El primer exorcismo de Jesús

 

Un día en Cafarnaún

Mc 1, 21-34

 

En la ciudad de Cafarnaún,
donde Jesús vivió y tuvo su base de operaciones,
y escenario principal de enseñanzas y prodigios,
se puso por vez primera, un sábado, a hablar en la sinagoga.
Estaban sus paisanos asombrados
de lo bien que hablaba y razonaba.
Profeta de los últimos tiempos,
exorcista activo,
sanador-taumaturgo.
hablaba como quien tiene autoridad
y no como los escribas.

Su autoridad nacía de la fuerza del Espíritu.
del amor a su gente.
Nacía de su inmensa compasión.
Enseñaba curando,
liberando de dolencias, miedos y tabúes,
soledad y maltratos
a todos aquellos que querían
acercarse hasta él.

Un hombre, poseído de un espíritu inmundo,
forastero y hostil,
según entonces se creía,
un esquizofrénico quizas,
un psicópata acaso,
se lanzó contra él.
Y Jesús le exorcizó y le libró del mal.
La gente lo vio con claridad
y fue un clamor en toda Galilea.
¿Qué era aquello?
Una doctrina nueva,
expuesta con autoridad:
Hasta los espíritus inmundos
le obedecían.

Era llegado el tiempo en que iban a cumplirse
las profecías y esperanzas del pueblo elegido,
en que el reino de Dios, que iba a llegar,
estaba, de algun modo, ya presente.

Esta vez invitaba Pedro en su casa:
Eran cuatro los invitados: su hermano Andrés.
Jesús, Santiago y Juan.
Para colmo, la suegra de Simón
estaba en cama con fiebre.
El Maestro sanador la tomó de la mano,
como haría después  tantas veces con enfermos más graves,
la levantó de la yacija,
y ella, ya sin fiebre, se puso a servir la mesa de invitados,
echando un mano a la esposa de Pedro.

Al atardecer,
le trajeron  más
enfermos y endemoniados,
agolpados a la puerta de la casa.
Jesús curó a muchos de ellos
y expulsó muchos demonios,
a los que no dejaba hablar de sí mismo.

                                      Muy de madrugada, cuando aún estaba muy oscuro,
                          queriendo evitar que la gene le tomase por un caudillo patriota,
                                         se fue a un lugar solitario para hablar con su Padre.
                                                     Pedro y sus amigos fueron a buscarle 
                                             y le dijeron, ingenuos, que la gente le buscaba.
                                                        Pero él prefirió ir a otras partes,
                                                  pues para eso había comenzado su misión
                                                               

 ***

                                                                 Y recorría toda Galilea
                                   predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.