Archivo por meses: marzo 2009

Preservativos contra el sida

Muchos estarán diciendo, estos días, en el lenguaje castizo de la calle, y hasta con el mayor respeto posible, quién le mandará a este papa inteligente e intelectual ponerse a hablar del preservativo contra el sida el mismo día de comenzar el primer viaje al continente africano. Para empezar, con eso solo habrá dado el máximo relieve a un asunto menor desde el punto de vista moral y para muchos hasta escandaloso, como se ha visto en casi todas las reacciones políticas, y habrá ocultado o puesto entre paréntesis la inmensa labor que lleva a cabo la Iglesia católica en África y en todo el mundo contra el sida. Y habrá también muchos que, tras este traspiés y tras el tropezón del levantamiento de la excomunión a los lefevrianos, con todo lo que sucedió  en ese entorno, pensarán si basta a veces muchos años de clase y muchos años de curia para calcular, presentir y apreciar el pensamiento y el sentimiento de la gente, eso que se llama opinión pública, que es también un signo de los tiempos y un elemento esencial de toda evangelización. Que lo que realmente dijo el papa no sea ningún disparate y pueda sostenerse con gallardía, ésa, lamentablemente, no es la cuestión.

La Iglesia en Brasil

Hace sólo unas semanas el presidente brasileño Lula, acompañado de su esposa, visitaba el Vaticano, donde firmaba el acuerdo entre la República Federal de Brasil y la Santa Sede: el estatuto jurídico de la Iglesia católica en el país más poblado y extenso de Sudamérica y de Iberoamérica. El titular brasileño de asuntos exteriores reconoció allí la importancia de la dimensión religiosa del individuo, así como el papel de gran relevancia que jugó la Iglesia enl a democratización de Brasil, especialmente en la protección y promoción de los derechos humanos, incluso acogiendo a personas que eran víctimas de la persecución política. ¿Dijo algo parecido sobre la Iglesia en España ante un papa algún ministro español en estos 30 años?

Dichosos

Al final de la misa por el tío Antonio, celebrada en la capilla de la Casa de Misericordia de Pamplona, he recitado esta breve proclamación de la dicha, teniendo muy en cuenta el ejemplo de Jesús, el suyo propio y el recuerdo de los últimos días:

Dichosos los que ven en el prójimo a Dios Nuestro Señor/
más presente que en una catedral o en un cielo estrellado.

Dichosos los que tienen la paciencia de mirarse a sí mismos/
antes de juzgar alegremente a los demás.

Dichosos los que alegran la vida de los solos y encogidos/
doblándoles el alma.

Dichosos los que tienen como lema de vida permanente/
que el dar es más humano que el lindo y grato recibir.

Dichosos los que creen más allá de ellos mismos/
más allá de su corta experiencia y su buen corazón.

Dichosos los que esperan contra toda esperanza/
sin trazar la raya del futuro en sus límites propios.

Dichosos los que estrechan la mano temblorosa del enfermo/
incierto en su existencia, pendiente hacia la muerte.

Dichosos los que mueren rebosantes de vida y buenas obras/
en paz con este mundo y en paz consigo mismos.

Un conflicto de intereses

La ministra de la Igualdad, la ministra Aído, lo ha dicho mejor, más sincera que nadie, y esta vez sin pisotear la morfología ni la sintaxis: El aborto es un conflicto de intereses entre la madre y el no nacido (ni siquiera nasciturus: el que va a nacer). Y ahí está la clave de casi todo: la vida sometida al interés (particular). Y, como el interés (de la mujer) está por encima de todo, no es penalmente punible, no debe estar ni siquiera en el derecho penal. Todo lo demás es, al parecer, retrógrado, viejo, rancio, conservador, demagógico y repetido.

La niña violada en Brasil

Helder Cámara, antecesor del cardenal Cardoso Sobrinho, no lo hubiera hecho. Y Jesús de Nazaret, que es nuestro único modelo, tampoco. La niña tiene nueve años y fue violada por su padrastro y corría peligro, si el embarazo de dos gemelos continuaba su curso, que son los dos casos en los que el aborto es legal en Brasil. El presidente Lula da Silva, que se declara cristiano y católico, lamenta profundaamente que un obispo de la Iglesia Católica haya anunciaado la excomunión incluso a la niña: Creo que en ese aspecto la medicina tiene más razón que la Iglesia. Dejándonos de dibujos, y aun poniéndonos en la más exigente de las actitudes, una excomunjión pública y solemne, destemplada incluso, a un niña de nueve años violada me retrotrae a tiempos pasados que no quiero que vuelvan. Estos días estoy estudiando una etapa en la que las excomuniones públicas y agresivas salían de muchos eclesiásticos con tanta abundancia como las bendiciones y las indulgencias. A nadie se le puede excomulgar por no ser un héroe, y menos por no ser casi un suicida. Se podrá pensar y juzgar lo que se quiera de este caso y de otros, pero condenar con esa fiereza  pública a alguien, y menos a una niña de nueve años, y a quienes quieren salvarla es todo menos una medida evangélica. ¡A ver si va a resultar que el único católico del corro va a ser el padrastro violador, que sí quería que nacieran los gemelos!

