“Tendríamos que haber gritado”

Me llega la biografía de Dietrich Bonhoefer, escrita, bajo esa rúbrica, por Christian Feldman. El compromiso cristiano de este joven teólogo, pastor luterano, muerto en un campo de concentración, y cuyas obras leí con entusiasmo en mi juventud, le llevó a su entrega por la liberación de los judíos alemanes y a la conspiración contra el régimen nazi. El título del libro lo dice todo. Pero pocos gritaron. Prefirieron ser -y vamos a respetar las duras palabras, por ser las de un profeta y un mártir- “ un pueblo de cerdos compuesto por bolcheviques de derechas“.