Shame

¡Shame! (¡Vergüenza!) fue el lema que encabezó, junto a la bandera belga, la magna manifestación de flamencos, bruxelenses y valones, que recorrió anteayer las calles de la capital belga y europea frente a sus políticos ineptos e irresponsables, que están a punto de alcanzar la marca mundial de días sin gobierno, superando incluso a Irak. Shame, gritan todos los días los  indignados tunecinos frente a un Gobierno equívoco, que no acaba de sustituitr al anterior. Shame es el grito de millones de italianos contra la desvergüenza personal y política de Berlusconi, que ha convertido su sistema de gobierno en un verdadero putiferio (en el doble sentido italiano y vulgar español). Shame ha dicho en las urnas la atormentada población de Sudán del Sur, que por fin parece ha podido liberarse de la dictadura de la sharía y de los opresores musulmanes del Norte. Shame, vienen coreando, en las últimas semanas, por un motivo u otro, millares de personas en Bolivia, Argentina, Guatemala, Grecia, Francia, España, Portugal, Reino Unido, Holanda, Egipto, Jordania, Argelia, República del Congo, Costa de Marfil, India, Pakistán, Irán, Palestina, Israel… Y cuando no pueden corearlo en la calle, lo corean en la RED o de manera todavía más discreta, en Cuba, China, Vietnam, Corea del Norte, Myanmar… Contra, frente o de cara a muchos políticos y responsables varios de graves errores o desajustes poiíticos, económicos y sociales, que hacen sufrir a millones de seres humanos. Shame: no se puede decir, con menos letras y menos retórica un sentimiento-vivencia, generalizado en muchas partes del mundo, que es a la vez repulsa y propósito, condena y afirmación, pasado y futuro, injusticia y justicia, desesperación y esperanza.