Archivo por meses: mayo 2008

Hambre y biocombustibles

Como comemos tanto y tan bien, cada día se nos hace más inimaginable no ya el cómo se pasa hambre, sino hasta que haya gente con hambre. Estos días hemos leído, junto a noticias de manifestaciones sangrientas a causa del hambre, cerradas con una porrada de muertos, en Haiti o en Camerún, las palabras de Jean Ziegler, enviado de la ONU para asuntos alimentarios, que confirman que la crisis que sufren ya muchos millones de personas en África, Asia y América, no ha hecho más que empezar. Y lo que puede parecer curioso para algunos es que en la crisis tiene mucho que ver el problema de los biocombustibles. Pues, sí, lo tiene. Dejando ahora a un lado las consecuencias para el medio ambiente, positivas y negativas, de la producción y del uso de los biocombustibles, para el sector alimentario sí que son innegables. Al comenzar a utilizarse el suelo agrario para el cultivo directo de bioetanol (maíz, sorgo, remolacha, caña de azúcar, trigo, cebada) o de biodiésel (aceites vegetales, soja, colza), en vez de aprovechar los restos de otros cultivos, se ha comenzado a producir un efecto de competencia en la producción de productos alimenticios y de biocombustibles, haciendo aumentar vertiginosamente el precio de aquéllos. En Argentina, p. e., las plantaciones para biocombustibles, mucho más rápidas que los pastos para vacas, duplicó o triplicó el valor de la carne de vacuno, alimento principal en el país. En Méjico, la compra de maíz para producir biocombustibles en Estados Unidos, primer productor en el mundo de bioetanol (36%), junto con Brasil (33%) y China (7´5%), ha duplicado y triplicado el precio de la  tortilla de maíz, comida básica de los mejicanos. Y hasta en Italia (productor importante de biodiésel, con un 7%) ha subido el precio de la pasta, en España el del pan… Y para qué hablar de India, China o Indonesia, que se suman con entusiasmo a esta carrera loca, dejando desabastecidos muchos mercados mundiales de alimentos básicos, quitando suelo al arroz, primer alimento mundial, y haciendo subir los precios  en todo el mundo, con el argumento o pretexto, muchas veces, de reducir el precio del petróleo o combatir el cambio climático. Ya hay dirigentes y científicos que piden una moratoria en la producción y uso de los biocombustibles. La soberanía alimentaria es uno de los primeros derechos de la humanidad, de toda ella. Y el hambre es el jinete, no del Apocalipsis sino de la muerte, más seguro y más veloz.

Patriotas españoles

Leo unos cuantos artículos sobre el patriotismo de los españoles alzados contra las tropas napoleónicas, a partir del 2 de mayo de 1808. Algunos autores han seguido escribiendo como escribían antes. Otros, por fortuna, han dejado, por lo visto, de pensar que sólo los revolucionarios de izquierda o marxistas-leninistas pueden ser patriotas, como los excelentes poetas comunistas de los años treinta y cuarenta, que cantaban ardientemente a la Patria, a la Madre Patria España. O que sólo la democracia puede ser el objeto de deseo de un verdadero patriota. Menos mal que lo que ya Esquilo, y desde él millones de hombres han entendido tan bien en todo el mundo, por fin comienzan a verlo ciertos escritores españoles. Ahora ya podemos decir que se puede ser ilustrado y patriota, incluso afrancesado y patriota, como Jovellanos, que, a la hora de la verdad, eligió el bando acertado contra los que se aliaron con el enemigo de España, como los Blanco o los Azanza (navarro, por cierto). Sí, Jovellanos rechaza la cartera de Justicia que le ofrece José Bonaparte (el Pepe Botella del vulgo) y prefiere ser miembro de la Junta Central antinapoleónica: “La nación se ha declarado generalmente y se ha declarado con una energía igual al horror que concibió al verse tan cruelmente engañada y escarnecida“. Y otros con él, torpes partidarios un día de la Convención, que no les desengañó con sus horrores, y tuvo que llegar el Bonaparte del 18 de Brumario o o el pretencioso y cruel conquistador de Europa. Poco consuelo puede ofrecernos el que Hegel, Schelling, Goethe, Hölderlin o Beethoven fueran también otros desengañados. Al fin y al cabo, el mismo Napoleón, en el memorial de Santa Elena, daría la razón al pueblo español, calificado por tantos como bestial, manipulado, cruel, supersticioso…, en su rebeldía contra lo que el mismo gran corso llama  la inmoralidad e injusticia de su intento no disimulado de conquista: “Los españoles, en masa, se portaron como un hombre de honor”. Las Cortes de Cádiz llegan después y más tarde la reacción fernandina. Ahora hablamos del levantamiento del pueblo español contra la opresión napoleónica (no contra los franceses). De su patriotismo. De su amor a la Patria, palabra que ha desaparecido de la literatura civil y eclesiastica. Como si fuera diversa, por ejemplo, de la Comunidad. Sólo que más hermosa y más históriamente rica. Pero, ay, más manchada, claro. 

