(Del libro de Nahúm 2, 1-3)
Ya sentimos los pasos rumorosos
por encima de los montes encorvados
del que trae la buena noticia
de la paz.
Celebremos, pues, las fiestas populares de siempre
y cumplamos alegres las muchas promesas que hicimos.
Ya no somos la presa de Belial,
que con yugos y cadenas sometió
como a bestias rebeldes nuestro pueblo.
Y Dios nuestro Señor
nos cuida como viña predilecta,
contando cada día nuestros pámpanos feraces.