Archivo por meses: junio 2011

Haizea

   Bienvenida a nuestras vidas,
   Haizea, viento de junio.
   Tú nos renuevas el aire.
   Tú nos haces nuevo el mundo.

Los políticos que merecemos

Cada pueblo tiene los políticos que se merece, es un lugar común que muchos dan por bueno. No digo que en algunos casos no responda literalmente a la realidad. Pero en muchísimos es una de esas estrategias de distracción, de las que habla Chomsky, y que el sistema económico-político utiliza para sus groseros intereses. Si el pueblo tiene la culpa, toda la culpa, de los políticos que elige, ya no la tienen, o la tienen mínima, los poderes económicos, los poderes políticos y los poderes mediáticos. Y así el pueblo interioriza su culpa, a veces hasta el desencanto y la depresión, en vez de hacer la autocrítica necesaria, y  sobre todo no se indigna o se revuelve contra aquellos poderes antes mencionados, mucho más responsables de las listas, de los programas y de los procedimientos electorales. No, no siempre o casi nunca tiene el pueblo la culpa de los políticos que elige.

Polvo eres…

El hecho de que acabamos definitivamente en polvo, en cuanto organismo físico-químico, nos venía siendo recordando cada año, en el miércoles de ceniza, cuando quien nos la imponía sobre la cabeza recitaba la fórmula tétrica y admonitoria, hoy suprimida: Recuerda que eres polvo y en polvo te has de convertir. Mayor constancia de tal realidad tenemos hoy cuando llevamos entre manos la urna con la cenizas de un ser querido tras la cremación. En el panteón familiar de Puente la Reina mis primos han depositado las cenizas de su madre, mi tía María la de Puente. En el corro de los familares presentes había varios sobrinos nietos, niños y adolescentes, que acaso veían con sus grandes  ojos por vez primera tan extraño acontecimiento. Los pájaros de la reluciente mañana de junio trinaban alborozados desde las florestas cercanas y unos perros próximos ladraron ferozmente durante un minuto impidiéndonos oír bien las palabras evangélicas que un sacerdote de los PP. Reparadores, vecino de la tía, iba recitando como una bendición primaveral y como un sentido a lo que parecía no  tenerlo. Porque el polvo es el símbolo de la nada, de la amenaza de la nada, de la nada definitiva.  Nada sin el alma o el espíritu que defendieron los filósofos griegos. Sin la nueva creación de la persona, del cuerpo espiritual que anunció y prometió Jesús de Nazaret, y sistematizó la primera teología cristiana. En la Oración final de su genial poema El Cristo de Velázquez, clama don Miguel de Unamuno:  … Que no como en los aires / el humo de la leña, nos perdamos / sin asiento, de paso; ¡mas recógenos / y con tus manos lleva nuestras almas / al silo de tu Padre, y alli aguarden / el día que haga pan del Universo, / yeldado por tu cuerpo, y alimente / con él sus últimas eternidades!

Los complejos del PSN (PSOE)

