Archivo por meses: diciembre 2011

Dios está escondido

En un nuevo libro, bellísimo y cercano, que me envía el poeta Santiago Montobbio, La poesía es un fondo de agua marina, hay un poema, titulado Dios está escondido y se pierde en el olvido, que viene como de perlas a estos últimos días de Adviento y como de molde a esta concepción teológica actual sobre el misterio de la libertad del hombre ante Dios, y de Dios ante el hombre: el Dios de Nazaret, que el género literario de los Evangelios de la Infancia, hasta hace poco desconocido, nos traza con los símbolos más populares y liberadores

-Nos ha dado la vida para que le encontremos en
sus caminos
y le seamos de ayuda. A veces aparece en ellos
como un mendigo.
Hay que reconocerlo. Hay que darle la mano,
sacarle del zurrón algo de queso y pan, y compartirlo.
Darle también un poco de vino. Cuando lo
encontremos
hay que pararse para darle compañía y aliento en
su camino.
Si no, estará cada vez más perdido. También
poemos encontrarlo dentro de nosotros mismos,
en el fondo
del corazón, en sus tierras últimas. en la noche y
en la sombra
pero también en el alma y en la luz. Como el agua
                     fresca
que reclaman. Podemos encontrarlo adentro y
hemos
de hacer lo mismo: ofrecerle vino, darle abrigo,
serle compañía
y en nosotros seguir su misterioso, singular latido.

Corrupción y ley electoral

En el cara a cara entre el candidado a la presidencia del Gobierno  de la Nación y la portavoz de UPyD -uno los momentos más relevantes del proceso de investidura-, excepto en la expresión de corrupción generalizada, que Rosa Diez retiró poco más tarde, estoy de acuerdo con ésta última más que con Rajoy, quien, por otra parte, se ha mostrado como un maduro hombre de Estado, como un caballero y como un avezado político dentro del ámbito del centro-derecha. Y es que la corrupción política, propia de todos los partidos políticos, ha sido una plaga durante muchos años sobre todo dentro de los dos grandes partidos españoles, y eso no se debe exagerar, pero menos disimular, ocultar o pasar de largo.- En cuanto a la ley electoral, por muchos votos que tuviera cuando se estrenó y  después, en fecha reciente, no sólo favorece a los grandes partidos, como en muchos países europeos, sino que favorece todavía más a los partidos autonómicos, primados por el complejo centralista de los políticos de la Transición, y cuyos resultados electorales son todo un agravio comparativo con partidos nacionales como Izquierda Unida, y Unión Progreso y Democracia, que necesitan muchos más votos que cualquier minúsculo partido regional, con lo que esto significa para el desajuste de la política española. Si, además, no pocos partidos de ámbito autonómico, privilegiados con esa plus electoral, se mueven sólo por objetivos independentistas, la injusticia se convierte en una burla. Pero esto no se atrevió a decir ni Rosa Díez.

Muerte de Vaclav Havel

Hoy guardo luto por mi admirado Vaclav Havel, hombre de mi misma edad: el dramaturgo, el intelectual, el resistente, la víctima del comunismo (una pneumonía mal curada en sus cinco años de cárcel fue el principio de su mala salud que le ha llevado a la muerte), el político tardío de vocación humanista, el gobernante moral y ético, el genuino patriota checo, el europeísta… Para mí, la figura política más alta de Occidente durante los años de sus mandatos. El vacío sonoro es ahora mucho mayor en Chequia, en Eslovaquia, en toda Europa, en todo el mundo

“El Mesías”

