Zilda Arns

A ciertos periódicos españoles les ha costado muchos días dar la noticia de la muerte, bajo los escombros de su residencia -no sería tan segura- del arzobispo de Puerto Príncipe, Joseph Serge Miot, de 63 años. Otros ni la han resaltado siquiera. Comprendo que en una situación horrenda como ésta, cualquier acento puesto en cualquiera parece discriminatorio y hasta injusto, cuando tantos son los muertos y desaparecidos, y cuando, entre los  edificios públicos, hasta el palacio presidencial y la catedral están derruidos. Entre las víctimas del terremoto, y ya célebres en todo el mundo antes que él, está la llamada madre del Brasil, la fundadora de la Pastoral de la Infancia. El presidente Lula, que acudió a su funeral en la ciudad natal de la fallecida, anunció que la propondrá para el Premio Nobel de la Paz post mortem: Cualquier brasileño que hoy cierre los ojos -dijo el mandatario- verá el rostro de la doctora Zilda. Ha sido una gran pérdida para Brasil y para el mundo. Una persona que ha dedicasdo su vida a cuidar a los necesitados y a practicar la solidaridad. Murió haciendo una de las cosas más sagradas qiue sabía hacer: visitar a las personas pobres. Hermana del cardenal arzobispo emérito de Sâo Paulo, la doctora Zilda Arns Neuman (Forquilhinha, 1934), de ascendencia alemana,  era médica de profesión,  especializada en salud pública. Su institución, compuesta sobre todo por mujeres expertas en acciones básicas de salud, nutrición, educación y ciudadanía, con métodos revolucionarios en algunos de estos campos, atiende en más de 40.000 comunidades, de 4.000 municipios del Brasil, a dos millones de niños y  a más de 100.000 embarazadas, pertenecientes a millón y medio de familias, y trabaja además en una veintena de países de América, Asia, África y Oceanía. Minutos antes de morir, junto con 16 sacerdotes que asistían a su curso, explicaba el fundamento de su inmensa tarea: Así como Jesús ordenó que mirasen si todos estaba saciados, tendríamos que que implantar un sistemas de infotrmación con algunos indicadores de fácil comprensión, incluso para líderes analfabetos (…) Sería la misión del Buen Pastor, que está atento a todas las ovejas, pero da prioridad a aquéllas que más lo necesitan.