Manuel Aranzadi

La vida pública del jurista y político navarro, Manuel de Aranzadi Irujo (Estella,1882-Pamplona, 1942) cuya nota biográfica he preparado para el Diccionario biográfico que va a editar la Real Academia de la Historia, es una muestra curiosa, compleja, apasionante, de lo que ha sido y es la política entre nosotros y fuera de nosotros. Hijo del jurista y prohombre euskaro Estanislao Aranzadi; primera figura del nacionalismo vasco en Navarra desde 1910 a 1931 (Comunión Nacionalista Vasca desde 1916 a 1930), que aquí fue casi siempre moderado, abierto y pragmático, fuerista extremo más que independentista o separatista; diputado a Cortes desde 1918 a 1923 con los votos integristas y mauristas de Pamplona, primero, y de los jaimistas después; buen orador y capaz de enfrentarse al tradicionalista y mellista, siempre antinacionalista, Víctor Pradera en más de una ocasión; más republicano que monárquico y cercano a la tesis aconfesional en 1930, durante el congreso reunificador de Vergara, fue suplantado por el catolicísimo José Antonio Aguirre, alcalde de Guecho, la primera figura del PNV durante los treinta, en la candidatura católico-fuerista en Navarra, junio del 1931, y entonces se eclipsó su estrella. En medio de una grave crisis de sus correligionarios navarros, dimitió de la presidencia del Napar-Buru-Batzar y se retiró a la vida profesional, a potenciar sobre todo la editorial que lleva su nombre, fundada por él en 1929, hasta hoy el mejor fondo, en sus múltiples variedades, de la legislación española. No pocas veces escribió en aquellos días sobre lo mal que lo había tratado su partido y sobre lo mal que conocían y trataban los nacionalistas bilbaínos a Navarra: como una sucursal. El 20 de julio de 1936, cuando el PNV navarro se desligó públicamente del Gobierno republicano, los carlistas navarros pamploneses, que habían colaborado o contendido con él, lo vieron con la boina roja y fusil al hombro por las calles de la ciudad. Su hermano menor y su hijo mayor partieron para el frente en unidades de requetés.
¡Dios mío, cómo nos han contado u ocultado ciertas historias! ¿Quién habló de “memoria histórica”?