“Él será la Paz”

( Del libro de Miqueas 4,11-13; 6,8; 5,1-7)

Pasaron muchos trillos de hierro y pezuñas de bronce,
durante cientos de años,
por encima de la espalda de hombres rectos
que amaban la piedad,
practicaban la justicia y caminaban
humildemente con su Dios.

De Belén Efratá, la fecunda y davídica,
salió un día el Mesías de Israel,
al que habían de volver desde su exilio
el resto de sus hermanos.

Él nos trajo la paz,
que nadie había sabido traer.
Él nos pastorea desde entonces
con la fuerza amorosa del cayado de Dios,
en medio de pueblos numerosos,
más suave que el rocío que llega misterioso desde el cielo,
que la lluvia amansada por el bosque,
más fuerte que el león en medio de la selva.