El cielo navideño

Guardo, más que un recuerdo, una vivencia intensa, jubilosa y sobre todo agradecida, de las cuatro Navidades que pasé en centros hospitalarios, cuando mi grave enfermedad o cuidando enfermos de mi familia. Aquella conciencia lúcida de la realidad del ser humano, de su grandeza y  su finitud congénita; aquella austeridad en todo; la exigencia de interioridad frente a cualquier frivolidad externa; la alegría pura de un pequeño servicio desinteresado; el calor de la amistad y el amor genuino de personas que no buscan nada distinto de eso; la presencia constante de Dios, como Padre y Amigo… era un cielo navideño.- La misa de doce del 25 de diciembre en la catedral de Pamplona, rodeada a veces de nieve, o barridas las calles por el cierzo frío de san Cristóbal. A veces el sol pintaba las multicolores vidrieras de la catedral gótica restaurada. El clamor del profeta, las reflexiones teológicas del apóstol y del evangelista; algunas homilías libres de lugares comunes, aunque yo recordaba con nostalgia aquellas exaltantes piezas oratorias del magistral don Fermín Izurdiaga; los bellos cantos litúrgicos y los villancicos históricos o populares cantados por de la Capilla de la Catedral, dirigida por el maestro Sagaseta… Otro cielo navideño.-  Y el recuerdo-nostalgia de todas las Navidades de mi vida, lejanas y cercanas, con personas queridas, en el clarooscuro de lo mejor y más bello junto al mal que no cesa, que nos rodea y nos ronda, en permanente oposición y desafío (como Dickens escribió mejor que nadie en su Canción de Navidad). Y los villancicos viejos y nuevos, que cantábamos mi madre y yo cuando pasábamos la Navidad en tierras del sur de España. Y los villancicos de todos los países que oigo ahora en la Red, que expresan como pueden, la ternura, la compasión, el amor cercano y puro, la presencia de la Belleza infinita y humanísima de Dios, el derroche de su alegría, esa música de las esferas de las que hablan los clásicos, que sólo en ciertos momentos de la vida podemos oír, ahora próxima en el canto sencillo y  jubiloso del pueblo creyente… Otro cielo (Dios, viva presencia de Dios) de la Navidad…