Un conflicto de intereses

La ministra de la Igualdad, la ministra Aído, lo ha dicho mejor, más sincera que nadie, y esta vez sin pisotear la morfología ni la sintaxis: El aborto es un conflicto de intereses entre la madre y el no nacido (ni siquiera nasciturus: el que va a nacer). Y ahí está la clave de casi todo: la vida sometida al interés (particular). Y, como el interés (de la mujer) está por encima de todo, no es penalmente punible, no debe estar ni siquiera en el derecho penal. Todo lo demás es, al parecer, retrógrado, viejo, rancio, conservador, demagógico y repetido.