Archivo por meses: abril 2013

La mortalidad de Sampedro

Comenta y elogia Ángel Gabilondo la palabra, la ética, la solidaridad del gran humanista que ha sido José Luis Sampedro, y recuerda un diálogo con él, el año 2005, en el que el economista y novelista exponía su preferencia de la mortalidad sobre la insoportable inmortalidad. Insoportable, apabullante, exasperante, es, en verdad, la inmortalidad para el hombre mortal, que no la entiende, que la desea y sueña tal vez, pero que le desborda y llega a enloquecer, a medida que se adentra en su imposible comprensión. Porque la inmortalidad es don de Dios, creador y dador de vida, inmortal en sí y por sí, sin el cual la inmortalidad es un concepto que se nos escapa y, al escapársenos, nos aterra.

Ur-ederra

Acabo de verla: impetuosa, desbordante, impaciente, presurosa.
Agua hermosa (Ur ederra). Agua limpia, y clara, útil y casta.

Hermana agua.
Agua descalza y franciscana, natural y purísima.
Hermana agua.

Agua llovida sobre los hayedos y pastizales, sobre las torcas, uvalas y simas de la sierra Urbasa (bosque de agua). Se filtra luego por los intersticios de los estratos calizos hasta el inmenso impluvium subterráneo, y escapa al fin por esta resbaladiza quebrada de la vertiente sur de la sierra, cabe el Puerto de Baquedano, entre líquenes, musgos, hayas, arces, tilos, robles, yedras, fresnos, mimbreras…, que no la dejan sola hasta que se deja seducir, ya muy cerrera y corrida, por el río Ega, a los pies del Belástegui, cerca de Arbeiza y Zubielqui.
Hermana agua, que has dado y das de beber y de soñar a hombres, animales y plantas. Y vuelves otra vez, por evapotranspiración, a la hermandad natural de la nube, de la nieve y de la lluvia.
Las claras fuentes y corrientes ríos / en magnífica abundancia / sabrosas y trasparentes aguas le ofrecían…

El humor

El humor, el buen humor, está por encima del optimismo y del pesimismo, actitudes excesivas, porque nace de la realidad, que no puede ser ni optimista ni pesimista, ni siquiera buena o mala, sino que está esperando que seamos nosotros lo que pechemos con ella, para poder llamarnos buenos o malos.
Sin igualdad esencial entre los hombres no hay verdadera libertad humana.-
– No es verdad que todas las personas sean iguales ante la ley. Lo son todas de por sí, pero su diferente función social y las consecuencias derivadas de ella las hacen, se quiera o no, desiguales, no esencialmente desiguales.

A veces pienso…

A veces pienso, en estos días tristes, si no estamos ante una pérdida de confianza social y de una falta de liderazgos políticos tales, que el vértigo de la historia nos esté llevando a una Tercera Transición, en la que el PSOE y el PP, ya con menos de un 50% de los posibles votos de los españoles, según las últimás encuestas, no sean los sujetos políticos principales de la misma. A veces pienso… Ojalá que sea sólo un mal pensamiento, un errático divertimento, la expresión mental decaida ante una información negativa abrumadora, por un parte, y ante una concepción -la mía habitual- demasiado utópica de España y de las gentes que habitan ese país.

El Gran Debate de la Cinco

Salgo durante unos minutos del Gran Debate de la Cinco, cuando por el apasionamiento de varias de las señoras intervinientes (y de un señor) apenas se entiende nada, apenas se entienden entre sí. Todo un símbolo y hasta señal de lo que está ocurriendo en toda España en este momento grave: los errores del rey y del marido de una infanta; tal vez los de la infanta misma; la obsesión de muchos contra el rey y la casa real; la viabilidad de la monarquía sin la abdicación del rey en el heredero de la Corona; la corrupción de los partidos políticos; las cuentas turbias del ex gerente del PP, el partido en el Gobierno, que está poniendo en jaque a su partido, a una cierta clase empresarial y al propio Gobierno; la crisis económico-social que todo lo complica; la deriva independentista en Cataluña; el escándalo de los ERE en Andalucía, y el menor de las dietas entre los políticos navarros… Todo esto y treinta cosas más, de ese cariz, cayéndonos como rayos cada semana, cada día, a cada hora, nos apesadumbran, nos enervan, nos llegan a desbordar, tal vez a enloquecer. Esta tarde, a lo largo del programa, datos nuevos vienen a colmar el colmo. Abro ahora la ventana al frío de la nochde de abril, porque la intensa calefacción me está poniendo malo. ¿O será el programa de la Cinco, tan exquisitamente llevado por Jordi González?  ¿O será la España de hoy? Dios mío, no sé si volver al programa, o poner un poco Mozart. O ver la apelícula de turno. O ponerme a hacer unos versos. Todo menos inhabilitarme para seguir pensando y viviendo, al menos como hoy, mañana por la mañana.

