En un régimen de libertad

 

          La agonía y muerte de Adolfo Suárez ha dejado un poco orillada la muerte del mejor alcalde del mundo (Singapur, 2012), Iñaki Azcuna, alcalde querido y admirado de Bilbao, renovador de la ciudad, nacionalista vasco no independentista, liberal en el mejor sentido de la liberalidad/generosidad, firme siempre frente al terrorismo de cualquier clase, culto y cultivador, popular con el pueblo y para el pueblo, católico sincero y discreto… Un hombre y un político de primera clase. Queriendo unir las dos figuras, la de Suárez y Azcuna, me vienen como de molde aquella palabras escritas por Julián Besteiro, el 13 de agosto de 1924, en El Imparcial, bajo el título El espectro irlandés. ¿Será posible evitar la catástrofe? Otra vez se abre la llaga de la guerra civil. El catedrático de Lógica de la universidad central y vicepresidente del PSOE y de la UGT recuerda que el Gobierno laborista de Mc Donald, y según el artículo 12 del Tratado entre Inglaterra, el Ulster y el Estado Libre de Irlanda, había decidido crear una comisión para fijar los límites entre el Estado Libre y el Ulster, para la que aquél se negaba a nombrar su representante. Por eso el Gobierno inglés se aprestaba, a fin de cumplir lo pactado, a presentar un proyecto de ley y enviaba a la vez a dos de sus ministros a Dublín. Escribía sobre todo eso el futuro presidente de las Cortes Constituyentes:  Lo elemental y lo ingenuo sería montar en cólera y querer dominar por la violencia la fuerza de las pasiones, que podrán parecer todo lo repulsivas que se quiera, pero que la Historia demuestra hasta qué punto son arrolladoras si, previa una percepción clarividente de sus causas, no son tratadas con esa humana y tolerante disposición de ánimo que induce a buscar en un régimen de libertad la curación de las perturbaciones colectivas, que engendran los más monstruosos delirios del nacionalismo.