Del interior del espíritu

Sigo trabajando sobre la evolución del PSOE durante la Segunda República, y esta tarde me releo varias sesiones de Cortes de junio y octubre de 1933. Me impresionan los kilométricos discursos de cualquier orador, sin un papel en las manos. Tres soberbias peroraciones de Lerroux, Prieto y Azaña, entre los mejores oradores del Congreso. En un descanso y para distraerme de una imprevista lumbalgia que me aherroja de vez en cuando, leo en el periodico la noticia, ya nacional. de que dos parlamentarias navarras, de signo político muy diverso, se entretenían ayer, durante una muy importante sesión presupuestaria enviándose tweets sobre los  tacones altos y su influencia en el sexo, sobre parlamentarios atractivos y otras metafísicas. No puedo menos de pensar en ellas (contra ellas) cuando, vuelto al Diario de sesiones leo esta frase de don Manuel replicando a quien le echa en cara cierta improvisación en su discurso: Jamás improviso mis discursos, porque los saco del interior de mi propio espíritu, en el que no hay nada improvisado. ¿No nos faltará a parlamentarios, políticos y no políticos interior y propio espíritu?