Después de haber afirmado solemnemente en campaña electoral que no pactaría con Bildu en ninguna de las instancias, el presidente López, derrotado ampliamente en las elecciones  municipales de Euskadi, decidió encontrarse con la coalición batasúnica, dentro de la ronda de partidos, no se sabe para qué: sí, para ciertos acuerdos parciales. Imitó a López, un día más tarde de la campaña, el candidato de los socialistas navarros, Jiménez, ampliamente derrotado también en las elecciones forales y municpales de Navarra, y decidió después lo mismo que su mentor. ¿Para qué? Para gloriarse seguramente de pluralismo, de apertura a todos los escenarios; para amenazar ahora, además, con que podría presentarse en el Parlamento de Navarra como candidato a la investidura de presidente y aceptar los votos de Bildu. Un ejemplo más, por si no había bastantes, de la falta de palabra, de la falta de decoro, de la falta de sentido común. ¿Cómo no va a desconfiar esa pobre ciudadanía, tantas veces engañada, de la palabras de los políticos? ¿Que es sólo un acto más de la comedia que precede a la mesa de negociaciones? No me negará nadie que es un acto zafio, burdo, indigno de un político serio. Dentro de cuatro años los votantes vivos se acordarán de este disparate, como se acordaron el pasado 22 de mayo de lo que sucedió en el verano de 2007. Ay, los complejos del PSN (PSOE). Definiéndose de izquierdas, sin saber qué es eso de verdad, frente a tres partidos independentistas vascos, y otro navarro que se llama federal, todos ellos autodefinidos como de izquierdas. Queriendo ser el paradigma del progresismo, sin saber tampoco qué puede ser eso, entre partidos que se llaman, esta vez todos, progresistas. Proclamándose en la campaña electoral más navarrista que nadie y no haciendo ahora ascos -infiel a lo dicho hce sólo quince días- a una coalición que tiene como fin principal la anexión de Navarra a Euskal Herria y la separación de España… No sabiendo contentarse tampoco con el hermoso nombre de socialdemócrata (no de socialista, término ya muy contaminado) y con una renovada programación de sus ideales. Y todo por no tener una personalidad propia, una definición de la que no avergonzarse, una política coherente, una lealtad elemental a la nación española, mentada en su nombre de pila. Sin tener que depender siempre de los viejos lugares comunes, de los paralizadores prejucios, de los complejos, que indican siempre inseguridad, miedo, impotencia y malestar. Hace más de treinta años algunos hicimos este triste diágnóstico en circunstancias favorables. Hace quince lo repetimos, en circunstancias muy dificiles, y nadie nos hizo caso. El partido ha ido de mal en peor desde 1989, cuando se ganaron las últimas elecciones (las europeas). Renuente a cualquier autocrítica justa, no pensando desde hace años sino en salvar los muebles de los pocos movilizados en las listas, cada vez más recortadas, después de cada elección, Navarra se merece, necesita, exige otros hombres, otros programas, otros modos…


Los cristianos perseguidos en Egipto

Fuera ya de los primeros focos mediáticos, Egipto sigue siendo un caos político. El Consejo de ministros es inexistente. El Consejo de las Fuerzas Armadas no garantiza la seguridad de nadie. Y todo se deja al futuro que no llega. Para entender el caos, es menester recordar que a la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, suscrita por la República de Egipto ya en 1948, se le añadió en los primeros tiempos de la dictadura encubierta de Hosni Mubarak la coletilla con la condición que no sean incompatibles con la Sharía. Es decir, que en Egipto, país con fuertes minorías religiosas, rige la ley islámica. Pasaron ya los primeros buenos y nuevos tiempos, en los que, al socaire de la revolución del 25 de enero de este año, se vieron juntos musulmanes y cristianos clamar en la plaza Tarhir de El Cairo contra el régimen, a una mujer velada alzando la cruz y la media luna en sus dos manos, o a grupos de musulmanes protegiendo un  templo cristiano: escenas que dieron la vuelta al mundo. Desde entonces los salafistas, inspirados en los wahabitas saudíes, enemigos de los sunnitas egipcios, a los que tienen por cercanos a los chiítas, campan por sus desafueros en muchas partes de Egipto, unidos a ciertos grupos extremosos de los Hermanos Musulmanes, único grupo organizado social y políticamente, y que espera su oportunidad en un próximo futuro.  Decenas de  asesinatos, incendios de iglesias, destrucciones de casas, expulsiones, ataques, secuestros de mujeres, agresiones múltiples, amenazas… todo lo está sufriendo una minoría cristiana copta, ortodoxa o católica, sin que nadie, ni de fuera ni de dentro, sea garantía alguna de protección y de defensa. Por eso son cada día más las voces que animan a los cristianos de toda condición a formar parte de los partidos liberales que van preparándose para la posdictadura de Mubarak. La Alianza de las Civilizaciones no tiene, por lo visto, tiempo para correr en ayuda de los perseguidos por la fe cristiana. Y la Unión Europea, salvo alguna voz suelta, como la de Sarkozy, bastante tiene, al parecer, con hacer las cuentas de Grecia, Portugal e Irlanda.

Ascensión del Señor

                 (Hch 1, 11)

 – ¿Qué hacéis ahí, plantados,
    mirando al cielo?
    Buscad a Dios, pasmados,
    mirando al suelo.

Las bolsas de pobreza

  – Las bolsas de pobreza son aquel conjunto de gentes que no tienen bolsa.

  – Ningún bebedor de te es ateísta.

 – Los mejores contables son aquéllos con los que se puede contar.

