Soberanos

Si todos nos consideramos soberanos, la justicia proveniente de cualquier institución no tendrá derecho a llegarse a nuestras vidas. Como el presidente de la Comunidad Autónoma Vasca se olvida de que autonomía no quiere decir soberanía, debe de creer que las órdenes del Tribunal Supremo de España no pueden traspasar los muros del Parlamento Vasco, y, viéndolas venir, tampoco los de su mansión de Ajurianea. Pero, por mucho que toda sentencia sea en sí siempre discutible, aqui ni hay persecución a las instituciones vascas, ni se quiere acabar con la autonomía (¿o soberanía?) del Parlamento Vasco, ni el Estado rompe el pacto de convivencia de la Transición, como ha querido hacerles creer a  sus paisanos el presidente Ibarretxe, que es quien más pactos ha roto, de la Transición y posteriores, con su impresentable Plan y sus incontables bravatas. Luego ha venido el coro de independentistas, soberanistas y confederalistas a corear los habituales desafíos al enemigo número uno, que es España, entendida siempre como Estado español. Curiosa situación contradictoria la del PSE, al afirmar, por un lado, que los tres condenados debieron haber cumplido la orden del Tribunal Supremo de disolver el grupo parlamentario Sozialista Abertzaleak tras la ilegalización de Batasuna, y, por otro, lamentar la sentencia del alto tribunal, haciendo el juego a su doble juego de los últimos años, y al fiscal, representante del Gobierno socialista. Claro que, sin duda, esta sentencia puede animar al Gobierno Vasco a seguir su escalada de rebelión anticonstitucional, que le lleva hasta la amenaza de la consulta ilegal del próximo 25 de octubre, y que puede darle algunos votos en las próximas elecciones. Pero, tras cinco años de artimañas legalistas, de descalificaciones a jueces y políticos españoles, y hasta de intimidaciones, una absolución sin más de los tres miembros de la Mesa del Parlamento de Vitoria hubiera dejado por los suelos el principio de igualdad ante la ley, el principio de legalidad, la independencia del poder judicial y la tutela judicial efectiva. Y entonces sí la justicia hubiera sido una “verdadera comedia“, como la ha llamado el otrora caballero cabal Juan María Atutxa, ex presidente, ahora condenado, del Parlamento. De todos modos, por algo su propio partido, el PNV, subido hoy a la parra de la demagogia, le desalojó de las listas y de la posible presidencia para esta legislatura. Y por algo el vicepresidente Knörr,militante de EA, vive actualmente en Barcelona y no ha asistido siquiera a la vista del Tribunal en Madrid.