A vueltas con el aborto

Leo en DN digital -un diario contrario por tradición al aborto- los comentarios de los lectores a la noticia de que 10 ginecólogas navarras y un ginecólogo, partidarios de la reciente ley, están disponibles para llevar a cabo abortos en Navarra. Los comentarios son muy numerosos: señal de que se trata de un asunto vivo, que interesa a mucha gente. Los hay desde las entusiastas felicitaciones a quienes han dado ese paso, que reputan audaz y hasta heroico, hasta los que reniegan de tales ginecólogas y no las quisieran para sus señoras. Y luego, las dos actiudes extremas: las de quienes hablan del aborto como si fuera sacar un pañuelo del bolsillo y las de quienes llaman asesinato a todo aborto, sea cual sea la causa. Algunas voces moderadas aparecen también: las que distinguen los casos y las situaciones, las que no confunden sus convicciones y posturas con la condena de otras convicciones y posturas diferentes. No he leido a nadie detenerse en el asunto grave de la libertad de conciencia de los diputados, y sí en cambio en la de los médicos y ayudantes. Tampoco he encontrado crítica especial al habitual silencio público de los expertos, que suelen firmar los manifiestos en pro y en contra del aborto. Ni parece tener en cuenta nadie la legitimación social del llamado derecho al aborto, por parte de políticos, comentaristas, medios de información, intelectuales y artistas…,  lo que me parece tan  grave o más, en lo que a influencia se refiere, que la misma ley. Y sobre todo, con la excusa de la legislación de otros paaíses, del demagógico horror a la cárcel para las mujeres y del estribillo progresista de la mujer como dueña de su propio cuerpo, apenas si se toman en serio los datos de la ciencia actual, por una parte, y, por otra, no se da la importancia debida al los diferentes tiempos del proceso vital intrauterino. Ni a las causas, frágiles o serias, de la interrupción de ese proceso.