Archivo por meses: diciembre 2007

Alto ecumenismo cultural

 En estos tiempos de intensa actividad ecuménica en todo el mundo, tan desconocida por los católicos españoles, y en esta Navidad, centro espiritual de todo genuino ecumenismo, leo la hermosa y alegre noticia de que la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas, del Instituto Católico de París, organizará a partir del próximo mes un curso, con diploma universitario, Religiones, laicidad, intrculturalidad, destinado a los cuadros directivos religiosos, culturales y asociativos en general, y mayormente a los imanes y capellanes musulmanes. Será una formación secular, no teológica. Historia de la modernidad, de los valores republicanos, de las instituciones y de la vida política francesa; derechos de las religiones, economía y gestión del culto, derechos humanos; apertura al mundo religioso e interculturalidad, etc. Muchos de sus alumnos procederán del Instituto de Teología de la Gran Mezquita de París, que ha participado en esta iniciativa. “Es una formación no religiosa –dice el presidente del Consejo Francés de Culto Musulmán, Dalia Boubakeur– y hemos querido aprovecharnos de la gran experiencia de la “Catho” de París, en el marco de una enseñanza laica“. Ojalá que, dentro de algún tiempo, experiencias similares, sólo que a la inversa, se trasplanten a centros universitarios musulmanes en Arabia, Persia, Pakistán, Indonesia y otros países de amplia mayoría islámica.                                                                  

La terrible discriminación de la mujer

    La Navidad es también la fiesta precristiana y cristiana de la continuidad y renovación de la humanidad, especialmente de la maternidad y de la mujer en general. El evangelio de Jesús es uno de los testimonios antiguos más resonantes en favor de la mujer, y no sólo de unas mujeres sencillas y pobres, como su misma madre, sino hasta de aquéllas más despreciadas, condenadas, expulsadas de la sociedad. A pesar de los enormes progresos que se han conseguido en estas últimos tiempos, las cifras que nos porporcionan ahora mismo las instituciones internacionales que trabajan en favor de la mujer son aterradoras. No son nada las discriminaciones, casi de lujo, que aborrecemos, y siempre con razón, en nuestros espacios europeos, comparadas con las discrimaciones más graves sufridas por las mujeres en casi en todas partes. Basten algunas. El 67% de los pobres en el mundo son mujeres. Ellas representan el 70% de adultos analfabetoss, el 80% de la población desnutrida y el 67% de la infancia no escolarizada. Aunque ellas alcanzan el 52% de quienes trabajan, sólo poseen el 1% de la tierra, el 2% del crédito agrícola y el 10% del dinero en propiedad. Una de cada tres mujeres sufre malos tratos o abusos sexuales y el 47% declara haber sifo forzada en su primera relación sexual. Si pensamos un poco en la fundamental influencia de la mujer en la vida total de la sociedad, y especialmente en los campos de la nutrición, educación y cultura de los niños, esas cifras se convierten en un pavoroso cuadro de inhumanidad y de barbarie.

Los nuevos inocentes

    Los Santos Inocentes son una referencia popular importante en la celebración de la Navidad. Se celebra en muchos sitios su fiesta y las inocentadas -yo he sufrido hoy una y he respondido con otra- han sido siempre un juego ingenuo y sencillo, que hoy ha decaido mucho. El midrash sobre el paralelismo entre la infancia de Jesús y Moisés, que el evangelio de Mateo recoge, nos ha dado a todos una larga vena de interpretación y de sentido, y no son pocos los villancicos, elegías y otros versos que yo he compuesto sobre la curiosa evocación bíblica aplicada a nuestro tiempo. (Por cierto, ¿cuándo se informarán un poco tantos predicadores y escritores sobre los géneros literarios del llamado Evangelio de la Infancia, para no lucir por ahí tanta ignorancia neotestamentaria en pleno siglo XXI?). Veo que este año varios periodistas y comentaristas toman pie en la conmemoración de hoy para lamentar de nuevo los recientes y espeluznantes casos de abortos ilegales en varias clínicas de exterminio, de Barcelona y de Madrid, y para denunciar la beata aprobación del aborto por la clase política progresista en general. Cien mil casos anuales en España son muchos y nos hace la sociedad europea con el mayor crecimiento de abortos a partir de unos de los índices de natalidad más bajos del mundo. De excepción, que lo es por ley, el aborto se ha convertido en costumbre, en práctica habitual, aprovechando el portillo de la salud psíquica de la madre, ante el visto bueno de una sociedad, no sé si mayoritaria, que hace años hizo suyo el dogma laico de que la mujer puede disponer libremente de su cuerpo. César Alonso de los Ríos recuerda la frase de Pasolini de que el aborto, el aborto en serie, es la otra cara del consumismo sexual: la muerte del niño en ciernes a cambio del disfrute personal.

