Villancico

       La Natividad,
  
  de Hans Memling
 (Brujas, 1470-1472)

Desnudo de ropa y cielo
está el niño de María.
Desnudo de ropa y cielo
.

Sobre el manto que su madre
ha extendido sobre el suelo,
el niño se estira todo,
tan formal como un muñeco.
Dos angelicos alados,
pelirrojos los cabellos,
vestidos de rosa y verde,
se le arroban genuflexos.

Desnudo de ropa y cielo

Arrodillada, María
-crenchas de maíz el pelo-
con sus manos separadas
parece medir el cuerpo.
Y al mismo tiempo le adora,
los ojos bajos y quedos,
mientras la luz le incandesce
su vestido marfileño.

Desnudo de ropa y cielo

Anda José trajinando,
manto y vestido bermejos,
y cubierta la cabeza
con gorro marrón de fieltro.
Lleva en sus manos un cirio,
que, aunque es ya día en el pueblo,
al resplandor celestial
quiere añadir luz y fuego.

Desnudo de ropa y cielo

Desde el pitón del establo,
en un devastado templo,
la mula y el buey asoman
sus asustados testeros.
Todo es luminoso y limpio.
Todo silencioso y quieto.
Hay en el aire un olor
a lavanda y a romero.

Desnudo de ropa y cielo
está el niño de María.
Desnudo de ropa y cielo
.