“Un mundo cada vez más elevado”

Volvió ayer a Pamplona, por sexta vez,y con su propio e inseparable piano de cola, el genial pianista polaco Krystian Zimerman. Uno de los grandes intérpretes de nuestro tiempo, que comenzó a los siete años en el conservatorio de Katowice y recibió, el 2005, después de premios incontables, el rarísimo título de doctor honoris causa por la academia de música, también de Katowice. Pianista, organista y director excepcional, siempre ha actuado con los más grandes y grabado con las mejores casas del mundo. No olvidaremos nunca su interpretación, ayer, de la Sonata para piano núm. 32 en do menor, opus 11, de Beethoven, la última sonata para piano (del ciclo más famoso de la historia), terminada en 1822, llamada El Testamento, de muy trabajosa composición. Si me gustó el tempestuoso y misterioso primer tiempo, donde luchan las dos almas faustianas del autor, el segundo, con su arietta y sus variaciones, me llevó -y dejo que el legendario Alfred Cortot diga lo que yo no sé decir- “a un mundo cada vez más elevado, en el que el espíritu parece desprenderse de la materia, revelarse a sí mismo a través del infinito”. Misterio de esa ubertad de voces mútiples y múltiplemente combinadas, arrancadas por el hombre del mundo de los elementos mudos y quietos de la materia, a través de mil actos mentales y manuales. Voces, sonidos, músicas (de Musas, claro, personificaciones divinas, al fin y al cabo), complejas y profundas, alegres o tristes, claras u oscuras, siempre conmovedoras, que nos traen y nos llevan cada vez más cerca de ese misterioso y vivísimo Ser, fundamento último y omnipresente de las cosas, del universo.

“Qué injusto es todo esto”

Transcribo con emoción muy triste parte del mensaje que me envía un amigo, después de leer una de las entradas recientes de este cuaderno: “Bien sabes que somos padres de un precioso niño de cinco años. Es un nuestro cielo en la tierra. Pues, no conformes con uno solo, decidimos aumentar la familia. Pero en esta ocasión mi mujer ha sufrido tres abortos en trece meses. El último terrible, brutal, incluso con riesgo serio para ella. Permaneció ingresada una semana en el intento de salvar el embarazo. No fue posible. Estaba de más de 14 semanas. En el transcurso de esas semanas vimos a quien después no llegó a ser nuestro hijo. Vimos mover sus piernas, sus brazos. Todo iba bien. Todo. Hasta que la naturaleza o yo qué sé qué dijo que ya no debía continuar. Qué injusto es todo esto. Hay personas que luchan por el “derecho” a abortar, y otros no podemos hacer nada por evitarlo. Todavía mi mente se resiste a olvidar las imágenes de aquel niño de 14 semanas que se movía en el vientre de su madre pareciendo saludar a sus futuros padres. Además de lo físico, lo anímico es horrible. Desde entonces mi mujer está rota. Le está costando mucho. Y a mí también“.

¿Racionalidad de la fe?

No existe una singular racionalidad de la fe. No existe más que la racionalidad común, parte muy principal de la inteligencia humana. No hay que buscar ese dichoso punto de contacto o punto de encuentro, que tanto ha atormentado a algunos teólogos y filósofos, entre Dios y el hombre, lo Absoluto y lo relativo, lo Infinito y lo finito, lo Sobrenatural y lo natural… La inteligencia humana está abierta absolutamente al Absoluto, al Trascendente, que no está fuera, extrínseco al hombre, sino dentro de él -de alguna manera hemos de hablar-, en todas partes, en todos los seres, como Ser fundante y fundamentante de todo. Zubiri frente a Barth. El Dios de Jesús de Nazaret frente al Dios de los metafísicos griegos y de los antimetafísicos.

