Archivo por meses: enero 2008

El consenso durante la Transición

En el ciclo, organizado por el ayuntamiento de la villa navarra de Monteagudo, me tocó el otro día hablar sobre la Transición española por excelencia, en Navarra y en España (1975-1982). Y hablé de cuatro consensos claves, y de alguna falta de consenso fundamental, que todavía estamos pagando. No todo fueron aciertos, a mi modo de ver, y nuestra ignorancia, ingenuidad, espíritu utópico y otros excesos o carencias nos jugaron algunas malas pasadas, pero, en general, fue el mejor período de nuestra historia, al menos en cuanto alcanzamos a conocerla. Eso, esencialmente, les dije. En el coloquio salieron a relucir dos temas obsesivos, propios de estas últimas semanas: la ley de memoria histórica y la educación para la ciudadanía. Creo, por lo que me dijeron, y sobre todo por lo que ví, que el numeroso y atentísimo auditorio, de todas las edades, estuvo muy mayoritariamente conforme con el contenido y con el espíritu del charlista, que habló con entusiasmo de lo que había vivido a pleno pulmón. Sigo pensando, y así lo expresé públicamente, que, considerados todos nosotros, uno a uno, la inmensa mayoría podríamos mantener, y aun mejorar, aquella positiva experiencia, claro que aplicada a un tiempo normal, no excepcional, de vida democrática, como es el de hoy, cultivando el consenso en temas capitales para toda nuestra Nación, incluso en tiempos electorales y preelectorales. Pero… llegan los más fanáticos y pillos de los políticos -los mayores responsables-, de los comentaristas, de los tertulianos, de los periodistas, de los mequetrefes, enredadores y granujas de toda laya, y el consenso, la educación, el sentido común y la sindéresis se hacen poco menos que imposibles. Así que tanto encrespamiento, por no decir la palabreja de crispación, es mayormente inducido. Algo de esto sucede por desgracia a día de hoy. Pero no es una ley física, ni un hado, ni una maldición.

Izquierda y derecha

Toda la presente legislatura y especialmente estos tiempos de precampaña electoral son una buena muestra de lo que quiero decir. Aparte el arte de la necesaria re-presentación pública, teatral, propagandista, excesiva casi siempre, hay algo más radical, creo, en esa necesidad compulsiva, en cada uno de los partidos, de referirse siempre, venga o no venga a cuento, al adversario principal, del que parece no pueden prescindir. De tal modo, que no hay programa ,declaración, comentario, mesa redonda, artículo periodístico, discurso o perorata, que no tenga como objetivo número uno el adversario, con frecuencia enemigo, político, en forma de alusión, apóstrofo, pregunta, respuesta, agresión, diatriba, insulto, mofa, y hasta injuria y calumnia. Y es que las llamadas izquierda y derecha, términos dieciochescos cada día menos significativos y certeros, significan en su origen partes complementarias del cuerpo humano, desde los ojos a los pies, sin las cuales no hay cuerpo ni vida humana completos y cabales. Ya Ortega habló con gracia de la hemiplejia política de quienes se contentan con ser izquierdistas o derechistas. Y no. Cada parte, por lo que se ve, requiere la otra, necesita la otra, de la que se ve privada por necesidades del guión político, e intenta volver al conjunto inicial. Son izquierdistas y derechistas privativos –muchas veces menos privados de su complemento, de lo que parece-, que sienten, ay, la nostalgia íntima del desgarro. O algo así.

Ciudadanía española

Gustavo Bueno, filósofo español, y ateo esencial, como él se define, dedica muchas páginas de su último libro La fe del ateo a la actual educación para la ciudadanía, a los programas y componentes ideológicos del Consejo de Europa, de la Unión Europea, del Gobierno español de Rodríguez Zapatero y a varios textos, de inspiración cristiana o laicista, que se estudian por ahí. En todos ellos, en unos más y en otros menos, Bueno encuentra, a falta siempre de parámetros, mucha metafísica, mucha abstracción, mucho idealismo subjetivo, mucha ética formalista y mucha ficción jurídico-política, lejanos siempre de la realidad y de los ciudadanos y hombres concretos y vivientes. Una de sus críticas alcanza también a la falta de referencia a la ciudadanía española, ya que la ciudadanía estuvo vinculada en el siglo XIX y comienzos del XX a la Nación. Pero, según el autor, el nacionalismo europeo y el nacionalismo fraccionario antiespañol han hecho que el Gobierno de España se haya olvidado nada menos que de la ciudadanía española: “El Ministerio de Educación del Gobierno “reinante” (porque él tiene la sanción real) es el responsable de que en los programas de Educación para la ciudadanía no figure ni una sola vez el concepto de ciudadanía española. Pero también son responsables los autores de los libros de texto -sean eclesiásticos, contratados por por órdenes religiosas y editoriales eclesiásticas, sean laicos, sean comunistas metafísicos- de Educación para la Ciudadanía, que han dejado de lado los derechos que tenían para interpretar esta disciplina desde la perspectiva de la ciudadanía española, prefiriendo asumir la perspectiva metafísica, o cosmopolita o europeísta“.

