¿Respuesta política?

 

           Demasiadas veces, al pedir respuestas políticas a todo esto, se contrapone ese sintagma a la ley, la Constitución, las leyes, el Estatuto, la actuación de la justicia, las sentencias del Tribunal Constitucional… Como si todo esto no perteneciera al mundo de la política, que no se reduce, por cierto, a una nueva función legislativa y a promter lo que no se puede prometer o a corregir unilateralmente lo que un nacionalismo exasperado parece exigir. La respuesta política de algunos ingenuos y de muchos acomplejados suele consistir en ofrecer no sé qué bicocas (mayores inversiones, mayores exenciones, competencias exclusivas, denominaciones extravagantes…) para contentar a quien no quiere contentarse con nada de todo eso, o, a lo más, puede aceptarlo para debilitar más al enemigo o para avanzar en la dirección de la independencia. Recordemos que durante ios cuarenta años de  lucha contra ETA, nos dijeron mil veces que había que ceder, que había que pactar, que había que asentir  a lo que ETA pedía, o,en  nombre de los vascos, exigía el PNV. Ceder en este punto es un inmenso error, equivalente a la irresponsabilidad y a la rendición humillante. Habrá que seguir debatiendo, sí, críticos y autocríticos todos, no sólo el Gobierno y los partidos leales a la Constitución, debatiendo y mejorando todo lo posible, pero mirando a toda España y a toda Europa, y no sólo a la minoría rebelde y rebelada, desleal y capaz de todas las tretas por seguir cultivando los inveterados principios de la desigualdad y de la antisolidaridad. Como demuestra nuestra última historia.