“Lo es todo”

Queremos a este país más que a nuestra vida, lo es todo, ha declarado Juan José Ibarretxe a los dos diarios (españolistas) más leidos en Euskadi. Que quiera más  la vida de toda la comunidad que la suya propia le honra; esto ya lo decían y enseñaban los griegos del siglo V a. C. Que el país lo sea todo: he ahí, sin tapujos, sin disimulos, el totalismo patriótico, el patriotismo-nacionalismo extremo, totalizante, fundamentalista. Todo por la patria, la patria lo más importante, lo único importante, todo.

Tercer Domingo de Cuaresma

Leí de una tirada el breve y muy bien escrito libro del biblista español, ya citado hace una semana, Santiago Guijarro, Jesús y el comienzo de los evangelios, que es al mismo tiempo una introducción y en cierto modo un resumen de algunas cuestiones que ocupan hoy más a los exégetas y teólogos: la experencia religiosa de Jeús, su actuación, sus discípulos, el primer relato sobre Jesús, el Documento Q, etc. La obra, una joya de síntesis y precisión, nos ayuda a conocer y a querer al Jesús histórico en las diversas imágenes que nos dibujan los principales estudiosos: Maestro de sabiduría, Profeta escatológico, Carismático espiritual, Reformador social y Judío marginal. Si no sólo y exclusivamente una de esas figuras, ¿por qué no algo o mucho de cada una de ellas?

Multiculturalidad e interculturalidad

La idea de multiculturalidad surgió en los siglos XVIII y XIX, cuando se reconoció que existían modelos subculturales (que otros llaman culturales) y que la cultura no era la misma para todos. Prefiero llamar subculturas a esos modelos o géneros subculturales, porque creo que la cultura  como tal abarca los valores y principios esenciales del hombre, comunes a todos, y que la diversidad de aplicaciones no puede llamarse cultura sino subcultura. Pues bien, en el llamado multiculturalismo se habla de culturas superiores e inferiores o se busca falsamente un punto común entre ellas.Y así en algunas grandes ciudades del mundo cada barrio presume de una cultura distinta, apartada, contraria incluso a las otras;l o que origina toda clase de fundamentalismos. En cambio, la interculturalidad, que está más cerca de mi concepto de subcultura, exige el diálogo y la intercomunicación de las subculturas, y en cada ciudad, región o país se aceptan aquellas subculturas que sean compatibles, convivibles con las ya existentes o con la predominantemente existente, a la vez que compatibles con la ley común que rige la comunidad, sin que ninguna de ellas se arrogue la exclusividad y menos el violento dominio sobre las otras.

Vaya susto

Vaya susto, como él dice, nos da el neurocientífico catalán, residente en Estados Unidos de América, Joaquin Fuster, cuando a la pregunta sobre algún hábito extendido que esté resultando nocivo para nuestra salud, responde que leer demasiado la prensa diaria y mirar demasiado le tele. Ambas venden malas noticias y se callan las buenas; además, te quitan tiempo para hace cosas más útiles, como son la ciencia, el deporte, el arte, y la filantropía. Una cosa es estar al tanto de lo que pasa en el mundo y otra paparruchas y esperpentos, los cuales sí son nocivos para la salud. Queremos información fiable y opinión equilibrada. Pero curiosamemte, añade, cuando algo va mejor en en este mundo,tenemos que adivinarlo, porque el periódico y la tele hablan menos de ello.- Creo que muchos, que abusamos un tiempo de la lectura de periódicos y de la contemplación de la tele, estamos muy de vuelta ante tanta basura, morbo, mentira, frivolidad e inconsistencia. Me alegro de que una personalidad cientifica, pero con los pies en el suelo, denuncie tan contundentemente el fenómeno. Que no sólo atañe a la Iglesia, a lo que me he referido no pocas veces, sino a toda la sociedad.

Foro católico-musulmán

¿Quién sabe algo en España del último Foro católico-musulmán celebrado en el Vaticano, bajo la dirección, por parte musulmana, del Gran Mufti de Bosnia-Herzegovina, jeque Mustafá Ceric? ¿O de la carta que 138 líderes del mundo musulmán dirigieron poco antes a sus colegas cristianos, titulada Una palabra común entre nosotros y vosotros? Dice así la conclusión número 8 del Foro: Afirmamos que ninguna religión ni sus seguidores deberían excluídos de la sociedad. Cada uno de ellos debe poder rendir su contribución indispensable al bien de la sociedad, en concreto al servicio de los mas necesitados. Y en la número 11 se comprometen cristianos y musulmanes a renunciar a toda presión, violencia agresiva y actos terroristas, en particular los perpetrados en nombre de la religión, y a sostener el principio de la justicia para todos, asi como a garantizar que la dignidad humana y el respeto se extiendan tanto a los hombres como a las mujeres sobre base paritaria.- Lo he ponderado mientras leía unas declaraciones durísimas de Pilar Manjón  sobre la suerte de muchos de sus compañeros y sobre la persecución que todavía sufren por parte de los llamados yihadistas, y  cuando veía la triste división política en Madrid en torno a las víctimas del 11 de marzo, que muestra el rostro más miserable de quienes no saben subordinar lo menos importante a lo más sagrado.