Villancicos con el “Che” Guevara

    Me envía el amable editor y prologuista Gavin O´Toole el libro Che in Verse, una antología de 124 poemas y cantos, procedentes de 53 países de todo el mundo, en torno al célebre revolucionario cubano-argentino, recogidos ahora en un libro editado por aflame books en Wiltshire (Reino Unido), entre los que está mi villancico Nanas terribles con Che Guevara al fondo, traducido naturalmente al inglés. Hace unas semanas nada menos que un editorial de EP, el diario más leído de España y buque insignia del progresismo español, discurría sobre el “Che”, tenido por tantos como héroe mártir, cuando en realidad fue un asesino tenido por mártir, para lo cual el diario publicaba listas de personas ejecutadas a sangre fría por el guerrillero o mandadas ejecutar por él, sin juicio formal alguno. Aunque numerosos redactores del periódico hicieron público su desacuerdo con el editorial, la pica ya se había puesto en el Flandes del escándalo histórico-político-literario. Pues, sí, yo también fui uno de esos muchos que vieron en aquel hombre singular sólo la parte amable, casi evangélica, de su mensaje y de su actuación. Una especie de cruzado medieval o de caballero andante quijotesco, empeñado, a riesgo de su vida, en deshacer entuertos e injusticias y en defender huérfanos, viudas y doncellas. Estoy seguro que, si hubiera conocido esas listas de atrocidades, que ahora conozco, no hubiera escrito aquellos dos poemas, que fueron causa o concausa de una no edición de mis versos navideños y del posterior secuestro de un libro ya editado en la editorial palentina Rocamador, al cuidado del querido poeta J.M. Fernández Nieto. Pero eso no es lo más importante. Así éramos entonces: entre la ignorancia, el idealismo juvenil, la utopía cristiano-romántica y la ingenua buena voluntad desinteresada. Alguien añadirá tal vez alguna nota más negativa, que acaso nos merezcamos. Es Navidad y es buena ocasión para confesarlo.
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Entra muy dentro / de mi portal

    “El ángel les dijo: No temáis. pues os anuncio un
gran gozo, que lo será para todo el pueblo”.

                                                      (Luc 2, 10-11)

Tu madre te abrió las puertas
de su vientre virginal.

Entra muy dentro
de mi portal.

Y entraste hasta las entrañas
de este mundo
               tan cansado de esperar.

Entra muy dentro
de mi portal.

De mi corazón las puertas
te abro de par en par.


Entra muy dentro
de mi portal.

Mi corazón es oscuro,
es mezquino y desleal.

Entra muy dentro
de mi portal.

Entra en todas las posadas
que se te abren
             o entreabren al llamar.


Entra muy dentro
de mi portal.

Y llénanos de aquel gozo
que nos trajiste al entrar.


Entra muy dentro
de mi portal.

Y es Navidad

Eres ya de nuestro mundo

  Y es Navidad

Llegas a todas las cosas

  Y es Navidad

Has venido para todos

  Y es Navidad

Ya eres igual que nosotros

  Y es Navidad

Tus límites son los nuestros

  Y es Navidad

El amor es ya invencible

  Y es Navidad

Noche de Dios. La noche santa


Había en la misma comarca unos pastores que dormían

al raso  y vigilaban por turno
durante la noche su rebaño.
(…) El ángel les dijo:!No temáis, pues os anuncio una
gran alegría, que
l
o será para todo el pueblo: os ha nacido
hoy en
la ciudad de David un salvador que es
Cristo el Señor…”

                                                   (Luc 2, 8-11)   

Todo cambió
tras su llegada.
La noche oscura
fue noche clara.

Noche de Dios.
La noche santa.

Era la muerte.
Era la nada.
Se abrió la noche
llena de gracia.

Noche de Dios.
La noche santa.

Era el reinado
de la ignorancia.
Brilló en la noche
la estrella sabia.

Noche de Dios.
La noche santa.

Dios hecho tiempo.
Dios hecho trama.
Dios hecho espacio,
figura humana.

Noche de Dios.
La noche santa.

Niño indefenso,
niño sin nada.
Frágil en todo,
no ve ni habla.

Noche de Dios.
La noche santa
.

Dios encarnado
en cuerpo y alma.
Así nos quiere.
Así nos salva.

Noche de Dios.
La noche santa.


Esperanza de nuestra espera

       Villancico del 24 de diciembre

 “En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios
 y la Palabra era Dios. (…) La Palabra era la luz verdadera
 que ilumina a todo hombre y viene a este mundo.”

                                             
                                                                 (Jn 1, 1, 9)

Ven, Hijo del Cielo,
a nuestra Tierra.

Tú eres la esperanza
de nuestra espera
.

Vence con tu Luz
nuestras tinieblas.

Tú eres la esperanza
de nuestra espera.

Dinos tu Palabra
que nos libera.

Tú eres la esperanza
de nuestra espera.

Adviento. 7

    Allegro assai,
mis hermanos en la fe.
O, mejor, allegro moderato,
mientras dure
la actual presión del tiempo y del espacio.
Allegro ma non troppo,
que la Sorpresa es puro donativo
y no triunfo de nadie entre nosotros.
Alegría desnuda y siempre humilde
por dentro del dolor y de la duda,
por encima del instinto de la carne,
por encima del dominio de la muerte.
Nos ha tocado en suerte el milagro del adviento,
que es Dios venido cerca de nosotros,
en medio de nosotros,
en el íntimo fragor de nuestras vidas.

Adviento. 6

    Así también en la vida de los hombres.
La muerte ya no tiene la última palabra,
porque Dios entró,
como de puntillas,
en el tiempo y espacio de este mundo,
que sostiene y guía desde dentro.
Renovados, redimidos,
hechos cuerpos de Dios,
ya navegan seguros
rumbo a la eternidad ya comenzada.
Ya no es forzosa
la angustia ante el vacío que aniquila,
ni justa la tristeza,
ni cierto el miedo a la culpa inexpiable.
Ya no hay antes y después de lo eterno.
Ya no hay nada que pueda detener
el adviento creciente del Señor.