Archivo por meses: abril 2013

Y dale con el aborto…

El PSOE, a través de varios de sus portavoces, vuelve a defender con uñas y dientes la  vigente ley de aborto -ya ni siquiera se habla de interrupción del embarazo-, con motivo del proyecto de ley del PP, de la visita del presidente del Gobierno al Vaticano, o de unas declaraciones del presidente de la Conferencia Episcopal Española. Y habla del derecho a abortar como si se tratase del derecho a la vida, del derecho al voto o del derecho a una vivienda digna. Y sólo de la ley vigente, como si el aborto  fuera sólo algo legal o ilegal. Y nunca jamás se les ocurre a estos portavoces lamentar la lacra del aborto, detenerse en sus remedios, animar a las mujeres a salvar la vida de sus hijos, aconsejar a los jóvenes no tomarlo como una mera prevención eugenésica más, acordar con otros partidos alguna salida más humana a tanta destrucción de vidas… ¡Lo que hace cualquier humanista que se precie! Nada de eso. Luego dirán que ellos no son abortistas, que el aborto es un fracaso y un dolor para cualquiera… No lo parece de manera alguna, cuando tan ligeramente se le trata a todas horas. Para mayor inri, el partido socialista amenaza ahora con denunciar el concordato (sic), es decir, los Acuerdos del Reino de ESpaña con la Santa Sede,  si el Gobierno del PP cambia la ley del aborto o la del matrimonio homosexual. Algo  tan ridículo y extravagante, como si el PP en la oposición amenazase con denunciar, controlar o castigar a la Masonería Internacional o a la Liga de los Derechos del Hombre, si el PSOE, hipoteticamente en el poder, anunciara algún proyecto, bien visto por esas dos venerables instituciones…

Le religión en las encuestas

Leo en una de esas innumerables encuestas que se se hacen a troche y moche que los jóvenes navarros de hoy tienen entre sus valores preferidos: la amistad, la familia, la salud…, y entre los menos apreciados, la política y la religión, que no pasan del treinta y veinte por ciento. No es nada nuevo. Hay quien se desazona con estas respuestas. No es para tanto. Vayamos al grano. Si la religión (palabra y concepto demasiado general e indeterminado) ahora no está de moda; ni acarrea provechos tangibles para nadie; pasa en muchos ámbitos como factor conservador y arcaico; y en otros muchos se la asocia sólo con prácticas concretas y obligadas… y, a pesar de todo, llega a ese veinte por ciento de la encuesta, me parece muchísimo. ¿En qué lugar dejaríann esos mismos jóvenes a la filosofía y a la poesía -los valores o espacios culturalvitales más cercanos a la religión-, si entrasen, que ni siquiera entran, en la valoración de la encuesta? Y, sin embargo… 

Los ríos

Nunca vi los ríos navarros tan plenos, tan pletóricos como estos días.

Y es cosa de ver los ríos nivales, que ahora descienden, copiosos y exultantes, en cada quebrada del macizo nevado de Larra.

Los griegos representaron al dios-río, ya como un toro (Aqueloo), ya como un hermoso efebo echado en el suelo (Alfeo o Illiso), ya como un joven nadador (Orontes).

Pero también como un anciano con barbas blancas, entre cañas verdes, con los codos apoyados en una urna y llevando un remo en la mano.

Nacen algunos ríos navarros en sus manaderos cantábricos, pirenáicos, prepirenáicos y de la zona media (Arga, Urrobi, Irati, Salazar, Erro, Elorz, Cidacos…), recorren nuestro territorio y se funden-hunden en ríos mayores. Otros, que crecen y terminan su curso en la geografía navarra, nos llegan de tierras vecinas, como el Aragón, el Ega, el Alhama o el Queiles.. Otros, en fin, se nos escapan directamente al Cantábrico, como el Urumea y el Baztán-Bidaosa, o abrazándose al río Oria, como el Araxes o el Leizarán. Un río nacional, El Ebro, se hace varón aqui y, cargado de años de aguas, por tierras aragonesas y catalanas va a descansar al Mediterráneo.

Son muchos de ellos ríos caudalosos, sobre todo en su curso medio y bajo, y trasladan casi la mitad de los nueve billones y medio de litros de las precipitaciones medias anuales que recibe Navarra del santo cielo.

                                                         Los ríos sonorosos…

Sobre las rocas y los musgos, y bajo la sombrilla del hayedal, salta el agua recental y manantía: toro selvático precipitado; hermoso efebo languideciente; joven nadador arrojado; anciano de barbas venerables y níveas, tras millones de años de recién nacido, salido de la urna rocosa, con el remo del ciego instinto natural.

