Archivo por meses: septiembre 2012

La dualidad tramposa

Estamos habituados a  que en las situaciones, políticas o no, mas difíciles  entre dos partes siempre nos salga alguien con la treta de estar a las dos barajas, de equiparar dos situaciones contrarias, de no comprometerse con ninguna de las dos posiciones. Esto es lo que hace un hoy el editorial de EP. Estando en desacuerdo como está, por lo escrito en los últimos días, con las exigencias de Mas, no puede parece  que apuesta por Rajoy y la Constitución, sino que le echa en cara, cómo no, al presidente del Gobierno el enconamiento de la cuestión, tras haber combatido el Estatuto de Cataluña y alentado un revisionismo del sistema  autonómico. Pero es que ¿no se puede revisar el sistema autonómico o no se podía poner en cuestiòn el Estatuto, por ser anticonstitucional, como lo hizo el má alto Tribunal? Por otra parte, el editorialista es otro de los que manejan el mito federal del que hablaba yo el otro día, porque comienza diciendo que el federalismo es el único camino para encontrar soluciones al problema planteado por las incomodidades y disfunciones del Estado de las autonomías y la única forma razonable de abordar una soluciónal problema planteado en Cataluña. ¿Qué tiene que ver el problema planteado por los independentistas catalanes con que el federalismo implique un reparto de atribuciones garantizado entre el poder central y los poderes territoriales? Acaso les va a convencer una mayor claridad y una más justa distribución de rentas entre todas las regiones? ¿Acaso piensan que el régimen de convenio navarro o de concierto vasco va a ser el del posible sistema federal? Tal vez el de un sistema federal asimétrico, como predicaba Maragall, es decir, privilegiado para Cataluña, sí, pero el de un sistema federal cooperativo, igual para todos, no. Y ya, para que la dualidad sea completa, ni siquiera las  severas palabras del rey  sobre la unidad de España merecen el aplauso de los dualistas. Para EP, el rey debiera haber dicho esas palabras in persona (si  lo hubiera hecho así, le hubieran criticado por su exagerado e inoportuno intervencionismo, como lo han hecho todos los soberanistas-independentistas más IU, naturalmente) y no en la página informática de la Casa Real. Para Iñaki Gabilondo, hombre de EP y su voz en la radio o en la red, tanto Mas como el Rey han achicado con sus actuaciones la posibilidad de entendimiento y de acuerdo en la entrevista de hoy. La comparación es verdaderamente risible. Pero jugar a las dos barajas tiene esos inconvenientes

De Esperanza Aguirre a Santiago Carrillo.

No es del todo cierto que el día de la muerte -física o política- sea para todos el día de las alabanzas. Un  ecritor periodista resume la vida del dirigente comunista español como la de un saquete de maldades, atribuyendo además el dicterio a Felipe González. Tampoco tras la muerte politica de la lideresa madrileña son todo buenaventuras, aunque uno de sus admiradores entusiastas diga de ella que tardará en nacer, si nace, una mujer liberal tan decisiva como la ex presidenta de la Comunidad de Madrid. El apartamiento de toda actividad de cualquier hombre público deja expedito el camino y abiertas las posibilidades a los amigos y enemigos, que sólo por eso han de estarle agradecidos. No llega aqui el furor hasta perseguir a quien huye. Y, además, ya nos dice el refrán que a enemigo que huye / puente de plata. Morir es apartarse definitivamente, huir al infinito. Buenos momentos ambos, el de dimitir de un cargo o dimitir de la vida para intentar decir algo certero de una persona, o, incluso, recordar,  para agradecérselo, algo esencialmente creativo o benéfico. Pero, dado el poco culto de los hombres de pluma, de máquina de escribir, de ordenador o de micrófonos a la verdad, raro es el intento de imparcialidad sobre la ejecutoria vital de los hombres públicos que se van. Suele ser ocasión para que cada uno se reafirme en sus opiniones, opciones o propósitos con ocasión de una vida ajena. O de elogiar en el otro una parte de sí mismo. O a sí mismo en la figura del que se aleja, cuando no intenta sustituirle durante un rato. Pero también hay algunos ensayos de totalidad que merecen nuestra laude. Lo cierto es que de los obituarios y páginas de despedidas de personas ilustres hemos aprendido todos con frecuencia  a conocerlos mejor y hasta estimarlos. También de la despedida de Esperanza Aguirre y de la muerte de Santiago Carrillo.

