¿Cataluña independiente? (III) El derecho a decidir como señuelo

En vez de ir directamente a la independencia, en vez de reclamarla sin más, viendo que era algo fuerte, algo difícil de conseguir, una minoría independentista, que en las encuestas no pasaba del 20 ó 25 por ciento hasta hace dos o tres años, se inventó o copió del maestro Ibarretxe el ámbito de decisión,  la argucia del derecho a decidir, que califican de derecho elemental, derecho democrático básico y otras bondades igual de abstractas. Y así sedujo a muchos que no eran independentistas, y ni siquiera confederalistas, incluidos muchos anarquistas, socialistas y comunistas. ¿Quién puede negar a estas alturas cualquier derecho a decidir?, se dijeron y se dicen. Lo que no dicen es que quienes tienen verdadera necesidad de decidir, los que han movido la gigantesca rueda de la propaganda, ante el silencio y la pasividad de todos los acomplejados, engañados y miedosos, son los que, hace mucho, decidieron la independencia, los que quieren por todos los medios, legales o no -como lo declaran a cada paso-, la separación de España. Y así de ese ochenta por ciento, del que se habla, la inmensa mayoría se declara partidaria del derecho a decidir (urgentísimo, como se ve)… al servicio de los que buscan sólo, por medio de señuelos y de trampas, la independencia.