Haiti (II)

Decimos Haiti o los haitianos. No todos. Los más ricos y poderosos, sucesores de aquella pequeña minoría de amos en un país de esclavos,  no han muerto, a no ser excepcionalmente, bajo los escombros. Sus viviendas no se han derrumbado. No han huido. No viven a la intemperie. No buscan cada día qué comer o dónde dormir. Tal vez desde ahora se van a sentir más protegidos. Tal vez van a ser más ricos aún. Las causas de la tragedia, que mencionaba ayer, no afectan a todos por igual. Haiti no es todo igual. Los haitianos no son libres, pero mucho menos iguales.