Obispos y militares

El debate económico de anteayer, en TV3, entre el ministro y candidato Solbes y el economista, empresario y también candidato Pizarro fue para mí un alivio y a la vez un regocijo. Después de tanta tensión y dramatismo en todos estos meses, ver un mano a mano entre dos caballeros, dos economistas respetables y respetuosos, dos políticos sensatos y civilizados era lo mejor que podíamos celebrar. Todo lo demás: que si aburridos, que si abstrusos, que si poco pedagógicos, que si mejor o peor, me parece muy secundario. Todo lo contrario sentí cuando lei, hace unos días, el resumen de un mitin vulgar de todo un ex presidente de Gobierno, pidiendo a grito peláo que los obispos y los militares se presenten a las elecciones, si quieren hablar de política. Faltaban en ese grito cerril los banqueros, para que volviera a los aires políticos de la España de hoy la clásica trinidad odiosa de muchos años de anticlericalismo español. ¿Por qué no citaría el ex presidente a los banqueros? ¿Estarán acaso con él o cerca de él? De todos modos, comparar a los obispos -así, en general, como de costumbre- con los militares -también, en general- no tiene pies ni cabeza. Sumemos a estos despropósitos indignos de políticos europeos del siglo XXI los asaltos, ataques e insultos de algunas hordas de indeseables universitarios a tres candidatas en Barcelona, Madrid y Santiago de Compostela, y tendremos con sólo eso un cuadro triste de nuestra degradada situación política. Así que un debate Solbes-Pizarro, a cualquier conclusión técnica o política que lleguemos, no puede menos de devolvernos un poco de confianza, sin llegar al optimismo.