Navarra de Ultrapuertos

Aunque los dos diarios navarros no dedicaron una línea al evento, cuando pasó la nevasca, con la que me encontré el día 20 de marzo, tuvo lugar, tres días más tarde, el encuentro entre las dos Navarras en el edificio Izendeguía de Roncesvalles, organizado por la Consejería de Cultura del Gobierno de Navarra. Fue el tercero y, con mucho, el mejor preparado, lo que no es moco de pavo. A pesar de la suspensión de la primera cita y de que el clima no se había convertido de repente en primaveral, nos reunimos casi un centenar de personas de “los dos lados de la muga”, navarros españoles y franceses: autoridades locales, profesores, estudiosos, amigos e interesados en la historia común y sobre todo en el presente y el futuro comunes, dentro de la Europa común. Excelente fue la disertación del historiador Alfredo Floristán Imízcoz sobre la historia de las dos Navarras tras la anexión de la española a la Corona de Castilla, y muy vivas y penetrantes las reflexionnes del catedrático de Pau, Pierre Bidart, a quien tanto he leido sobre la Navarra de Ultrapuertos, que, por cierto, nunca fue Sexta Merindad, como todavía neciamente se repite. Interesantes asimismo resultaron la mesa redonda, en la que hablamos de cosas muy cercanas y útiles -como la utilísima autovía de Pamplona a Orthez-, igual que las conversaciones durante las pausas y el almuerzo en La Sabina y en La Posada. Pero, por lo visto, no debieron de verlo así en la redacción y dirección de los dos diarios navarros, que pasaron olímpicamente del gozoso acontecimiento cívico y cultural que fue el encuentro. Y no debió de ser por la nieve.