesgo frecuente de perder la vida, parecen propios de un relato de aventuras. sublimes. Su mínima manutención, su habitual estancia, desde muy joven, en hospitales y hospicios, donde se ganaban los primeros jesuitas la vida trabajando o pidiendo limosna a la intemperie, hacen de su vida un milagro continuo. No le vamos a pedir al Maestro Francisco la visión católica del Vaticano II en pleno siglo XVI español y portugués, pero él fue quien hizo posible con su heroica experiencia pre-ecuménica la plena asunción ecuménica del mundo oriental de sus sucesores, los Valignano o  los Ricci. Él fue el Bautista de la India, Japón, Indonesia y  China, que son hoy medio mundo. Su vida fue literalmente un evangelio, y su evangelio fue, literalmente de nuevo, una misión. permenente. Hasta su último y triste final (triste a la manera “del mundo”):  Pídole mucho, por merced -le escribe desde la isla de Sancián, a su amigo mercader en Malaca, Diego Pereira, veinte días antes  de su muerte- que trabaje cuanto pudiere, por escribirme a Siam; por cuanto, si no pasare a China, no dejaré por ninguna cosa de ir a Siam.Y plegue a Dios que tan bien me suceda este viaje, como espero, para que en la corte del rey de la China aguarde por v. m: porque, si a China voy, en uno de los dos lugares me parece que me ha de hallar: o estaré cautivo en el cepo de Cantón, o en Pequín, donde dicen  que continuadamente está el rey.

I Domingo de Adviento

               

               (Luc 21, 25-28, 34-36)
      

Muchas veces en la historia de los hombres
hubo grandes señales en el sol,
la luna y las estrellas.
Las gentes, angustiadas, consternadas,
perdieron el aliento a causa del terror
y muchas perecieron sin remedio,
sin que nadie les dijese el porqué
de su infortunio.

Nadie, en ningún momento,
-¡qué más hubiesen deseado todos ellos!-
vio venir sobre una nube
con gran poder y majestad
al llamado Hijo del Hombre
sobre la tierra.

¿Un adviento es la vida?
Una corta vigilia, más bien,
entre mil sueños,
crápulas, embriagueces, y afanes numerosos,
donde se ofuscan nuestros corazones.
Vivimos y esperamos
seguir viviendo,
porque imposible es vivir
sin esperar,
pero al Hijo del Hombre
no parece que esperemos.
Cada día que pasa ¿a quién llamamos?
¿qué buscamos de continuo y qué pedimos?

Quizás antes que vuelvan
los mares a bullir,
las tierras a temblar,
los cielos a estrellarse,
nos cazará la muerte con su lazo
y entonces, sí,
seguro que veremos
al que nunca esperamos,
tan cierto, al menos, tan viviente,
venir hacia nosotros.
Y nos pondrá de pie
y tendremos la plena garantía
del genuino Hijo del Hombre,
que al fin nos librará
del miedo y la ansiedad
por los siglos sin fin.