La Vanguardia

En estos días de ánimo triste y ánima en pena he ido a leer el diario digital más leído en Cataluña, y, no sé si por mi estado de ánimo o porque la realidd es así y no hay que darle vueltas, me he encontrado con un diario independentista o que parecía serlo, especialmente en sus colaboradores. No he encontrado, ya digo, tal vez por mi torpeza o por mi mala suerte, un sólo trabajo que hiciera justicia a la España real, ampliamente mayoritaria, que cree y espera en Cataluña y ama a Cataluña y no quiere vivir sin ella. Me han ofendido gravemente con su tono agriamente vindicativo y hasta provocativo, militantemente antiespañol, siempre victimista (como en aquellos tiempos algunos decían de Pujol). Hasta a mi dilecto P. Batllori, nada menos que académico de la Real de la Historia, lo sacan ahora como dechado de catalán-europeo (¿y nada más?). Y todo esto en La Vanguardia, cuya dirección calla o no dice nada, o escribe para que no se le entienda, porque quiere ser, en el mejor de los casos, neutra, y en el peor o más cotidiano y elemental, dirección de La Vanguardia! Y luego se preguntarán algunos cómo han cambiado tanto en tan poco tiempo los catalanes…

El mito federal

El partido federal español fue durante el siglo XIX un partido muy disperso y diverso, en buena parte radicado en Cataluña, muy irregular, desgarrado con frecuencia interiormente y mal avenido con los otros partidos. En su época de gloria, los nueve meses de la I República sellaron su descrédito. Sobrevivió malamente hasta la Segunda República, de nuevo fraccionado, y  su importancia política fue mínima. La Constitución de 1931 no fue federal, porque la inmensa mayoría de los republicanos no lo era, y menos que nadie Azaña, y el partido socialista tampoco. Se quedaron con la llamada República integral. El presidente catalán Companys, en aquella barrabasada criminal que fue el 6 de octubre, proclamó el Estat Català  dentro de la República Federal Española, que no existía. Y bastaron unas bombas que le envió su amigo el general gobernador de Barcelona para que toda aquella ficción, que dejó un montón de muertos y heridos, no durase más de unas horas.. En las Constituyentes de 1977-1978 tampoco la forma federal del Estado consiguió grandes entusiasmos. Ahora, Izquierda Unida se llama federal, sin que sepamos bien qué quiere decir con eso, y los socialistas catalanes (PSC-PSC.PSOE), sobre todo desde Maragall, se llaman estatutariamente, congresualmente, federales. ¿Federales de qué Federación? ¿De la suiza, de la mejicana, de la rusa…? Y todo lo quieren solucionar con esa palabra mágica de federalismo, por cierto un federalismo asimétrico, para que sepamos todavía menos qué quiere decirse con el latiguillo, que oculta, por ejemplo, la vergüenza de llamarse españoles o, al menos, constitucionalistas, de una Constitución que no es federal. De todos modos, el federalismo ha entrado en el diccionario de todo buen progresista que, por serlo, tiene que ser federal. Y así ayer mismo el excelente historiador que es Santos Juliá escribe en EP que en cuestiones de gastos funcionamos como como un Estado Federal; que si Cataluña recauda una parte sustencial de los impuestos que hoy ingresa el Estado, habríamos desembocado en un Estado federal por el tortuoso camino del Estado Autonómico. Para acabar contraponiendo a la independencia la permanencia en un Estado federal. Su colega Soledad Gallego-Díaz, en otro artículo muy atinado, llega a decir, como el summum del progreso político  frente a su opuesto regreso: como si no existieran españoles federales igual que existen españoles centralistas… Del federalismo se puede escribir y hablar ad nauseam. Del federalismo no original (Suiza, Alemania, USA…)  y reciente como es el belga, baste decir que su puesta en marcha ha durado cuarenta años ¡con el éxito que es conocido!  Y eso que son sólo tres Regiones y Comunidades. Porque el federalismo, aunque se piense muy otra cosa, es mucho más exigente, equitativo, igualitario,  y más centralizador y cooperativo que ese Estado de las Autonomías (con mayúscula: por Comunidades Aautónomas) que tenemos. Y todos los nacionalistas-autonomistas, nacionalistas-confederales, nacionalistas-soberanistas y nacionalistas-separatistas lo aborrecen mucho más que al sistema autonómico que gozamos hoy. El Convenio navarro y el Concierto vasco no son utillaje federal, sino más cercano a lo confederal, mantenido (Convenio) o creado (Concierto) en circunstancias históricas graves, que no son las de hoy en Cataluña.- Todo puede ser reconsiderado, es cierto. Pero flamear el estadarte del federalismo como si fuera panacea, remedio universal y clave de solución mágica es un error… de ignorantes, ingenuos o pillos redomados.

Decepción y tristeza

Mi creu de Sant Jordi (cruz de San Jorge) gimió metálicamente durante toda la jornada dentro de la bolsita  de tercioipelo rojo en que me la dieron y en la que la guardo. Y la decepción y la tristeza se apoderaron de mí durante muchas horas. Ni el presidente Pujol, que me la entregó -y con quien cené después, en compañía, entre otros, de Camilo José Cela- era entonces independentista ni lo era su Gobierno. No he querido escribir nada en los periódicos hasta mucho más adelante, cuando algo se clarifique y predominen  las  reacciones  sensatas, por doloridas que sean, en medio de otras tan insensatas. Me parece todo tan negativo, pero, más aún, tan injusto, tan cruel… No quiero aceptarlo. Y por eso  -también la esperanza nace a menudo del sinsentido- espero que no sea así.

Homenaje a Salvatore Quasimodo

  ( Una metáfora plena de la vida, de cualquier acontecimiento aun el más vívido, también de España)

            Un hombre solitario palidece
          ante el milagro de la aurora atardecida.
          Y de pronto se pone a anochecer