Pensando en los recortes -unos acertados y otros no-, siempre demasiado cortos en los haberes y deberes de los mismos políticos, y todavía mucho más cortos en los de la minoría más afortunada de España y de otros países europeos, me vienen a las manos aquellas palabras del político socialista español Indalecio Prieto, que vivió intensa y dramáticamente desde su adolescencia hasta su muerte las excelencias y las miserias de la política y de los políticos, que no son, según él, más que un simple juguete de fuerzas superiores. Las olas que les encumbran sobre el vulgo no las mueven ellos. Y a veces, esas mismas olas que los izan se encargan de hundirlos o estrellarlos.
