Almería y Granada

Almería, después de muchos años, me ha dejado la imagen de una gran ciudad crecida y desarrollada en los últimos tiempos, a pesar de los horrores urbanísticos  de pasadas décadas, que no tienen remedio. Llegando desde Sevilla en tren, la larga entrada a la ciudad revela la pobreza y el descuido de algunos suburbios. La limpieza en ciudad tan seca deja mucho que desear en los alrededores del puerto,  recrecido y muy activo, y en algunas calles del casco antiguo, ahora patas arriba por el Plan E (spaña), que bien venido sea, si trae jornales, reconstrucción y belleza. Me ha desagradado la multitud de pintadas y grafitos sin limpiar en muros de la ciudad antigua. La alcazaba se ha renovado mucho, aunque algo falta, el conjunto es grandioso y la vista desde allí incomparable: lástima la suciedad de algunos accesos. Hermosa catedral, los aljibes árabes, la antigua rambla… Comercio potente y elegante. Vida mucho más barata que en el norte. Admirable, el grupo de profesores universitarios que he conocido.- Por Granada pasé sólo un día, que era el día de la fiesta nacional de la Hispanidad, que me hizo conocer el cortejo renacentista que lleva flores a los sarcófagos de los Reyes Católicos y al monumento a Isabel la Católica y Colón. La ciudad ha mejorado mucho desde que la ví la última vez. La recorrí de la mejor manera que  pude en el autobús turístico con  tres paradas claves: la universidad, la Cartuja y la catedral-capilla real. La Alhambra, fuera de un paseo, era objetivo imposible, dado el día que era. En los alrededores de la catedral apenas se podía dar un paso por el gentío. Pero nadie pudo impedirme contemplar despacio los seis grandes lienzos de la Virgen, del sacerdote granadino Alonso Cano, expuestos en la catedral y su talla de la sacristía, a la que hice un poema, que luego perdí. Llegué demasiado tarde a la Capilla Real, joya entre joyas. A la mañana siguiente me quedaba por ver la deliciosa vega. Milagro que el Darro y el Genil, que vi pasar juntos  y tan flacos por delante del hotel, puedan dar tanto de sí.