Archivo por meses: octubre 2010

Amor y dolor metafísicos

Releo a Unamuno sobre la vida, la persona, la bondad, el amor y el dolor. En su libro capital Del sentimiento trágico de la vida nos dice que el dolor es la sustancia de la vida y la  raíz de la personalidad, pues sólo sufriendo se es persona. El dolor primordial para don Miguel es el dolor, la congoja de querer ser eternos; esa hambre y sed de infinitud, de la que nos habla a cada paso, y que nos hace personas y no animales u objetos. Ese dolor que es pasión en nosotros mismos,  auto-compasión, a la vez que com-pasión con los otros más que de los otros. Unamuno habla de la mirada del prójimo que nos pide esa com-pasión y nos manifiesta la pertenencia del otro a una conciencia común que ansía la super-vivencia. Lo que nos anticipa la visión de un Emmanuel Levinas de nuestros días. Sin ese sufrimiento común, sería  imposible, según nuestro autor,  llegar a la conciencia de sí como personas y al verdadero amor del prójimo. Amor que es, en definitiva, voluntad de inmortalidad para nosotros mismos y los otros a través de todas las complejas venturas y desventuras del drama de nuestra vida.

Meditación de otoño

(A André Comte-Sponville)

He rellenado todas mis carencias,
en la leve plenitud de esta tarde.
He conseguido al fin
encontrar la cima del silencio
y enlazar el pasado y el futuro
en una intensa y gozosa eternidad.
He ahuyentado el temor con la esperanza.
Soy distinto del todo que es mi todo
y soy tan simple, que soy yo mismo.
Tan libre,
que se me ha revelado el absoluto.

Meditación de otoño

(A André Comte-Sponville)

He rellenado todas mis carencias,
en la leve plenitud de esta tarde.
He conseguido al fin
encontrar la cima del silencio
y enlazar el pasado y el futuro
en una intensa y gozosa eternidad.
He ahuyentado el temor con la esperanza.
Soy distinto del todo que es mi todo
y soy tan simple, que soy yo mismo.
Tan libre,
que se me ha revelado el absoluto.

Cambio de ministros

En todos los cambios de gobierno lo que más suele interesar es el cambio de gobernantes. Esta vez, empujado por la crisis económica, las encuestas, los barones autonómicos y la vieja guardia del partido, el presidente Rodríguez Zapatero, poco dado a  lógicas ideológicas en las que no cree, ha rectificado parcialmente, dejando intacta su nueva y obligada política económica, aunque nombrando ministro de Trabajo a un ugetista, y cambiando mucho más en la política propiamente dicha. Ha dejado a un lado sus antiguas ocurrencias -las llaman así ahora incluso los que las elogiaron antes- (Igualdad, Vivienda, Política exterior tercermundista…); ha colmado de poder, demasiado poder, al ministro del Interior y le ha dado la compañía de un zascandil vasco (tres ministros vascos y un catalán), un todoterreno, como ahora se dice, chico para todo, para todo lo que le manden. ¿Para sostener la alianza con el PNV durante este año y medio? Seguramente. ¿Para intentar el final de ETA por todos los medios, que tan bien conoce Rubalcaba, paradigma de la vieja guardia? Está por ver: algunos indicios apuntan a eso, aunque otros no. No creo que este hombre sea el sucesor: es demasiado frío, demasiado feo y lleva a sus espaldas, nos guste o no, el lejano pero dañino GAL. ¿Puede ser el hombre del futuro un hombre del pasado, de 1982? Podemos decir, pues, que el fin del cambio parcial es sobre todo, naturalmente, electoral, e intrapartidista. Si acierta, será el presidente quien gane y quien vuelva a presentarse. Y, si no, será el hoy todopoderoso Rubalcaba el perdedor, ya demasiado viejo para quejarse.

