Algo de lo ocurrido

Los bancos no pudieron financiarse en el mercado interbancario – menores ingresos, pérdidas acumuladas, mayores costes de financiación y morosidad desbocada- y no pudieron financiar a su vez, llevando a la quiebra a muchas empresas y personas. Por si algo faltaba, los despidos millonarios de los gestores y muchas prácticas inmorales con los clientes -preferentes, acciones de riesgo…- acabaron de  arruinar y desprestigiar a muchas entidades bancarias por completo. Tras ello los inversores locales y extranjeros vieron un riesgo cada vez más alto de impago y vendieron deuda española en mercados secundarios. ¿Por qué? Porque la recaudación de impuestos ha ido cayendo en España al nivel de 2005 , mientras los gastos se mantenían muy por encima. Subió, pues, y volvió a subir la célbre  prima de riesgo, especie que no conocíamos los más, y la deuda nacional  pasó, en sólo seis años, del 40% hasta casi el 80%. Es verdad, lo que no suele recordarse, que el BEC ha prestado a nuestra banca, por un precio módico, nada menos que 375.000 millones de euros, que han sido destinados a la compra de deuda pública, pero tamaña ayuda resulta todavía insuficiente. ¿Quién recuerda ahora, por cierto, los errores cometidos por nuestras cajas de ahorro, gestionadas por los políticos locales de turno, a los que nadie les pidió cuentas, y su nefasta política inmobliaria, que las ha hecho desaparecer a casi todas? Claro que hay algún dato positivo: por ejemplo,  la empresa española de más de 200 trabajadorres es más productiva que la alemana, y  algún que otro negativo, fuera incluso de la crisis: las marcas de caliidad de las universidades españolas comparadas con otras europeas y americanas: ¡ y de esto no tienen la culpa los banqueros corruptos ni es cosa del  Lehman Brothers! No echemos tampoco toda la carga de nuestra ira al Banco Central Europeo, controlador oficial del déficit, ni a los líderes europeos que no establecieron la tasa Tobin ni acabaron con los paraísos fiscales, cosa ésta última, que, de suyo, se les escapa. Más culpa tienen seguramente la ley liberalizadora del suelo, de 1998, pero sobre todo los que no supieron o no quisieron impedir la especulación y el crecimiento de su precio, con la complicidad de ayuntamientos y empresas de la construcción. Un  demagogo unilateralista ha propuesto que, como hizo el pueblo de Roma, el año 1294, encerrando a los cardenales a cal y canto, sin comer y beber, hasta que eligieran al papa Celestino V, después de dos años de sede vacante, se encierre a los responsables de la crisis, o al menos se les rebaje el suedo a 500 euros, hasta que no salgamos de la sede vacante del bienestar y de la prosperidad.  Pero mucho me temo que, además de  a los ministros, presidentes autónómicos, alcaldes, banqueros…, haya que encerrar, no sé dónde,  o bajarles el sueldo, si es que todavía lo conservan, a muchos más, a muchisimos más…