Temblor metafísico

Atravesaba yo los espacios en una pequeña cabina, pilotada por un ser invisible, de ésos que no podemos reconocer o que, reconocidos, olvidamos al instante. No sé si subíamos o bajábamos, o simplemente rodeábamos algún punto fijo u objetivo teórico. Lo que sí sé que fue un momento de turbación primero, de pavor después. ¿Dudé del sentido de mi viaje espacioso-temporal? ¿Se resintió mi temporeidad de la total inanidad perpetua? ¿Me acerqué demasiado al Ser y viví el estruendoso encontronazo con la nada? ¿Era Dios el que guiaba la navecilla aérea, mucho más frágil que el aire, de mi vida, y me quedé en la soledad atroz de su ausencia repentina? Todo el día me ha rondado la experiencia onírica, atrapada al despertarme algo antes de la hora habitual. Y todavía me parece algo más que real.