El Invierno

En estos días del último invierno, con frío, lluvia y nieve, oigo sosegado -dentro de Las cuatro estaciones, de Vivaldi, que un día nos introdujeron en el infinito mundo de la música clásica- el concierto núm. 4 en fa mayor, titulado El invierno. Castañetean los dientes de la naturaleza en el Allegro non molto. Oigo caer las gotas -pizzicato de cuerdas- en el Largo, o segundo movimiento, mientras el violín solista canta las excelencias del fuego del hogar. Rememoro en el Allegro las estaciones de esquí -Valdezcaray, Formigal, Panticosa, Candanchú, Navacerrada, Mont Blanc, Innsbruck…-, más vistas que recorridas, y me dejo llevar finalmente por los vientos, fríos pero saludables y renovadores, que revivo en las escalas trepidantes del violín.