Reintegración foral plena

El 4 de junio de 1921 publicaba el diario jaimista, El Pensamiento Navarro, el manifiesto A los navarros, firmado por la Junta Regional Jaimista y el Consejo Regional Nacionalista, órgano supremo en Navarra de la Comunión Nacionalista Vasca, como se llamaba desde 1916 el Partido Nacionalista Vasco, fundado por Sabino Arana Goiri. Sin renunciar a ninguno de los principios fundamentales propios, ambas formaciones se ponían de acuerdo en varios puntos concretos de acción que trascendían las coaliciones electorales próximas pero que las incluían también. Y así el comunionista vasco pamplonés Manuel de Aranzadi, que venía siendo elegido diputado a Cortes desde 1918 con los votos integristas y mauristas de su ciudad, volverá a ser elegido hasta septiembre de 1923 con los votos carlistas-jaimistas. El punto primero del acuerdo recoge “el acatamiento humilde y sin distingos de todas las doctrinas, enseñanzas y mandatos de la Iglesia Católica y Apostólica Romana“, y el punto tercero “la realización de una fuerte solidaridad de la familia vasca”, “exaltando las características raciales y singularmente la Lengua vasca, lingua navarrorum, como la llamó nuestro rey Sancho el Sabio“, error tan repetido después. Muy interesante es el punto cuarto, lleno de iniciativas de tipo social. El segundo punto explica muchas cosas que han venido después, hasta hoy mismo: “Reintegración foral plena y, en ese sentido, restauración, como punto de partida, en todo su vigor y eficiencia iniciales, del pacto de 1841, para llegar a la derogación de la nefasta y tiránica ley de 25 de octubre de 1839, que aniquiló la soberanía de Navarra y de todo el País Vasco, así como de cuantas atentaron contra la constitución foral de nuestro País; volviendo al estado de derecho existente en los tiempos en que los pactos de unión con España eran respetados”.