¿De la Iglesia o de los ayuntamientos?

Andan por ahí algunos partidos y algunos alcaldes y concejales haciendo una activa campaña afirmando que los templos navarros no son de la Iglesia, sino de los ayuntamientos, confundiendo tal vez la situación legal española con la francesa, o retrotrayéndose a la inicua ley de Confesiones y Congregaciones Religiosas, de junio de 1933, de la cual hablaré pronto, en su 75 aniversario. En España la Iglesia tiene la propiedad pacífica de sus  templos desde la construcciòn de los mismos, hace dos o mil años, antes, incluso, de que existieran muchos ayuntamientos. Está demostrado exhaustivamente en los libros parroquiales, especialmente en los de fábrica. La Iglesia ha ejercido claramente esa propiedad a lo largo de la historia. Que un ayuntamiento haya sido o sea patrono de una parroquia, eso ni le daba ni le da derecho a la propiedad, como ocurre con cualquier patronato. ¿Y qué es eso de la privatización? Pocos lugares tan públicos como un  templo y otros locales de la Iglesia, mucho más que cualquier propiedad municipal, aunque sean tan gravosos de mantener y se cobre a veces por su visita. ¿Cuáles son los motivos de tan repentino fervor eclesial en muchos políticos, que no los pisan nunca y aun los tienen por centros de supersitición y de magia, como suelen decir cuando hablan en confianza, repitiendo lugares comunes ilustrados  del siglo XVIII, y aun calvinistas del siglo XVI?

El Convenio sobre la discapacidad

 No fue noticia en primera de ninguno de los diarios españoles. Ayer, 3 de mayo, entró en vigor el convenio (la convención) de la ONU sobre los derechos de las personas con discapacidad, tras haber sido ratificado por una veintena de países, el último: Ecuador. El convenio, primer tratado que reconoce los derechos de estas personas, en el marco del derecho internacional, prevé las medidas, tanto de no discriminación como de acción positiva, que los Estados deberán implantar para garantizar a las personas con alguna discapacidad -¡no discapacitadas!-los mismos derechos, en igualdad de condiciones con las demás. Se trata, en una palabra, de conseguir su plena inclusión en la sociedad.- Quienes, y somos seguramente casi todos, hemos vivido o vivimos con o cerca de personas con alguna discapacidad, celebramos el hecho como un acontecimiento, como una de las novedades más beneficiosas y justas de nuestros días. Ya sé que sólo es el comienzo, la inauguración de una larga etapa, pero de todos depende que vayan cumpliéndose las largas consecuencias prácticaas del convenio formal. Hay ya algo hecho. En España llegan al 7% los empleados con alguna discapacidad incorporados a la administración general del Estado. En Navarra algunas empresas y administraciones públicas, uno de los campos de mayor aplicación del convenio, emplean ya un buen número de personas con alguna discapacidad. Todo es empezar, y empezar con buen pie, nunca mejor dicho.

El milagro de Giuliano Ferrara

Giuliano Ferrara es todo un personaje en Italia. De cuerpo gigantesco, hijo de un militante turinés del PCI, fue él también militante comunista; después pasó al PSI de Craxi; se enredó en polémicas mil con los jueces de Mani Pulite; fue condenado por los tribunales por ofensas a la magistratura, igual que por ofensas al diario ex comunista L´Unitá, al que llamó homicida, etc. Berlusconista al fin, el Cavaliere le hizo ministro de relaciones con el Parlamento. Autor y presentador de programas en televisión, dirige el periòdico Il Foglio (La hoja), desde donde hace años conduce una ruidosa campaña contra la religión laicista y especialmente contra el aborto, que califica de “supremo escándalo de nuestro tiempo“. Últimamente propone por todo el mundo una moratoria mundial del aborto igual que la recomendada moratoria de la pena de muerte. Pero GF no ha dejado la política activa, a pesar de haber perdido, frente al célebre juez Antonio Di Prieto, una anterior elección legislativa. En las últimas elecciones a presidente de la República, GF tuvo, sorprendentemente, 10 votos en una de las tandas. También se ha presentado a las últimas elecciones con una lista llamada Asociación defensa de la vida: no al aborto, pero no ha pasado de los 135.578 votos. A GF le definen algunos como ateo devoto, pero él no es ateo, tampoco católico: cree en un Dios personal.- Todo esto es útil para entender que en uno de los diarios italianos Steffano Lorenzetto haya escrito sobre el milagro de Giuliano Ferrara, a las pocas horas del fracaso electoral. Y el milagro es que un miliardiario milanés, Alfredo Villa, que hizo fortuna también en Wall Street con la pronografía, convertido después por el ejemplo de un cura santo, Luigi Longhi, ha regalado a GF todo un conjunto residencial en el campo, con todas las de la ley, para jóvenes madres que no quieren abortar, y que Villa propone se llame, como homenaje al político antiabortista, Casa del Foglio. Lorenzetto resume así el milagro: “Si era esto lo que querías -niños que crecen, en vez de  terminar triurados entre los deshechos de los hospitales-, remángate los puños, Giuliano. Con tu lista (electoral) loca has dado una casa a la vida que nace. Las llaves son tuyas”.

