Tras las elecciones

El partido popular ha ganado ampliamente las elecciones, sobre todo porque el partido socialista se ha descalabrado en casi todas las circunscripciones, excepto en Barcelona y en Sevilla, que ya es decir. Pero, como expresó en su primer y excelente discurso poselectoral el triunfador Mariano Rajoy, no es momento de muchas celebraciones con lo que tenemos encima. Tal vez el efecto más escandoloso de los resultados de ayer es la iniquidad de la injusta ley electoral, que premia sobreabundantemente a los partidos regionales y castiga a los minoritarios que se presentan en toda España. Vamos a ver si los dos partidos mayoritarios se atreven a cambiarla. Otro de los fenómenos que más llama la a tención ha sido el trasvase de votos socialistas no al PP, como en casi toda España, sino al soberanista CIU en Cataluña y al izquierdista independentista Amaiur en Euskadi. Claro: si ante todo en Cataluña, tras las campañas pro Estatuto y pro independencia, hay que ser catalanista, y en Euskadi ante todo hay que ser de izquierda, ¿qué mejor que votar, respectivamente, a los nacionalistas soberanistas en un sitio y a la izquierda, patriótica(abertzale) además, en otro?