“Los consuelos de la religión”

En la última entrevista que hizo Jordi Évole a José Luis Sampedro, éste, tras manifestar no tener miedo a la muerte, habló largamente de la crisis actual y, en un momento dado, al preguntársele por los remedios contra ella, aludió fugazmente a los consuelos de la religión, para de inmediato dejarlos de lado, porque no creía en ellos. ¡Los consuelos de la religión! Seguro que Sampedro oyó y leyó de ellos muchas veces en su larga vida, sobre todo en los años treinta y cuarenta del pasado siglo, cuando era una frase acuñada, empleada a  todas horas, mayormente a la hora de la muerte. Hoy, si esa religión es la cristiana, hablaríamos más bien de: las exigencias de la religión, o de los incentivos, los desafíos y los compromisos de la religión. Y, en todo caso, después, de sus consuelos. Que se reducen a uno, que es el supremo: el gozo agradecido de la fe y del cumplimiento de sus exigencias. Todo lo demás es pura añadidura..