Cambio de ministros

En todos los cambios de gobierno lo que más suele interesar es el cambio de gobernantes. Esta vez, empujado por la crisis económica, las encuestas, los barones autonómicos y la vieja guardia del partido, el presidente Rodríguez Zapatero, poco dado a  lógicas ideológicas en las que no cree, ha rectificado parcialmente, dejando intacta su nueva y obligada política económica, aunque nombrando ministro de Trabajo a un ugetista, y cambiando mucho más en la política propiamente dicha. Ha dejado a un lado sus antiguas ocurrencias -las llaman así ahora incluso los que las elogiaron antes- (Igualdad, Vivienda, Política exterior tercermundista…); ha colmado de poder, demasiado poder, al ministro del Interior y le ha dado la compañía de un zascandil vasco (tres ministros vascos y un catalán), un todoterreno, como ahora se dice, chico para todo, para todo lo que le manden. ¿Para sostener la alianza con el PNV durante este año y medio? Seguramente. ¿Para intentar el final de ETA por todos los medios, que tan bien conoce Rubalcaba, paradigma de la vieja guardia? Está por ver: algunos indicios apuntan a eso, aunque otros no. No creo que este hombre sea el sucesor: es demasiado frío, demasiado feo y lleva a sus espaldas, nos guste o no, el lejano pero dañino GAL. ¿Puede ser el hombre del futuro un hombre del pasado, de 1982? Podemos decir, pues, que el fin del cambio parcial es sobre todo, naturalmente, electoral, e intrapartidista. Si acierta, será el presidente quien gane y quien vuelva a presentarse. Y, si no, será el hoy todopoderoso Rubalcaba el perdedor, ya demasiado viejo para quejarse.

Consenso sin principios éticos

Recordaba Antonio Elorza hace días en EP, discurriendo sobre el acuerdo ultra-presupuestario del presidente del Gobiernio de España con el PNV, aquel “famoso” prólogo de R. Zapatero a un libro de su amigo y ministro Jordi Sevilla, en el que identificaba las ideas lógicas con las ideológicas, que no  le van, por lo sostenía que el análisis ha de ser sustituido por una sucesión de actuaciones concretas según van surgiendo los problemas. Recordé, ad abundantiam, un párrafo mucho más famoso del papa Benedicto XVI en su discurso de Westminster Hall, el 17 del pasado septiembre, ante la flor y nata de la sociedad británica: Si los principios éticos que sostienen el proceso democrático no se rigen por nada más sólido que el consenso social, entonces este proceso se presenta evidentemente frágil. Aqui reside el verdadero desafío para la democracia.

Dialéctica política

Recogían anteayer todos los medios informativos las declaraciones de un Urkullu, vencedor en la lid presupuestaria, de que el Estatuto no es la estación de termino del peneuvismo, pero añadiendo a rengón seguido que no hay estación de término, dejando todo a la voluntad del pueblo vasco. Ingenioso ardid. En el reciente Alderdi Eguna, o Día del Partido, el presidente jeltzale,  volvía frente a sus leales a la capacidad de decidir su futuro, que tantos quebrantos le dio a Ibarretxe, pero la enmarcaba en un marco realista: Tenemos la capacidad de decidir y la vamos a ejercer, primando la actuación responsable según el estilo de política leal con Euskadi. Que es decir mucho y a la vez nada. Y ésta es la clave del éxito del PNV en su historia. Su fundador, Sabino Arana Goiri, pasó del carlismo generoso al independentismo extremoso y de éste a fundar la Liga de Vascos Españolista. Españolista, quería decir ya en tiempos de Sabino no independentista.Toda la vida de su fundador está a la vez en su partido centenario: el fuerismo (derechos históricos), herencia del carlismo; el independentismo, y el Estatuto de Guernica.  Españolistas los llaman a cada paso los actuales miembros del Polo Independentista, donde ahora anda agónicamente EA, su última escisión. Nunca mejor puede hablarse de dialéctica histórica como en este caso. De dialéctica, que destruye las aparentes contradicciones, superándolas y recreándolas a  cada paso. Y vuelta a empezar.

Entrevista a Otegi

Dejo para otro lugar el comentario largo a la entrevista a Otegi, aparecida en EP. No juzgo intenciones, que desconozco. Pero no puedo menos de hacer unas apostillas de urgencia. Entrevistar a un preso etarra –político, según él- ya es un privilegio que otros no tienen. Llamar de continuo Izquierda abertzale (sin siquiera traducirlo) a Bataluna-ETA es algo excesivo e injusto. No explicar en ningún momento qué significa medios pacíficos y democráticos en la jerga etarra es una grave irresponsabilidad. (Tampoco lo explican quienes escriben, aparte, artículos sobre la misma entrevista). Pasar de largo por la coherencia etarra entre terrorismo y diálogo y negociación significa no entender o no querer entender la médula ideológica de ETA-BAtasuna. No recalcar en momento alguno la absoluta falta de moralidad en todas las respuestas del militante batasuno, es otro signo inmoral.