Sábado Santo

             A Cristo muerto

Ya estás muerto y bien muerto. Estás inerte.
Ya están tranquilos los que te entregaron.
Piensan, felices, los que te mataron
que todo ha terminado con tu muerte.

Pero aquí estoy, Señor, para valerte,
tras los muchos millones que te amaron
y sus vidas, felices, dedicaron
a que el mundo pudiera conocerte.

Hoy como ayer los déspotas malditos
a los justos persiguen impasibles
y los clavan en cruces de terrores.

Yo te prometo, amor de los amores,
impedir con mis fuerzas disponibles
sus pasos, sus intrigas, sus delitos.