Adviento. 7

    Allegro assai,
mis hermanos en la fe.
O, mejor, allegro moderato,
mientras dure
la actual presión del tiempo y del espacio.
Allegro ma non troppo,
que la Sorpresa es puro donativo
y no triunfo de nadie entre nosotros.
Alegría desnuda y siempre humilde
por dentro del dolor y de la duda,
por encima del instinto de la carne,
por encima del dominio de la muerte.
Nos ha tocado en suerte el milagro del adviento,
que es Dios venido cerca de nosotros,
en medio de nosotros,
en el íntimo fragor de nuestras vidas.