“Los consuelos de la religión”

En la última entrevista que hizo Jordi Évole a José Luis Sampedro, éste, tras manifestar no tener miedo a la muerte, habló largamente de la crisis actual y, en un momento dado, al preguntársele por los remedios contra ella, aludió fugazmente a los consuelos de la religión, para de inmediato dejarlos de lado, porque no creía en ellos. ¡Los consuelos de la religión! Seguro que Sampedro oyó y leyó de ellos muchas veces en su larga vida, sobre todo en los años treinta y cuarenta del pasado siglo, cuando era una frase acuñada, empleada a  todas horas, mayormente a la hora de la muerte. Hoy, si esa religión es la cristiana, hablaríamos más bien de: las exigencias de la religión, o de los incentivos, los desafíos y los compromisos de la religión. Y, en todo caso, después, de sus consuelos. Que se reducen a uno, que es el supremo: el gozo agradecido de la fe y del cumplimiento de sus exigencias. Todo lo demás es pura añadidura..

 

 

Vuelve mi biblioteca.

Hoy mi primera alegría ha sido ver restituida mi incipiente Bibloteca informática, que hace diez meses consiguió hacerla desaparecer e intentó destruir un pirata informático, que en los paises de habla inglesa llaman hacker: uno de esos delincuentes salvajes y malvados, que cortan, tajan, acuchillan, destrozan los bienes de los otros. Y se lo debo todo, primeramente a Néstor, mi anterior informático, y sobre todo al joven Daniel, que me ayuda desde hace algunos meses. Dos nombres, griego y hebreo, con evocaciones heroicas y proféticas, que auguran todo lo mejor. Pero al delincuente, causante del delito, le aguarda todavía lo peor.

 

 

Larra

Erizado en tierras de Navarra, Aragón y Aquitania, el macizo o meseta de Larra, del Anie o de la Piedra de San Martín es uno de los espacios montañosos más atraactivos biogeográfica y turísticamente de Europa.

Lo que nosotros llamamos Larra, los franceses llaman Arres: las rocas calizas, desnudas o casi desnudas de vegetación, modeladas y parcialmente disueltas por el agua, la nieve y el hielo (Karst). Nosotros añadimos al concepto el piso subalpino del pino negro.

Interfluvio calizo y kárstico entre las cabeceras de varios ríos españoles y franceses (Esca, Veral, Lescu…), lo circundan copudas y peñascosas montañas, nevadas durante varios meses al año: Anie (2.507 m.), Mesa de los Tres Reyes, Arlas, Petretxema, Lpakiza, Ezkaurre, Lakartxela (1.982 m.).

Paraje y paisaje preferido por geólogos, geógrafos, montañeros, esquiadores, espeleólogos y turistas, el macizo nos ofrece, a un lado y otro de la muga, lapiaces gigantes y de arroyada, dolinas, uvalas, valles ciegos, pozos verticales, simas (como la legendaria de San Martín), surgencias y pérdidas de corrientes de agua.

El macizo de Larra, entre las excelsas y fulgurantes nieves de las cumbres; los pinos negros, abatidos a menudo por los rayos, y los abismos de aguas profundas, que se van hacia el valle francés de Santa Engracia, es un paisaje entre fantástico y embrujado. A la vez, cantera y taller permanente de piedras calizas, labradas como a pico o cincel, en diario y humilde empecinamiento.

El embrujo es todavía mayor cuando el fantasma se viste de nieve, ocultando todos los accidentes geográficos del macizo, y aparece como un gigantesco y bondadoso paraíso. Como este año, en que la nieve lo ha cubierto desde enero hasta mayo. No hay espectáculo en toda Navarra más bello que éste: muralla almenada y caleada de una encantada ciudad, o danza celeste suspendida en su arrobo.

Las buenas gentes que salen de zamparse un asado tradicional en la vieja casona de la Venta Juan Pito o unas migas roncalesas en el nuevo comedor de Roncalia se imaginan, al ver ese insólito paisaje, un inmenso helado lleno de picos, que le presentan los activos servicios turísticos del Valle del Roncal.

Esquí sobre nieve

Cercano a las grandes estaciones aragonesas y catalanas, el Alto Roncal  navarro, hasta entonces sólo utilizado por los militares para aprendizaje y prácticas de esquí -ahí sigue el viejo cuartel como edificio en ruina-, se abrió el año 1972 para toda clase de aficionados.

Ese año comenzó la dura prueba de esquí de travesía, Alta Ruta de Belagua, repetida después  en cada   invierno, en la que participan muchos equipos españoles y franceses. En enero de  2008 se inauguró en el espacio más alto, El Ferial,  en el límite del karts de Larra y el pino negro, el Centro de montaña del Valle de Roncal, Roncalia, en forma de caserío vasco-navarro, que acoge además de la escuela de esquí, sauna, comedor, bar y terraza.