Pocas veces el teatro Gayarre se ha roto en aplausos, como esta noche, ante la orquesta barroca europea, dirigida por el célebre director y músico Paul Dombrecht, y el coro de Cámara del Palau de la Música Catalana, interpretando el más conocido y triunfal oratorio de Händel, compuesto en 24 días. Aunque me hubiera bastado, desde mi sentido litúrgico de los tiempos, que se hubieran limitado a la primera parte (sobre Adviento y la Navidad), lo cierto es que, como se hace ya en casi todas partes, la interpretación completa en estas fechas  tiene la ventaja de celebrar el entero sentido cristiano de los diferentes episodios de la vida de Jesús y su exégesis a través de los textos del Antiguo y Nuevo Testamento. Me hubiera levantado yo también, como el rey Jorge II y todos los británicos hasta hoy, no sólo durante el coro del Hallelujah, sino en muchos otros momentos, porque mi espíritu, y el de los demás oyentes sin duda, estaba más alto aún que los textos que aparecían delante de nosotros en el frontal del teatro, aunque les faltara añadir la fuente bíblica correspondiente. Tantas veces y en tantos sitios escuchado, he ido cantando el oratorio para mis adentros, del principio al fin, emocionado, estremecido, transformado. Lo mismo la cantinela lírica primera, con letra de Isaías Confort ye, my people; el aria And He shall purify, del profeta Malaquías; el recitativo Behold, a virgin shall conceive…, que los exultantes coros finales navideños For unto us a child is born y el Glory to God. El concierto de esta noche me ha revivido, potenciado y ahondado todas las entrañables navidades de mi vida.

La Natividad

        (La Natividad. Anónimo italiano.
                       c. 1400.
         Museo de Bellas Artes. Bilbao)
             
           
                      Deja de rezar, María.
                   Deja de pensar, José
.

               Que están rozándole al Niño
               la negra mula y el buey.
               El buey marrón se le acerca
               y el Niño, de tan buen ver,
               lleva la mano a la mula,
               que no la quiere morder.
               Los dos le quitan el frío,
               pero ¿quién puede prever
               lo que los dos animales
               pudieran llegar a hacer?   
             
                  Deja de rezar, María.
                  Deja de pensar, José
.

Románico y gótico

Vuelvo a mi dilecto Museo de Bellas Artes Museoa, de Bilbao, y me detengo por hoy en las salas 1 y 2, dedicadas al arte románico y gótico (siglos XII-XIV), con bellísimas tallas y pinturas, de carácter religioso, de las llamadas escuela española, escuela italiana y escuela catalana, la mayoría de ellas de autores anónimos. Qué gravedad, qué unción, qué majestuosidad, qué elevación, qué sublimes expresiones y actitudes, qué sentido de la trascendencia, de lo santo, en el sentido de Otto, de la religación con la Divinidad, en el sentido zubiriano. No lo volveremos a encontrar, salvo en contadas excepciones, ni en la escultura ni en la pintura posterior. Las comparo con las pinturas y esculturas expuestas en la sala 3, dedicada a obras del siglo XV y XVI. Ni el encanto de Jan de Gossaert, ni la gravedad de  Pieter Coecke, ni la finura del Maesttro de la Adoración de Amberes, o la majestad de Coly de Coter… pueden igualarlas. Todos sus personajes, comparados con los anteriores, nos parecen muy humanos. No: demasiado humanos.

Por imperativo legal

 Por imperativo legal. Es decir: Porque no hay otro remedio… Porque nos obligan… Por que, si no, nos quedamos fuera… Qué triste oír esta fórmula, que un presidente socialista del Congreo tuvo un día por ilegal, y que no se oye en ningún otro Parlamento nacional europeo… Y más triste aún oirla en boca de diputados de Izquierda Unida, que no es un partido inddependentista, cuyos diptados votaron en su día el texto constitucional, y hoy ni aceptan la monarquía, ni la bandera, y declaran la Constitución obsoleta y prostituida. Por eso merece un aplauso la actitud de los senadores peneuvistas, encabezados por el veterano Anasagasti, que, al revés que sus colegas del Congreso, utilizaron las fórmulas habituales, empleadas por  los Ajuriaguerra, Arzallus, Unzueta… y no imitaron a los representantes de Amaiur, que han ido a las Cortes, con la bendición-maldición de ETA, simplemente a declarar la independencia de Euskadi y a denigrar, acusar y amenzar a España: ¡A “poner al Estado entre la espada y la pared”, según sus palabras textuales!

