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¿Cataluña independiente? (IV) El principio de auto-de-terminación

Tomo el térmimo, entre ingenioso y veraz, de la conocida obra de Jon Joaristi. Porque eso es el dichoso derecho a decidir, un hábil eufemismo para significar el derecho de auto-de-terminación. Habitualmente no se explica por qué no es válido ni licito ese llamado derecho. Porque es es el verdadero principio de destrucción de cualquier Estado, la creación más importante del hombre moderno, que viene ya desde el siglo XIV. Admitir el derecho a la autodeterminación -lo que quiere decir: en cualquier momento y en cualquier lugar- es admitir la destruccion de ese Estado -que no es un noviazgo, ni siquiera un matrimonio, una amistad o una simple empresa- a manos de cualquier capricho, veleidad o apetencia de cualquier clase. Por eso no existe en parte algna del mundo. Ni lo admite la ONU salvo en casos de dependencia colonial, conquista u opresión intolerable: Por cierto, si como afirman algunos independentistas interesados, la ONU admitiera ese derecho, no existiría la ONU. Sólo el régimen soviético de Lenin-Stalin, y por razones demagógicas de política interior, lo admitió teóricamente, cuando para impedirlo, siempre que lo quisieran, tenían el partido y el ejército a su servicio.

¿Cataluña independiente? (III) El derecho a decidir como señuelo

En vez de ir directamente a la independencia, en vez de reclamarla sin más, viendo que era algo fuerte, algo difícil de conseguir, una minoría independentista, que en las encuestas no pasaba del 20 ó 25 por ciento hasta hace dos o tres años, se inventó o copió del maestro Ibarretxe el ámbito de decisión,  la argucia del derecho a decidir, que califican de derecho elemental, derecho democrático básico y otras bondades igual de abstractas. Y así sedujo a muchos que no eran independentistas, y ni siquiera confederalistas, incluidos muchos anarquistas, socialistas y comunistas. ¿Quién puede negar a estas alturas cualquier derecho a decidir?, se dijeron y se dicen. Lo que no dicen es que quienes tienen verdadera necesidad de decidir, los que han movido la gigantesca rueda de la propaganda, ante el silencio y la pasividad de todos los acomplejados, engañados y miedosos, son los que, hace mucho, decidieron la independencia, los que quieren por todos los medios, legales o no -como lo declaran a cada paso-, la separación de España. Y así de ese ochenta por ciento, del que se habla, la inmensa mayoría se declara partidaria del derecho a decidir (urgentísimo, como se ve)… al servicio de los que buscan sólo, por medio de señuelos y de trampas, la independencia.

¿Cataluña independiente? (II) La trampa del derecho a decidir

Se pretende equiparar el llamado derecho a decidir la independencia (derecho de autodeterminción) al derecho genuino y pesonal de elegir los amigos, una profesión o un género de vida. Cada uno tiene el dereho a decidir aquello que puede y debe decidir dentro del ámbito de sus posbilidades físicas, morales y legales. Uno no puede decidir que su vivienda sea independiente de la comunidad de vecinos del bloque o que su barrio sea independiente de la ciudad de la que es parte… Es decir, en el ámbito público, la libertad de decidir significa derecho a decidir dentro de la ley, que es la garantía de la libertad y de la igualdad de todos. Uno puede, eso sí, intentar cambiar la ley, pero con el concurso de todos, pues que juntos vivimos y actuamos. De lo contrario, el llamado derecho a decidir no es más que un derecho fantasmal, que sirve para todo y para nada. Y sobre todo para confundir y engañar a casi todos.

¿Cataluña independiente? (I): El eterno derecho a decidir

Si el llamado derecho a decidir es tan elementalmente democrático, como dicen, será un derecho que dura toda la la vida personal y colectiva. Por lo tanto deberá ejercerse también durante toda la vida de cualquier comunidad, se llame como se llame. Pero aún no he oído ni leído de ningún independentista que exija el ejercicio de ese derecho después de una hipotética victoria en el ansiado referéndum, y por los siglos de los siglos, en la nueva nación que formen en el futuro.

Políticos e historiadores

Los políticos suelen hacer declaraciones, que terminan en un “sí” o en un “no”, sobre un fondo blanco o negro. Eso es lo que buscan y quieren los periodistas, que están en la misma longitud de onda que los políticos en la búsqueda y el comentario de la “rabiosa” actualidad. Los escritores, en cambio, y sobre todo los historiadores, saben que el “sí” y el “no”, el blanco y el negro no interpretan casi nunca cabalmente la realidad, que es  mucho más compleja y completa. Por eso suelen hacer reflexiones, escribiéndolas o diciéndolas en voz baja, tras estudiar serenamente los hechos; los hechos, entre los que saltan cada día, locuaces y clamorosos, los políticos y los periodistas.

Horas, días contados…

Qué bien abrir de nuevo el cuaderno de bitácora, hoy, 15 de septiembre, con este bello poema de Jesús Mauleón, “Horas, días contados”

Horas, días contados, tiempo querido,

caro

como una mercancía cada vez más escasa.

Sabrán ahora

por qué ama como nunca la vida que se se acaba.

Por poco que duréis, ¿no seréis siempre

la cima de un regalo?

Se sienta en vuestra mesa a las delicias

postreras de un banquete.

Para después espera un franco

refrigerio feliz de frutas refrescantes

en otra mesa larga que haga el sabor eterno.

Espera

los días ya sin precio y abundantes.

Mientras tanto,

disfruta esta antesala

llena de luz de las contadas horas.