“La Trágica”, de Mahler

Confieso que, hacía tiempo, no había sentido tamaña impresión de una obrra y de  una orquesta sinfónica como la que sentí el otro día ante la sexta sinfonía de Gustava Mahler, interpretada por la orquesta filarmónica de la Scala de Milán, dirigida por el maestro Semyon Bychkov. Qué claridad sonora, qué ímpetu arrebatador, qué poder total de seducción. Sólo un intruso e indeseable apátrida  en todas partes, como bohemio, austríaco, hebreo, convertido después al catolicismo, firmemente convencido de que el mundo, nauseabundo e hipócrita, se deshacía en la corrupción,  seguro de la inmortalidad de su próspera existencia y privado de toda seguridad en la inmortalidad de su espíritu, podía escribir una obra de tal densidad artística y espiritual. Calificada por el propio autor de trágica, representa el pesimismo y la lucha desesperada del hombre con la muerte. Para ello, la poderosa orquesta, con los continuos juegos de la percusión múltiple: cencerros, campanas, platillo, xilófono, látigo, gong, martillo… Para ello la marcha enérgica y vehemente del primer movimiento; el pesado scherzo; el andante moderato, que hace de refugio campestre en el contexto trágico general, y sobre todo el final dramático: toda una marcha ciega del destino, que recoge todos los temas anteriores, todos los momentos felices y menos felices de una vida, que deja de latir en el pizzicato de la cuerda grave al termino de la sinfonía. Certero anuncio de todas las desdichas inmediatas en la vida del compositor más grande del siglo XX. Hacía tiempo que, salvo  mis predilectas  Pasión según San Mateo, de Bach, y La Creación, de Haydn, no había vivido una conmoción musical tan honda como ésta.

Diccionario biográfico de la RAH

Comienzo por decir que no conozco ni uno solo de los 25  volúmenes editados del nuevo Diccionario biográfico español, una de las obras magnas y singulares de la Real Academia de la Historia. Soy uno de los muchos biografiados en él y uno también de los muchos biógrafos que lo han redactado. Entiendo que a muchos les haya disgustado lo que dicen que dice   el biógrafo de Francisco Franco, pero me hace sonreir de pena el alboroto montado entre historiadores y políticos llamados progresistas, convocados y espoleados por los dos diarios cercanos al Gobierno y a su política de memoria histórica. Grave disgusto y escándalo para todos ellos el que alguien se atreva a escribir algo distinto de lo que escriben todos o muchos de ellos sobre los personajes históricos españoles del siglo XIX y XX, y no sólo de Franco.  Quienes estamos habituados a leer que comunistas, anarquistas y socialistas revolucionarios lucharon por la libertad y la democracia en España no no escandalizamos tanto porque alguien escriba que el dictador fue el fundador de un régimen autoritario y no totalitario. Algun peródico recuerda hoy que las descripciones dadas por  otro Diccionario de otra Academia, la de la Lengua, de comunismo y stalinismo son poco menos que movimientos culturales respetables, y nadie, ni de derecha ni de izquierda, ha pedido nunca medidas de cualquier clase contra la RAE. Si alguien hubiera escrito  en cualquier libro subvencionado con fondos públicos, que Carrillo o Ibárruri fueron autoritarios y no totalitarios, yo no lo hubiera aprobado, pero no hubiera pedido, la verdad, como ha hecho un político comunista catalán, la retirada de toda la edición, ni hubiera exigido, como ha pedido nada menos que la ministra de Cultura, que se cambie la redacción del artículo en cuestión. ¿Y éstos son los que defienden, a machamartillo y a todas horas, la libertad de expresión y la libertad de cátedra?

Berlusconi y Zapatero

Dos grandes derrotados. Se parecen poco, pero en algo, muy evidente, se parecen. El primero llegó en olor de multitudes, que llegaron a abominar a los partidos tradicionales y querían algo muy distinto: alguien apartidista, activo, nuevo, exitoso. El otro, todavía en la España muy partidizada, venía a ilusionar a una parte de España, que quería, además de derrotar al enemigo de siempre, algo nuevo y distinto, propio de las nuevas generaciones. Los dos han fracasado en su empeño. El italiano ha sido tan partidista o más, tan sectario, tan viejo y corrupto como lo que venía a derribar, o mucho más. El español ha terminado haciendo lo que nuca había pensado hacer, al menos en el terreno económico, que es lo que más influye, al decir de todos,  también en los electores de centro-izquierda. En ambos casos los dos líderes, un día deseados, han perdido la confianza de sus electores  en la capacidad de representarlos. Sus valores y sus relaciones sociales, de alto valor simbólico y afectivo, han quedado a la intemperie. Ya no tienen quién los tutele y defienda. Y andan buscando quién.