Patético

Es verdaderamente patético y sonrojante que nadie hiciera en Barcelona el más mínimo acto de autocrítica, dentro del acto de defensa del juez Garzón, organizado por la Generalidad de Cataluña. Ni siquiera del golpe del 6 de octubre de 1934 y de las matanzas de 1936-1937, consideradas como algunas de las más atroces de la historia contemporánea. Para los asistentes al acto reivindicativo, sólo el franquismo cometiò crímenes, y punto. Ni socialistas, ni comunistas, ni esquerristas, ni anarquistas (si alguno había)… fueron capaces de una sola palabra de excusa y menos de perdón: eso no es cosa de ellos. Ni siquiera recordaron lo que escribió Vicens Vives sobre la Cataluña de aquellos años, cuando no funcionaron los reflejos de la cordura (seny) y se dejaron libres los frenos del arrebato (rauxa), al abrigo del misticismo mesiánico, de cuño celtibérico (dencuny celtibèric). Que este hecho, enmarcado en la órbita de la intranquilidad europea contemporánea, condujo a posiciones revolucionarias de octubre de 1934 y de julio de 1936 no es un secreto para nadie. En ambas ocasiones, los catalanes dejaron de dar testimonio de nuestra responsabilidad hacia los otros pueblos de España, de nuestra madurez para hacerles aceptar los caminos que les indicábamos desde 1901.