Archivo por meses: marzo 2008
Tiempo de reflexión
Sábado de Pascua
La paz con vosotros
(Luc 24,36-49; Jn 20,19-29)
Siempre que se deja ver,
trae a los suyos la paz:
La paz (esté) con vosotros,
es su mensaje habitual.
Todos huyeron cobardes
y miedosos a la par.
Pedro le negó tres veces
y no dio la cara Juan.
Tristes les dejó la culpa
y agobiados de pesar.
Pero el Maestro les trae
todo un regalo pascual,
hecho de perdón y gracia
y de fuerza espiritual.
La paz que necesitaban
han vuelto en él a encontrar.
La paz que por Galilea
iba dejando al sanar
a enfermos y pecadores,
pobres de duro penar,
excluidos de por vida
del Templo y la sociedad.
Creían en las palabras
del profeta popular
y en sus prodigios de vida
que iban expulsando el mal
allí donde se encontrara,
fuera o dentro, aquí o allá.
Sus corazones se encienden
y se ponen a enseñar
lo que les dijo el Maestro,
y se atreven a curar
como él curaba, en el nombre
de Dios, su Padre leal.
LLevados por el Espíritu
comienzan a bautizar.
Uno tras otro, al martirio,
por el ancho mundo, van,
llevando la paz de Cristo
que han visto resucitar,
y asegurando que todos
también resucitarán.
Viernes de Pascua
(1 Co 1,22-25; 2 Co 5,19; 1 P 2,22-24)
Con Jesús ha hecho Dios por fin justicia:
no han triunfado el terror y la nequicia.
Y el reinado de Dios por fin inicia
su batalla final con la injusticia.
Jueves de Pascua
(Mc 16, 1-8)
Madrugada de Pascua
junto al sepulcro:
la muerte es el pasado,
Cristo el futuro.
Miércoles de Pascua
“Al tercer día”
(Os 6, 1-3; 1 Cor 15, 3-5)
Tercer día,
el decisivo.
El tiempo de la franquía:
la parusía
del Dios fuerte y compasivo.
El Dios que salva y libera,
el que revive a los muertos
yertos
sobre las sombras severas
de la inesperable espera.
Cierto es Dios como la aurora,
y activo
como la lluvia madrugadora.
¡Y Jesús, de la noche cautivo,
decididamente vivo!
Martes de Pascua
A Jesús diole Dios la razón:
y este es el sentido de la Resurrección.
(Mc 15,39; Hch 10,38; Jn 3,16-17)
Lunes de Pascua
Del sueño de la muerte
Dios le despertó
y del sheol sombrío
le levantó.
Dios puso en pie
a quien en Dios puso toda su fe.
Domingo de Resurreción
“Porque, si confiesas en tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo”
(Rom 10, 9. Lugares paralelos: Hch 2,32; 3,15; 4,10; 5,30; 10,41)
Dios resucitó a Jesús de entre los muertos.
De eso están absolutamente ciertos.
Sábado Santo
A Cristo muerto
Ya estás muerto y bien muerto. Estás inerte.
Ya están tranquilos los que te entregaron.
Piensan, felices, los que te mataron
que todo ha terminado con tu muerte.
Pero aquí estoy, Señor, para valerte,
tras los muchos millones que te amaron
y sus vidas, felices, dedicaron
a que el mundo pudiera conocerte.
Hoy como ayer los déspotas malditos
a los justos persiguen impasibles
y los clavan en cruces de terrores.
Yo te prometo, amor de los amores,
impedir con mis fuerzas disponibles
sus pasos, sus intrigas, sus delitos.