La rebelión de las hipérboles

Mi amigo, el joven poeta navarro Javier Asiain, que entró en el consejo de redacción de Río Arga en mi última etapa de director de la revista, me envía su último libro de poemas, un libro leve, donde leo versos como éstos, dedicados a Cervantes, bajo el título de esta bitácora:


Vivir en las hipérboles
para salvar la vida del naufragio
Mientras el arte añada sucesiones
Mientras la sangre impela hasta su centro
Como método de salvación en la hecatombre
Como último intento hacia la orilla
Lo que la realidad se ocupa de moldear
la alienación deforma
Es ésta la tranfiguración divina
El que tiene ojos para ver que vea
La rebelión está en las calles todavía
Productos manufacturados las conciencias
¿Guardamos la armadura en el armario
por el miedo a preferirla?

(…)

Los gigantes que nos llaman continúan agitados
El temor a girarnos hace ya mucho tiempo
que nos volvió ciegos
Ésa es la locura y no otra.

Llamen a mis buenos amigos:
el cura, el bachiller  Sansón Carrasco y maese Nicolás,
que quiero confesarme y hacer mi testamento.

Podrá acabarse el mundo
pero nunca la capacidad de asombro
Murió Cervantes
Permanecen los molinos

Qué objección de conciencia

La objección de conciencia en España forma parte del derecho fundamental a la libertad ideológica y religiosa reconocida enn el artículo 16 de nuestra Constitución, “directamente aplicable en materia de derechos fundamentales“, según antigua sentencia del Tribunal Constitucional. Cuando una norma jurídica contradice un derecho fundamental al que un ciudadano se siente ob-ligado, el ejercicio de la objección de conciencia cobra todo su sentido y eficacia. La objeción en este caso es, como su nombre lo proclama, de conciencia, por motivos éticos o religiosos, y no de confrontación ideológica o política. Muy serios moralistas católicos han llegado a la conclusión, en estos últimos meses, de que en el caso de la oposición de muchos padres a que sus hijos cursen Educación para la Ciudadanía, ni la implantación de dicha asignatura ni sus contenidos, según la regulación legal, contradicen derechos fundamentales de la persona ni sobrepasan tampoco los límites de un Estado democrático europeo. Al menos, en la teoría legislativa, antes de cualquier aplicación dolosa, que tiene su correspondiente curso de reclamación y de denuncia. Porque una cosa es que, según la ética de la convición personal, persigamos muchos un ideal en este delicado ámbito de la educación y formación de los niños y jóvenes, y otra que nuestra ética de la responsabilidad, también personal, nos recomiende y aconseje llegar a ese ideal desde las pocas o muchas posibilidades que puede ofrecernos una norma concreta, por muy decididos que estemos a hacer lo posible para cambiarla aprovechando los recursos que nos proporciona el mismo Estado democrático.

El “mitin” de Aznar en Pamplona

Yo, que, cuando he creido justo, no he ahorrado elogios a José María Aznar, muchos años antes de que fuera siquiera presidente de la Comunidad de Castilla y León, y también después, durante su presidencia del Gobierno de la Nación, lamento su intervención de anteaayer en Pamplona, más propia-impropia de un dirigente político en activo frente al habitual enemigo político penibético, a quien, en principio hay que darle caña. Qué triste ver a ex presidentes del Gobierno, como González y Aznar en estas sucias tareas. Admiro cada vez a Suarez y a Calvo Sotelo, lejanos de tales prácticas serviles. Además, ni aquel ciclo de conferencias, recogidas en libro, que ha acabado prologando y presentando don José María, fueron pensadas y organizadas para eso, ni la Sociedad -que bien muerta está-, inexistente durante cuatro años, se pensó y organizó con tanto esfuerzo y tanto entusiasmo para estas y otras tretas partidistas y preelectorales. Una decepción más, ya muy anunciada. Una nueva impostura. Una añadida pena.