Oda breve a los héroes del 2 de Mayo

Dejadme que hoy os cante, patriotas madrileños,
en este Dos de Mayo, centenario dos veces,
con una oda breve, al estilo de mi tiempo,
en libérrimos versos con música de fiesta.

A pesar de los años y las modas, tan varias,
a pesar de costumbres y morales diversas,
con todo el pacifismo mamado en estos lustros,
yo os venero por héroes y santos de mi pueblo.

Con vosotros revivo la furia y rebeldía,
al ver hozado el suelo de la patria en peligro
por tropas extranjeras que, en lugar de ideales,
trajeron la violencia, la rapiña y el odio.

Con vosotros revivo la terca resistencia
a toda felonía, impostura y atropello.
Europeoy francófilo, os evoco y admiro:
que ya os cobija el templo de paz universal.

Dejadme que hoy os cante, patriotas entrañables.
que luchasteis por Dios, España y vuestras cosas.
Ya muy lejos del odio, el rencor y la revancha,
por la unidad de Europa también nos precedisteis.
   

Inhumana insensibilidad

Hablando del aborto es demasiado fácil repasar los fundamentos teóricos de una u otra parte y hasta apurar los extremos biológico-filosóficos. Pero hay horrores que no merecen reflexión. Lo que de verdad me escandalizó hace unos meses, en el caso de las atroces clínicas ilegales, y me sigue escandalizando, es la total o casi total insensiblidad de esos sectores de opinión siempre alerta para condenar y denunciar cualquier desmán y cualquier exceso. Porque, tras esas terribles noticias de trituradoras, de carnicerías infames con fetos de varios meses de existencia, aqui no hubo nada, o apenas nada: apenas una voz, alguna que otra protesta desmayada, ni un grito siquiera de espanto. Ni diarios progresistas, ni feministas, ni intelectuales, ni organizaciones pro derechos humanos… Casi nada. Apenas nadie. Al revés, estuvieron a punto de pagarlo los que denunciaron esas clínicas de la muerte, esos mataderos antiguos. Todo ha sido después un alarde de publicidad a favor de las mujeres que abortaron ilegalmente y de los que hicieron todas esas operaciones macabras, que seguramente siguen haciéndose por ahí. Una rana, un arrendajo, un gato o una foca les merecen más atención, respeto y afecto que un feto humano. Aqui mandan los intereses corporativos, las señas estáticas de identidad estática. Las consignas. Los imperativos de no pasar la raya de la moda (anque sea tan horripilante). Aquí, donde se pide a voz en grito el aborto libre sin más, donde se le llama derecho como si fuera el derecho a operarse de corazón. Un método más de planificación familiar. Donde, como escribe Ignacio Peyró, es más fácil abortar que deshacerse unas ojeras y donde está mejor visto que una liposucción. Lo que da bien cuenta de nuestra deshumanización, de nuestra des-moralización. Se puede criticar cualquier hipocresía, cualquier aspaviento, cualquier fariseismo condenatorio e inhumano en este ámbito delicado. Y más nos valdría a todos salvar lo que se pueda en vez de perder mucha fuerza en salvas. Pero cuando se desbordan todos los límites, incluidos los legales y hasta humanos, el silencio en quienes hablan a todas horas es sólo la señal máxima de la impostura, de la cobardía, de la inhombría.