“Al tercer día”
(Os 6, 1-3; 1 Cor 15, 3-5)
Tercer día,
el decisivo.
El tiempo de la franquía:
la parusía
del Dios fuerte y compasivo.
El Dios que salva y libera,
el que revive a los muertos
yertos
sobre las sombras severas
de la inesperable espera.
Cierto es Dios como la aurora,
y activo
como la lluvia madrugadora.
¡Y Jesús, de la noche cautivo,
decididamente vivo!