Un programa sobre Navarra

Ayer, después de la exitosa serie Cuéntame cómo pasó…, me quedé a ver el programa que Imanol Arias y Juan Echanove hacen recorriendo España: Un país para comérselo, que, tengo que reconocer, con cierta vergüenza, no conocía. Le tocaba esta vez a Navarra. Y la verdad es que lo hicieron muy bien, aunque algunos habrán pensado que se trataba de un escenario más de la Semana de la Verdura de Tudela, o de una descarada propaganda de los productos típicos navarros: la alcachofa, el cardo, la borraja, el queso del Roncal, el vino, las chuletas de carne de vaca (aunque sea gallega) a la brasa, el ajoarriero… Pero ese es uno de los objetivos del programa, y junto a los productos de Navarra han estado, están y estarán todos los de España. Puede que hasta el navarrismo del oficial del Polígono de Tiro de las Bardenas haya servido para hacer menos extraño y menos peligroso el susodicho Polígono. De todos modos, la belleza de los paisajes, recién llovidos y nevados de este invierno-primavera, la calidad de las imágenes, el embrujo de las Cuevas de Zugarramurdi -incluido el gracioso brebaje-, la maestría de Floren Domezain, las dotes de naturalidad, jocundidad, alegría y hasta de voracidad de Echanove, bien acompañado también en este papel por Arias, hicieron de todo el reportaje una obra de arte desenfadada, optimista, divertida, cercana, popular, encantadora. Sin sofisticación alguna, lejos de cualquier asomo de erudición barata, a pie de calle, a pie de popularidad televisiva, fue un programa excelente, fresco, lleno de realismo, de humor y de vida. Enhorabuena.

Falso progresismo

Cambiar el mundo, sin cambiarse uno mismo, es la cómoda y machacona consigna del falso progresismo. Es sólo cambiar el mundo a medida de cada uno.

Los imputados

Escribí, el otro día, con cierto humor, en mis apuntes sobre aforismos y afines, esta bravata: Y como estoy im-putado / sigo como di-putado. Quería reflejar la realidad de la reacción de la mayoría de los políticos españoles que no están de acuerdo en que la mera imputación de un juez, de alcance incierto, arruine su vida política. Bien. Habría que buscar un punto intermedio: que toda persona pública imputada, no sólo política, abandonara provisionalmente su cargo o su responsabilidad públicos hasta la sentencia del juicio posterior. No puede arruinar la vida una falsa o escasa imputación, que muchas veces termina en nada. Pero tampoco se puede ser ministro, presidente de Comunidad, diputada, alcalde, o directora de una  televisión, con una imputación -una sombra, una sospecha, un dedo acusador…- sobre sus espaldas. En lo que todos los partidos deberían ponerse de acuerdo, de una vez.

Martes de Pascua

                     Luc 24. 11

A las santas mujeres, que fueron antes que nadie al sepulcro de Jesús, los Doce no les creyeron. Después de 20 siglos, a sus sucesoras los Dos mil no les entendieron. Y durante ese largo período de tiempo, los Doce, los Doscientos, los Dos mil ilustres varones apostólicos, salvo contadas excepciones, se des-entendieron (de ellas).

Lunes de Pascua

Si Jesús resucitó,

de la muerte nos salvó.

 

Mas si le venció la muerte,

desdichada es nuestra suerte.

 

Y bien vana es nuestra fe,

si Jesús vencido fue.

 

Pero vivo le encontraron

los que muerto le lloraron.

 

Y con su fe consiguieron

lo que antes ni previeron.

 

Hasta dar su entera vida

por proclamar su venida.

 

Dios no dejó que su Ungido

fuera por siempre vencido.

 

Si Dios no es justo, no es Dios,

y entonces, una de de dos:

 

O todo tiene sentido.

O todo es un sinsentido.