 Además de pequeños remontes mecánicos, la especialidad preferida en nuestro bajo Pirineo sigue siendo el esquí de fondo -hoy, esquí nórdico-, en 27 kilómetros y medio de pistas y de recorridos para raquetas, con una altitud de 1.600 y 1.720 metros, en las modalidades de Semana Blanca, Fin de Semana y Esquí Familiar, con la ayuda imprescindible de cursillos y monitores.

Sobre la nieve cegadora, los colores más vivos que la constrastan y la magnifican.

Los ojos, protegidos; las manos y los pies, ardientes; los movimientos, ágiles.

Y a patinar de tal modo, que parezca que volamos (scivolare, dicen los italianos): que somos, si no pájaros, al menos personajes nivales.

Dinero, y nada más

Una de las críticas más profundas que se han escrito, desde dentro del catolicismo social español, a una manera de  pensar y de hacer obra social al servicio del dinero es aquel párrafo de la carta del dominico fray Pedro Gerard, cofundador con fray José Gafo de los Sindicatos Libres en 1912, a otro líder social, el canónigo y sociólogo asturiano Maximiliano Arboleya Martínez, el 29 de julio de 1916:  Conviviendo con ellos (Marqués de Comillas, Carlos Martín, etc) es como se puede apreciar el abismo qwue nos separa a los demás mortales de su manera de pensar en esta y otras cuestiones. Los cuatro días que he convivido ahora con don Jorge Satrústegui, y los muchos que he tenido ocasión de realizarlo con otros, me han demostrado palmariamente que ellos, desde que nacen, ven el mundo de otra manera muy distinta que los demás. (…)  Lo único que se pede sacar de alguno, casi excepciomalmente dispuesto, es dinero, y nada más.

Una historia social

Encuentro en mi biblioteca, buscando bibliografía pra trabajos actuales,  un libro de 1977, El sindicalismo amarillo en España, de Juan José Castillo, editado austeramente por Cuadermos para el diálogo. Al autor le conocí en Madrid y en Amsterdam y fuimos compañeros de archivos y de pasillos, nos hicimos algunos favores mutuos, que él recuerda en su trabajo, donde hace una crítica acertada de mi libro Socialismo y Anticlericalismo, en Taurus. Castillo ha escrito mucho y hoy es un maduro y reconocido historiador, a quien felicito. En la primera parte del libro nos instruye sobre la ideología y el amarillismo con profusión de citas de autores marxistas y no marxistas, franceses sobe todo, y nos presenta, reiterativamente, el objetivo del volumen: probar hasta la saciedad que los sindicatos llamados católicos, inspirados por el jesuita P. Nevares y financiados por el marqués de Comillas y otros empresarios, especialmente entre los años 1912-1925, fueron más amarillos que el limón, al servicio de las empresas y en contra de los sindicatos socialistas. Apenas aparecen otros sindicatos, como los inspirados por Arboleya en Austurias, que también queda salpicado de amarillismo, o los Libres del P.Gafo, que aparece sólo para denunciar a los rivales. Buen trabajo. Pero tal vez demasiado fácil, porque en ningún momento se nos dice nada del enemigo común, de los sindicatos socialistas,  fuera de alguna frase de desprecio y aversión para sus contrincantes. Quien lea el libro se imagina que esos sindicatos y la ideología que los nutre son el paradigma, el ejemplar primero, la perfección misma, a lo que se contrapone, en tiempos de la Revolución soviética y de revoluciones en España y en toda Europa, la imperfección, el raquitismo, la maldad, incluso, de los sindicatos católicos oficiales, especiaalmente ferroviarios y mineros, de Valladolid, Madrid, Moreda, Aller, Río Tinto, La Unión, Ponferrada, Palencia, Burgos, Vitoria o Irún. Saber qué pensaban, qué hacían, qué proyectos tenían los sindicatos socialistas sobre la libertad, la igualdad, la fraternidad, la religión, la clase obrera, la sociedad, España…, para poder compararlos con sus desprestigiados adversarios, parece lo elemental en una obra de tal envergadura. ¿Cosas del tiempo? Cosas de siempre. El libro, de por sí, es pesadísimo. Pero para quienes cultivamos este tipo de temas, apasionante. Y siempre actual, por diversísima que sea la sociedad, la política y la Iglesia de hoy de las de ayer.

Ay, Portugal…

Viendo la penosa situación económico-social, en que vive Portugal -el Portugal de nuestro Ay, Portugal ¿Por qué te quiero tanto?-, lo poco que nos importa, y lo solo que le dejamos, se me ocurre trasladar al caso, recomponiéndola, la famosa frase sobre Méjico y USA, haciéndola un poco menos compasiva, pero tan quejumbrosa como ella: ¡Ay Portugal, tan cerca de la Virgen de Fätima, y tan lejos de tu hermana y contigua España!