Católicos alemanes

Releo, ahora con mayor detenimiento el informe sobre la Iglesia católica en Alemania, escrito por Klaus Nientiedt, redactor jefe del semanario Konradsdsblatt, del arzobispado de Friburgo, en vísperas de la última visita de Benedicto XVI. La lectura  del mismo ha sido para mí, por una parte, reconfortante, y por otra, preocupante. Reconfortante, porque he visto una Iglesia con una gran capacidad de autocrítica, crítica y renovación, incluidos puntos hasta ahora tabú, comenzando por algunos de sus cardenales, obispos y grandes  teólogos; por sus buenas relaciones institucionales Iglesia-Estado; por la organización de su laicado -Comité Central de los católicos, Katholikentags (asambleas de los católicos cada dos años)…-; sus buenas relaciones con los luteranos y los musulmanes; la intensa conciencia ecuménica; su presencia instituciconal  en la Universidad; la importancia dada a la religiòn o la ética en la escuela; su labor social y asistencial –Caritas Verband junto a otras iniciativas-; su alta producción intelectual; ahora mismo, la campaña trianual de diálogo(12121-1215) en todas las diócesis acerca de la responsasbilidad social, liturgia y testimonio de fe en el mundo… Y preocupante, porque veo cómo se extiende allí también el abandono de la Iglesia de muchos fieles, sobre todo tras los conocidos escándalos sexuales de religiosos y sacerdotes; la disminución alarmante, como en tantos otros sitios, de vocaciones al sacerdocio; la división creciente entre grupos llamados integristas y grupos llamados progresistas; el crecimiento del Islam, a la vez que la indiferencia religiosa  y la increencia, especialmente en la antigua Alemania oriental… Es cierto que el entusiasmo suscitado por la elección de un papa alemán  en toda la nación ha palidecido, sobre todo por la “marcha atrás” del Vaticano ( o así se entiende)  en los “apaños” con los católicos integristas de Mons. Lefevbre y cierto estancamiento en los avances ecuménicos y disciplinares.- Debemos tanto a tantos católicos (y no católicos) alemanes: biblistas, científicos, teólogos, filósofos, juristas, políticos, escritores, poetas…, que todo lo que sucede en Alemania no nos  es extraño, ni mucho menos, sino nuestro, muy nuestro también.

“Coincidirá con Bildu…”

Mientras leo que Bildu pide en las Juntas de Álava suprimir la subvención a la Fundaicón Fernando Buesa, leo  también el blog de Santiago González, que carga en EC contra José Antonio Pastor, ese chico para todo en el PSE, que nos alegra un día y nos entristece otro, que una vez nos convence y cinco nos indigna y hasta escandaliza. Ha debido de decir que es lógico que se entiendan la derecha vasca (PNV) y la española (PP). ¡Como si hubiera sido ilógico que durante años se hubiera entendido con esa derecha vasca el mismísimo PSE (suma de virtudes, como se ve por el último libro de Eguiguren)! ¡O como si fuera ilógico, y a él no le diera vergüenza, entenderse ahora, para sostener su gobierno en Euskadi con el repugnante PP, ese partido, que, según el mismo Pastor, en cuanto abren la boca, se les ven las caries del franquismo! En cambio, según el mismo don José Antonio, antiguo alcalde  de Ortuella por poco tiempo, el PSE coincidirá con Bildu… Nada de extrañar, después de ver lo que ha hecho, hace, ha dicho y dice nada menos que el presidente del PSE, Jesús Eguiguren. En Navarra ya hicieron un pequeño ensayo: los independetistas vascos de Larraga, amigos de ETA de toda la vida, eligieron alcalde, tras un acuerdo expreso, a un  propicio socialista local. Le hicieron a éste un expediente en su partido, pero ahí sigue, intacto. Tal vez para coincidir un día próximo con Bildu.

Hablar de Dios

En su libro La ausencia, el periodista y pensador Vicente Verdú habla de muchas cosas importantes.También de Dios como Ausencia, por la que exhalamos, respiramos, esperamos… O de Dios, como panal o dulce coagulación del amor, licor del polo que alcoholiza la soledad suavemente, que azucara la desesperanza y espolvorea la ausencia de anís. Comenta el escritor en una entrevista posterior que le hace VN:  Hablar de Dios parece que ahora es algo de alienados o sectarios, y que el hombre moderno debe ser agnóstico, o, más aún,  que no piensa en el más allá ni en nada que se le parezca, autorizado a todo. Pero es un hombre desconcertado, que puede confundir el bien y el mal.