Teatro joven

El estreno en Pamplona, con gran éxito de público, mayormente joven y entusiasta, de estas dos obras breves y de escenificación muy simple -en el ciclo Pequeñas Obras de nuevos autores– nos confirma que el teatro que cumple los requisitos del ingenio y del buen gusto sigue teniendo un público adicto, aunque sea minoritario. Café, sólo café, del jovencísimo Pablo Salaberri, actor al mismo tiempo, es un un juego ingenioso, y malicioso a la vez, entre dos parejas cruzadas e improvisadas en torno a unos enigmáticos crucigramas y a unos cafés en el café, que se abre, se desarrolla y cierra muy juguetonamente. Cuota líquida, del más maduro periodista y escritor Víctor Iriarte, es un hilarante juicio final en forma de declaración de renta por la red, donde todo está escrito –liber scriptus proferetur / in quo totum continetur / unde mundus judicetur-, de un típico trabajador navarro, con gravaciones y desgravaciones, cuentas y descuentos por deméritos y méritos morales, que mantienen al espectador en una constante carcajada.- La experiencia artística, patrocinada por la Universidad Pública de Navarra y el Ayuntamiento de Pamplona, es un gran acierto y un impulso notable a los jóvenes autores y jóvenes amantes del teatro   .

“Jesús: aproximación histórica”

Este libro, escrito por el teólogo guipuzcoano José Antonio Pagola, editado por la editorial madrileña PPC, y que ha tenido cuatro ediciones desde septiembre a noviembre del año pasado, es el libro que me gustaría regalar a todas las personas que conozco, creyentes o no. He leído muchas Vidas, Historias, y similares sobre Jesús de Nazaret, además de cientos de artículos, estudios teológicos, exegéticos, arqueológicos, etc., desde el libro del P. Vilariño, que leí de chico, hasta el recientísimo del papa Benedicto XVI, pasando por las obras inolvidables de Guardini, los dos tomos de profunda teología del jesuita frances Sesboué, o el no menos recio tratado teológico del teólogo alemán Walter Kasper. Y los recientes estudios históricos de Sanders, Vidal, Schlosser… No trato de compararlos, cosa por otra parte imposible. Ninguno me ha con-vencido ni con-movido tanto (empleo los verbos en el plural sentido que afecta al entendimiento, a la voluntad y al sentimiento), como éste, que me gustaría regalar a todas las personas que conozco.

Muerte en el recuerdo

                   Yo sé que existo
                   porque tú me imaginas.

                                 (Ángel González)
                 *
Yo sé que existes,
Ángel González,
porque Dios te imaginó
muy antes de los siglos por venir.
Eres alto, porque así lo creemos,
y limpio, porque siempre nos miraste
con ojos de poeta.
Tu poesía nos hizo inteligentes
y sencillos también
en tu humilde ternura bondadosa.
¿Por qué habremos de olvidarte?
Tu carne crecerá
más viva que nunca.

Economía solidaria

La mejor noticia de los diarios locales de hoy (ayer) ha sido la de que la economía solidaria crece en Navarra desde 2001 al ritmo de tres iniciativas al año, triplicando el ritmo de hace dos décadas. La Red de Economía Alternativa y Solidaria (REAS) agrupa hoy en nuestra Comunidad 40 entidades, entre ONGs y empresas, dando trabajo a 561 personas y 500 voluntarios, y atendiendo a 223.340 personas entre usuarias y clientes. La economía solidaria, como se sabe, propone un cambio de modelo económico e intenta que la rentabilidad sea el medio para mejorar la calidad de vida de las personas. Sus principios son la igualdad en las relaciones, empleo de calidad, compromiso con el medio ambiente, la cooperación y un carácter no lucrativo. Y proponen para el futuro el impulso del trabajo en red, el fortalecimiento de iniciativas económicas solidarias, la promoción del consumo responsable, el fomento de finanzas éticas y acciones de sensibilización de la ciudadanía. La mejor noticia de hoy.